Mauricio Macri cerró la cumbre del PRO en busca de ratificar su liderazgo
"El objetivo principal es la reelección del
Presidente", dijeron Marcos Peña y Rogelio Frigerio en el encuentro de
Parque Norte
No estaba prevista su presencia, que se definió por la
mañana. No participaba desde hacía años. Los encuentros partidarios, incluso,
lo aburren más de la cuenta. Llegó bajo un férreo operativo de seguridad a las
6 en punto de la tarde: se retiró 18 minutos después.
La aparición de Mauricio Macri en el final de la cumbre del
PRO de este lunes en Parque Norte sorprendió a un centenar de dirigentes, en
especial del interior, que suelen utilizar este tipo de eventos para acercarse
a las principales figuras partidarias. Pero más allá de la sorpresa, la
presencia del jefe de Estado tuvo un objetivo superior: motivar a la tropa,
atravesada por la crisis de la economía y las tensiones internas, y cortar con
las especulaciones en torno a la búsqueda de su reelección, que en los últimos
días empezó a ponerse en duda por un sector de la propia dirigencia y por buena
parte del círculo rojo.
"El objetivo principal es la reelección de Macri",
planteó sobre el final el ministro Rogelio Frigerio, uno de los oradores de la
tarde, que antecedió en el cierre a Marcos Peña y al jefe de Estado.
El jefe de Gabinete había hecho lo propio. "El eje de
la campaña es reelegir al Presidente. Esperamos que dejemos la vida desde acá
hasta el último día de la elección. Esta va a ser la última donde Mauricio
Macri va a ser candidato a un cargo electivo", subrayó Peña, según pudo
reconstruir este medio, insistente en blindar la candidatura presidencial.
Macri había participado el jueves pasado en la reunión de
gabinete de la Ciudad de Buenos Aires junto a Horacio Rodríguez Larreta, y esta
mañana en la de la provincia de Buenos Aires, en compañía de María Eugenia
Vidal, sindicada en silencio como el plan B de Cambiemos por un sector del
oficialismo por si la crisis de la economía llegara a herir de muerte el
objetivo reeleccionista del Presidente.
El mandatario participó del gabinete provincial, en el salón
de usos múltiples de la gobernación, horas después de que Peña, el funcionario
más influyente de su administración, diera por terminado su silencio mediático
del último semestre. Con un mensaje al corazón del macrismo bonaerense, el jefe
de ministros desactivó el plan de emergencia. Dijo que la gobernadora "inspira
para seguir dando la pelea en la provincia de Buenos Aires". Y que cumple
"su palabra" de no usar la Provincia "como un trampolín".
Para el PRO, los trascendidos no se generan solo
internamente. El círculo rojo, que tanto Macri como Peña desdeñan, hizo sus
méritos en estas últimas semanas, plagadas de malas noticias en el rubro
económico. "Es el mismo círculo rojo que en el 2015 pedía una alianza con
(Sergio) Massa. Mauricio y Marcos mueren con las botas puestas", analizaba
entrada la tarde un conspicuo integrante de la cúpula macrista.
A Macri no le hizo falta reforzar el mensaje en el breve
discurso que dio desde la tarima montada en el salón principal de Parque Norte,
después de que se emitiera el final del monólogo que dio en el Congreso, el 1
de marzo. "Cambiemos no se creó para ganar una elección", remarcó. Y
terminó su oratoria con un puño sobre la mesa.
Su sorpresiva presencia en el complejo lindante al
Aeroparque metropolitano -sede habitual de las cumbres macristas- frente a la
plana mayor del partido se dio además horas después de las elecciones
neuquinas, cuyo análisis sobrevoló el encuentro, y en medio de la feroz interna
cordobesa que enfrenta a dos sectores de la UCR y a la Casa Rosada.
La estrategia oficial está orientada a restarle dramatismo
al quiebre cordobés. Tiene lógica: la reelección de Juan Schiaretti con dos
listas vinculadas al oficialismo es casi un hecho. Lo reconoció el senador
Federico Pinedo.
En Neuquén, la Casa Rosada le había quitado desde hacía
semanas el apoyo al candidato oficial, Horacio "Pechi" Quiroga. No
había expectativas en torno a su performance: el intendente de la capital quedó
en un cómodo tercer lugar.
Por el contrario, el Gobierno buscó oxígeno en la derrota
del candidato K, Ramón Rioseco, segundo detrás de Omar Gutiérrez pero por mucha
más diferencia de la que se esperaba. El oficialismo trató de sacarle jugo a la
derrota del postulante de Cristina Kirchner y ocultar el significativo traspié
de Quiroga. Más allá de que el gobernador del Movimiento Popular Neuquino haya
trabado desde el inicio de la gestión una relación estrecha con la Casa Rosada:
en la previa de los comicios, Gutiérrez y Peña hablaron varias veces por
teléfono.
En lo formal, la asamblea y el consejo directivo nacional
del PRO giró en torno a cuestiones estatutarias, como la aprobación de un
"protocolo de actuación contra la violencia política hacia las
mujeres". "Hemos dado un paso muy importante como espacio
político", explicó Francisco Quintana. Silvia Lospennato aprovechó el
evento para "repudiar" el tuit de su colega Pablo Torello, en el que
trató de "incogibles" a las feministas.
También hubo lugar para un bloque dedicado a la situación en
Venezuela y las medidas tomadas por el gobierno nacional contra el régimen
chavista. Jorge Faurie, uno de los expositores, hizo reír a varios de los
asistentes: habló del "presidente Menem" cuando quiso referirse al
presidente Macri. Corrigió el error enseguida.
Tanto Rodríguez Larreta como Vidal trazaron algunos ejes de
campaña. Pidieron empatizar con los votantes. "Tenemos que sensibilizarnos
con quienes no la pasan bien", resaltó el jefe de Gobierno. "Nos
tiene que interpelar que muchos argentinos no lleguen a fin de mes. Si no
escuchamos lo que nos falta hacer, no vamos a ser escuchados sobre lo que
hicimos", planteó la gobernadora.
Ni ella ni Rodríguez Larreta pudieron quedarse a escuchar
las palabras de cierre de Peña y de Macri.
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