Del jardinero K al caballo de troya de Urribarri
En tiempos de mando de Sergio Urribarri, los fondos públicos
entrerrianos siempre estaban disponibles para los amigos. En el círculo íntimo
del dos veces Gobernador entrerriano estaba el uruguayense Sebastián Lorenzo,
artífice de gran parte de la presencia digital de Urribarri en tiempos de “la
patria tuitera” y otras prácticas propias de trolls y batallas digitales. Entre
los allegados, Lorenzo trajo a las filas del gobierno a Ricardo Barreiro,
famoso por su aparición como “el jardinero K”. La justicia lo condenó por falsificar
su Declaración Jurada, pero ahora logró que el caso sea revisado por el
Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos.
El funcionario uruguayense Sebastián Lorenzo, que siempre
operó en las sombras del poder con poca visibilidad pública, se creó un área de
gobierno a su medida durante el mandato de Urribarri: el Centro de
Experimentación de Industrias Culturales de Entre Ríos, CEICER. Allí nombró a
todos sus amigos, aún antes que estuviera claro para qué iba a servir la nueva
dependencia provincial. Entre los amigos, designó a Ricardo Barreiro, este
desaliñado referente del kirchnerismo que se hizo famoso como “el Jardinero K”
cuando el ciclo de Periodismo para Todos de Jorge Lanata lo bautizó de esa
forma por su tarea como encargado de la residencia de Néstor Kirchner en El
Calafate.
Si bien las tareas de jardinería no eran el costado más
fuerte de este peculiar personaje, sus vínculos con el poder eran evidentes.
Barreiro saltó a la fama por ser "embajador cultural" de Clorinda,
Formosa, y empresario en varios rubros en Santa Cruz e incluso en Tucumán. Por
eso Sebastián Lorenzo lo sumó a su hueste de operadores políticos, en aquel
entonces con el cargo de “Coordinador de Relaciones Institucionales” de su área
que llamativamente Barreiro aceptaba desempeñar ad honorem. Y poco tiempo más
tarde, el mismo Barreiro aparecía como contratista del Gobierno entrerriano,
con licitaciones adjudicadas a su nombre por el Ministro de Propaganda de
Urribarri, Pedro Báez. Asi como lee: funcionario y contratista al mismo tiempo.
Los negocios de Barreiro
Entre las actividades que se le conocen a este empresario
multifunción, Barreiro fue contratado en el Organismo Regulador del Sistema
Nacional de Aeropuertos (Orsna) en 2013. También se le atribuyen propiedades,
hoteles, restaurantes y compañías de transporte. Barreiro tiene además un
complejo de cabañas en El Calafate, una empresa de colectivos, la concesión de
una empresa de envíos y un restaurante ubicado en pleno centro de la ciudad.
Por otro lado, es propietario del hotel Altos de Amaicha, uno de los más
prestigiosos de la zona. Las sospechas sobre su rol de testaferro de los
Kirchner siempre estuvo omnipresente. Los hijos de Barreiro estuvieron al
servicio de la familia que ocupó la Presidencia de la Nación entre 2003 y 2015:
Pablo Barreiro fue el asistente personal de Cristina Kirchner; y Sebastián es
policía y trabajó en la custodia presidencial.
Cuando uno de los jóvenes talentos que secundaba a Sebastián
Lorenzo, Anibal Beorda, ayudó a inscribir a Barreiro como proveedor del Estado
entrerriano, ambos omitieron señalar que el Jardinero era funcionario. Hoy
Anibal Beorda fue “premiado” con la dirección del nefasto “Centro de
Capacitación Turística” (CECAT) en Concepción del Uruguay, la máscara del grupo
NeoGame para disfrazar sus negocios en el control del juego y las máquinas
tragamonedas. Beorda conduce el espacio que los uruguayenses han rebautizado
como “El Monumento a la corrupción”. Y en diciembre de 2012, a pocos meses de
ser nombrado funcionario, la empresa RP Transportes SA de Barreiro, le cobró al
Estado provincial $220.000 por un viaje de estudiantes secundarios de la
capital entrerriana a Tecnópolis. Por eso el Ministerio Público Fiscal denunció
a Barreiro por la omisión, y la justicia finalmente lo condenó en primera
instancia, confirmada por la Cámara de Apelaciones que condenó al Jardinero K a
un año y medio de prisión condicional y 3 años de inhabilitación para ejercer
cargos públicos por ser culpable del delito de falsificación de instrumento
público.
Los mismos de siempre
La trama muestra a los mismos protagonistas que se mueven
por diferentes lugares: Barreiro fue, además de mano derecha de los Kirchner,
una pieza clave en el vínculo entre Urribarri y Gildo Insfrán, el eterno
Gobernador de Formosa. Barreiro había sido designado “embajador cultural” y
entre sus acciones le tocó acercar aún más las relaciones con el grupo NeoGame
que hoy controla el juego en Entre Ríos y mantiene cadenas hoteleras y Casinos
muy poderosos en Formosa.
Insfrán y Urribarri comparten los vínculos con este grupo
empresario que ahora se presenta como SavourNet SA para montar su Centro de
Capacitación Turística, el caballo de Troya de Urribarri. También compartieron
la aventura de los empresarios de Senor y las cosechadoras “truchas” que
primero hicieron buenos negocios en Formosa y luego intentaron replicar la
maniobra en Entre Ríos. Y llega a las esferas más altas del poder el nexo del
exGobernador entrerriano con la estafa del fondo de inversión The Old Fund, que
se quedó con la ex firma Ciccone en la causa que investiga al ex Vicepresidente
Amado Boudou y el intermediario del Banco de Formosa, Martín Cortés.
Aunque parezca otra cosa, muchos de los nombres de estas
historias siguen activos y en puestos relevantes, especialmente en la provincia
de Entre Ríos donde la alianza política entre Bordet y Urribarri parece
garantizar, entre otras cosas, mantener intactos los negocios y protegidos del
exGobernador.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa
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