A diez años de la Constitución Reformada, Por Jorge Pedro Busti
A diez años del acto de jura de la Constitución Reformada de
Entre Ríos, antes que nada quiero recordar a los convencionales constituyentes
que ya no están entre nosotros: Alba López, Luis Agustín Brasesco, Jorge Delfín
Salomón y Hermo Luis Pesuto. El aporte de cada uno de ellos fue de un valor
inestimable.
Me siento profundamente orgulloso de haber presidido dicha
Convención Constituyente, al punto de ser una de las labores que mayor
satisfacción me dio en mi trayectoria política. En la larga construcción
constitucional, trabajamos artesanalmente cada palabra, con honestidad
intelectual en cada planteo, con pasión democrática y mucho amor por la
entrerrianía.
En tiempos en que la clase política está tan distanciada y
priman las diferencias irreconciliables, vale destacar el trabajo llevado
adelante en ese 2008, en el que también existía conflictividad. No hubo
miserias, individualidades ni sectarismos. Sí hubo discusiones acaloradas por
verdades relativas. Puntos de vistas antagónicos que luego se volvían
coincidencias. La mayoría de los dictámenes salieron por unanimidad, palabra
que siempre se buscó y casi siempre se logró.
Ocho meses de trabajo pensando en el legado para aquellos
que nos sucedan, para nuestros hijos y nietos. Consagrando la democracia
participativa y sus instrumentos, iniciativa y consulta popular, acceso a la
información y revocatoria de mandatos. Es el pueblo entrerriano quien debe
tener la oportunidad de presentar iniciativas legislativas, decidir en asuntos
de interés general e, incluso, si así lo decide su voluntad, destituir a aquel
mandatario que no haya cumplido con sus deberes.
La Constitución también tuvo una característica que la hace
única. En el ahora lejano 22 de enero de 2008, hicimos una convocatoria a la
participación del pueblo a través de proyectos. La respuesta fue magnífica por
parte de los ciudadanos, asociaciones, instituciones y organizaciones sociales.
Se presentaron 162 iniciativas, todas escuchadas, estudiadas y la mayoría de
ellas, 110, tienen hoy rango constitucional. Es decir que esta Constitución
tiene la voz del pueblo entrerriano.
En muchos artículos se expresa un alto sentido humanista
para los adultos mayores, la juventud, los gurises y las mujeres. Asimismo se
incorporaron los llamados “derechos de tercera generación”, como el cuidado del
medio ambiente: en esta Constitución existe un derecho fundamental que
privilegia la prevención y la precaución de todos nuestros recursos. Es
necesario que defendamos nuestra tierra, nuestros montes y nuestros ríos.
Con el espíritu de los convencionales de 1933, reafirmamos
que la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos, siga en la órbita del
Estado provincial, dando seguridad a los pasivos entrerrianos. Y también quiero
destacar que se le dio rango constitucional al Consejo de la Magistratura.
Se dejó plasmado que la educación es el derecho humano
fundamental para una sociedad libre, igualitaria, justa, participativa y
culturalmente diversa. El Estado debe promover la obligación primordial e
indelegable de proveer a la educación común, como instrumento de movilidad
social ascendente; la erradicación del analfabetismo, el impartimiento de la
educación sexual para todos los niveles y el aseguramiento del acceso universal
a los bienes culturales.
Como oportunamente lo señaló hace poco Iván Pesuto, hace
falta mayor decisión por parte de los legisladores a la hora de impulsar la
reglamentación de los institutos que todavía esperan para mejorar la calidad de
vida de nuestra gente. Es una deuda pendiente que debe ser saldada con la mayor
celeridad posible.
También deseo resaltar que este proceso de construcción
democrática estuvo signado por cuatro palabras: diálogo, pluralismo, respeto y
consenso. Decía el gran Arturo Sampay que una Constitución no debe ser vista
como una mera regulación jurídica formal de los órganos del Estado, sino como
un esquema fundamental de cultura para las naciones; y así lo hicimos.
Hoy Entre Ríos tiene una constitución moderna y progresista,
que es síntesis de este tiempo pero que también piensa hacia el futuro.
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