Tarifas o matriz energética, por Fabián Rogel
No quería dejar de
opinar, como cualquier argentino, máxime un hombre político, de lo que ha sido
el debate durante estos últimos días, y particularmente la última semana, sobre
lo que algunos han denominado las tarifas eléctricas o más bien la suba de las
tarifas eléctricas en el país. Todo lo que pueda decir, fue dicho, a partir del
2003 hasta el 2007 mientras fui Diputado Provincial y Presidente de la bancada
de la Unión Cívica Radical. Lo mismo ocurrió mientras fui Diputado de la Nación
desde el 2011 al 2015, expresa la nota enviada a 7Paginas.
En este sentido, y
está registrado en los libros de sesiones de la Cámara de Diputados de la
Provincia, advertí más de una vez al Gobierno Nacional, en ese entonces en
manos de Néstor Kirchner, a través de los Diputados peronistas de la Provincia,
que debían dejar de quejarse de lo que ellos
denominaban la herencia del 2001,
y que deberían aprovechar el llamado “veranito económico” que se vivía en el
país a partir de la asunción de Néstor Kirchner, fundamentalmente por la
diferencia de los precios internacionales de nuestra producción primaria, que no
se registraba desde hacía casi cien años en el país. En ese entonces, decía que
deberían aprovecharse esos tiempos, no sólo para incorporar a los miles de
hermanos nuestros que prácticamente habían quedado fuera del sistema con otro
gobierno peronista como el de Carlos Saúl Menem, sino que había que dedicarse a
modificar las estructuras de fondo que hacían a la matriz productiva del país.
Señalaba entonces, que
se abocaran a reconstituir el transporte de carga por ferrocarril que había
sido destruido por el gobierno de Menem; que no había posibilidad de tener
competitividad con un 23% de costo, en un país tan extenso, del traslado de la
producción primaria y de toda la producción. Que el país debía tener un sistema
financiero que alentara la producción, y no como ocurrió en los doce años del
kirchnerismo, donde los que más ganaron fueran los bancos.
Todo esto, si
fijábamos como objetivo que nuestra matriz productiva duplicara nuestra actual
producción, debíamos además que recomponer nuestra matriz energética desarticulada
en esos años 90.
Por supuesto, mi
pequeña voz como Legislador Provincial y Presidente del Bloque, no tenía
ninguna incidencia, ni nunca se tuvo en cuenta; pero los testimonios son los
que hacen a la vida política de un dirigente. Nada se hizo sobre estos temas
que señalo.
Durante diez años el
gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández convivieron con esa política
energética establecida por el gobierno menemista, hasta que advirtieron que el
presupuesto nacional se llevaba casi 12 mil millones por el déficits
energético.
Es allí donde tomaron
la decisión de estatizar el 51% de las acciones de YPF. Tuve el honor que el
bloque me designara como miembro informante de dicha estatización. Lo que
sostuve en esa oportunidad está en el libro de sesiones de la Cámara de
Diputado de la Nación, y en el Libro “Volver a Empezar “( Pasado, Presente y
Fututo de los Hidrocarburos en la República Argentina), de mi autoría. Las advertencias que hiciéramos en ese momento, junto con
Gustavo Calleja y Alejandro Olmos, tampoco fueron tenidas en cuenta.
La estatización sólo
se produjo del 51% de las acciones, no del 100%, y de una empresa que a diferencia de la empresa
que dejáramos funcionando en 1989 con Raúl Alfonsín, que, aunque deficitaria,
con problemas de inversión y endeudada como la había dejado el proceso militar,
era una empresa que se plantaba en el escenario energético manejando el 70 % de
la producción nacional. La empresa que esa noche estatizamos era una empresa
muchísimo más pequeña, y que solamente tenía una incidencia del 29% de la
comercialización del mercado de los hidrocarburos de la República Argentina.
¿Y esto por qué?
