2 de Diciembre: Día por la Abolición del Sistema Prostituyente
A 69 años de la sanción de la “Convención Internacional para
la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución
Ajena” (Naciones Unidas, 2/12/1949), se hace necesario más que nunca la lucha
por la abolición del sistema prostituyente.
Esta Convención establece que toda forma de explotación de
la prostitución ajena debe ser sancionada penalmente, sin importar el
consentimiento de la víctima del delito. Prohibe el establecimiento de
prostíbulos y la reglamentación de la prostitución, plantea la prevención de la
misma y de su consecuencia: la trata para la explotación sexual, así como la
protección de las víctimas y el control de las agencias de empleo. Se trata de
una Convención de Derechos Humanos claramente abolicionista, que ha sido
ratificada por nuestro país y se encuentra vigente, con una jerarquía superior
a la de las leyes, como sucede con todos los tratados internacionales.
En esta fase del patriarcado capitalista neoliberal, la
prostitución se ha convertido en un fenómeno masivo y en un negocio
internacional que produce enormes ganancias para los explotadores.
La explotación sexual de mujeres y niñas forma parte de los
procesos de acumulación del capital, sobre todo en países con pocos recursos y
grandes deudas externas, a los que el FMI y el Banco Mundial recomiendan
fomentar la “industria del ocio”, es decir el turismo sexual o explotación
sexual, como solución a sus problemas.
Cada año 4.000.000 de mujeres y niñas son incorporadas a la
prostitución en el mundo, se multiplican los prostíbulos bajo la protección e
incluso la asociación de policías, jueces, fiscales, funcionarios. Los
proxenetas, rufianes y tratantes, en su mayoría, quedan impunes.
Los varones prostituyentes consideran legítimo y natural
abusar, por un precio en dinero, de las personas prostituidas. Nada más
importante que su deseo.
Niñas y adolescentes son captadas por proxenetas con los
gestos del enamoramiento y el discurso de una prostitución empoderante, fácil y
rentable. Esos discursos y prácticas se ven avalados y alimentados por quienes
sostienen que la prostitución es un trabajo como cualquier otro y, además
elegido y placentero. La violencia se viste de glamour. La desigualdad social y
sexual, que funda la prostitución, se oculta tras las apelaciones a la libertad
y al consentimiento, conceptos estrellas del neoliberalismo, que ocultan la
opresión y la violencia. Se trata de la libertad para elegir la propia
explotación. No es otra cosa que la libertad de mercado, es decir, del mercado
prostituyente en el que las personas prostituidas son la materia prima y el
producto que se vende.
Mientras en las calles, en las esquinas, mujeres y travestis
prostituidas, son perseguidas por policías y fiscales por aplicación de los
Códigos contravencionales y de faltas.
Mientras en las calle y en los prostíbulos, las personas en
prostitución sufren todo tipo de violencias, de la policía, de los proxenetas,
de los prostituyentes. Su salud física y psíquica se ve gravemente afectada.
Mientras son desparecidas y secuestradas, mujeres y niñas
para ser prostituidas.
Por eso, las feministas abolicionistas, luchamos por:
- Cese de la criminalización de las personas en situación de
prostitución. Derogación de las normas de los Códigos contravencionales y de
faltas que las penalizan.
- Penalización efectiva a proxenetas y tratantes.
Cumplimiento de la Ley contra la trata de personas y delitos conexos.
- Presupuesto suficiente para la asistencia, reparación
económica y social y restitución de derechos a las víctimas de trata, conforme
lo dispone la ley.
- Políticas públicas que restituyan derechos a las víctimas
de prostitución y reparación social y económica a todas las personas que están
o han estado en esa situación.
- Reparación para todas las personas prostituidas que
sufrieron daños por la aplicación de los Códigos contravencionales y de faltas.
- Sanción social a los prostituyentes y señalamiento de su
responsabilidad en el sostenimiento del sistema prostituyente.
- Aparición con vida de Johana Ramallo y de todas las
mujeres y niñas desaparecidas por las redes de prostitución.
- Por la construcción de una sociedad de iguales, de
personas libres, donde la libertad, la moral y la ética no la determine el
mercado o los grupos conservadores, una sociedad diferente, donde quepamos sin
clasificaciones, sin géneros, sin opresión ni explotación, es decir sin
prostitución.
La prostitución y la trata violan los derechos humanos de
mujeres, niñas/os, travestis y trans.
Prostitución es desigualdad y violencia
Sin prostituyentes no hay prostitución
Sin prostitución no hay trata
Por un mundo sin explotación, sin opresión, sin sistema
prostituyente
Por el cumplimiento efectivo de la Convención Internacional
para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la
Prostitución Ajena (Naciones Unidas, 2/12/1949)
No hay comentarios.