El PRO de Concordia, opino sobre la legalización del aborto
Ante la inminente votación en la Cámara de Senadores del
proyecto de ley que busca legalizar el aborto en nuestro país, deseamos hacer
pública nuestra mirada al respecto, entendiendo que es de gran importancia
sumar voces en un momento tan crítico y que todo aporte que se realice en un marco de respeto enriquece y
fortalece al sistema democrático, expresa el comunicado enviado a 7Paginas.
Se trata de una problemática sumamente compleja y delicada
en la cual se ve implicada la vida de muchas personas y que por ello nos exige
un tratamiento sumamente cuidadoso y un posicionamiento claro. En efecto, es la
vida misma y el respeto del derecho a desarrollarla lo que está en juego en
esta votación y lo que en primer lugar deseamos remarcar.
No podemos estar de
acuerdo ni consentir con ninguna propuesta que no reconozca el valor supremo de
la vida humana por encima de cualquier otro valor o derecho, porque solo sobre
la base de ese reconocimiento se puede construir con justicia un sistema
auténtico de reconocimiento de derechos
humanos y una sociedad que pretenda la consolidación de la paz y del bien común
como sus metas principales.
Que la vida humana comienza en la concepción es un hecho
suficientemente probado por la ciencia, que ha demostrado que a partir de la
fecundación, es decir, la unión del óvulo y del espermatozoide, comienza a
existir un nuevo ser humano con un código genético único y distinto al de sus
progenitores.
Por otro lado, el reconocimiento y respeto de este hecho se
encuentra claramente resguardado en nuestra Constitución Nacional, que
incorporó el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención de los Derechos
del Niño con rango constitucional, y en el Código Civil y Comercial,
recientemente modificado, que afirma en su artículo 19 que la vida humana
comienza en la concepción.
No podemos, entonces, ignorar o rechazar sin más a
la ciencia y a nuestras leyes fundamentales en nombre de una supuesta
reivindicación de derechos, entendiendo además que resulta una profunda
contradicción pretender, como lo hace el artículo 1 del proyecto de ley que se
votará, que el aborto sea visto como un derecho, toda vez que el ejercicio de
ningún derecho puede avasallar el bien de otra persona ni mucho menos su propia
vida.
Lo que es peor, un derecho cuyo ejercicio se garantizaría restringiendo a
su mínima expresión la objeción de conciencia de los profesionales de la
medicina intervinientes e impidiendo la posibilidad de que esa posición sea
institucional, acarreando penas de prisión para los casos que queden fuera de
esos supuestos.
Reconocemos con preocupación la existencia y la gravedad de
la situación de las mujeres que, por diversas circunstancias, deciden o son
empujadas a abortar en la clandestinidad y que, por ello, ven peligrar su
propia vida. Es un problema que, sin dudas, reclama toda nuestra atención y
ocupación. Debemos cuestionarnos seriamente por qué hay tantas personas que
llegan a atravesar esta experiencia extrema y buscar respuestas de fondo.
Pero
estamos convencidos de que el camino para encontrar soluciones a este drama no
pasa por la legalización del aborto, sino que debemos concentrar todos nuestros
esfuerzos en lograr alternativas que resguarden y protejan las dos vidas: la de
la mujer embarazada y la de la persona por nacer. Para decirlo claramente:
estamos a favor de la vida y en contra del aborto en todas sus formas, sea este
clandestino o legal, porque en ambos casos el aborto se cobra, al menos, una
vida humana.
El gran desafío consiste en generar las condiciones sociales,
culturales y económicas para que el reconocimiento del valor supremo de la vida
se consolide y difunda cada vez más y sean cada vez menos las personas que
consideren el aborto como una alternativa por la cual se pueda optar. Creemos
que, de hecho, este reconocimiento ya se encuentra presente en gran parte del
pueblo argentino.
Por eso estamos convencidos de que, así como hemos conseguido
y estamos consiguiendo consolidar otros acuerdos y valores en nuestra sociedad,
somos capaces de lograr, no sin esfuerzo y compromisos profundos, que la vida sea
entendida y aceptada por todos como el mayor de los bienes a respetar y a
cuidar, en todas sus etapas y circunstancias.
Adhieren a este comunicado: Roberto D. Niez, Eduardo Caminal, Joaquín La
Madrid, Magdalena Reta, Nicolás Moulins, Pedro F. Merro, Felipe Sastre, Rosario
La Madrid
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