Porque Carlos Saúl Menem, además de privatizar sin tasación ni balance la
empresa más grande de Hispanoamérica, como era YPF, realizó otra modificación
sustancial: estableció una figura de la concesión de las áreas, cuestión que
desde el inicio de la producción de petróleo jamás se había realizado. Es
decir, se le otorgó por decreto a las empresas petroleras, áreas para que ellos
pudieran hacer lo que quisieran. Además de violentar la Ley de hidrocarburos
que tenía expresamente prohibido que una empresa tuviera más de cinco áreas. La
mayoría de las empresas tuvieron no menos de 15 áreas, llegando a tener
Panamerican Energy hasta 36 áreas, todas ellas otorgadas por decreto y sin
licitación, cuestión que expresamente prohibía la ley.
Es decir, para ser
contundente, durante los doce años del gobierno anterior, prácticamente se
mantuvo la matriz energética del menemismo, donde las áreas no fueron
recuperadas como única manera de capitalizar a una YPF descapitalizada.
¿Por qué hago este
recordatorio? Porque advierto que el debate, desde mi punto de vista, cuando se
hace sobre la base de la coyuntura y sobre un aumento de tarifas pierde
perspectiva y es mentiroso. El pueblo, que es el que está afectado con el
aumento de las tarifas debe tener la posibilidad de conocer la película
completa, y desde una posición, como en mi caso, de alguien que siempre sostuvo
esta posición en esta materia, tratando de mantener, con aciertos y con
errores, el pensamiento de quienes han anhelado para el país un modelo
energético al servicio de las grandes transformaciones.
El país, sus
dirigentes políticos, sus Diputados y Senadores, deben decirle al pueblo
argentino que están dispuestos a discutir la complejidad de una matriz
energética, donde el aumento de tarifa es la conclusión de una desatención de
varios años, donde las responsabilidades deben asumirse a la hora de un debate
honesto.
La Argentina, con
políticas coherentes, que gobierno tras gobierno más allá de su diferente
identidad política, supo lograr para el país el autoabastecimiento durante
muchos años.
Todos sabían que en
las políticas de tarifas, que se aplicaron en los 12 años del último gobierno,
no tenían justificativo ni desde el punto de vista económico ni social. Tener
una tarifa social, para los sectores más desprotegidos y de menores recursos es
una cosa, pero tener un desbalanceo tarifario donde los hombres del interior
pagábamos una tarifa, y Capital Federal y la provincia de Buenos Aires pagaba
tarifas que nadie en su sano juicio podía admitir que con esos montos se estaba
abonando el valor real del consumo energético, establecían una desigualdad
injustificada.
Párrafo aparte merece
la ausencia total de control de lo que hacían las empresas con los miles de
millones de pesos que recibían de subsidio del Estado Nacional, y que nunca se
controló un proceso de inversión al cual debían destinar parte del dinero de
los subsidios.
Si desde la oposición
se cree, que el actual gobierno solamente practica un sinceramiento tarifario a
rajatabla, en todo caso llama la atención de por qué el discurso que se escucha
por estas horas no plantea el debate de fondo. Mientras tanto, en nuestra provincia
se arman videos, desde el gobierno, tratando de echar la culpa de los aumentos
tarifarios al gobierno nacional, sin dar
ningún tipo de explicación de qué ha hecho el gobierno provincial para
modificar la matriz energética en esta provincia en lo que es de su competencia
y responsabilidad.
La posibilidad de incorporar plantas generadoras de energía
que insuman menor costo en la generación o la puesta en marcha de energías
renovables que vayan modificando los costos, no han sido ni siquiera
incorporado al discurso oficial.
Si hablamos de
tarifas, hablamos de coyuntura, y no le decimos al pueblo de donde vienen los
problemas, como si nadie tuviera responsabilidades, sólo nos dedicamos a una
conquista electoral de votos, pero más temprano que tarde el problema de fondo
deberá afrontarse al margen de toda especulación política menor.
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