Elecciones en Córdoba: arrasó el peronismo y otro golpe al oficialismo
El gobernador Juan Schiaretti fue reelecto con casi el 58
por ciento de los votos. En segundo lugar, muy lejos, quedó Mario Negri, el
hombre impulsado por Mauricio Macri y acompañado en la campaña por Carrió. El
justicialismo también ganó la capital.
"La mayor diferencia de la historia desde la vuelta de
la democracia", celebró el gobernador Juan Schiaretti la paliza que el
peronismo le propinó en Córdoba a los candidatos de Cambiemos, al obtener más
del 57 por ciento ciento de los votos. Los dos postulantes radicales Mario
Negri y Ramón Mestre sumados apenas llegaban a la mitad de Schiaretti, lo que
volvía todavía más inexplicable la falta de acuerdo por la que terminaron yendo
separados. Semejante diferencia permitió también el triunfo de Martín Llayora
en la estratégica elección por la intendencia de la capital provincial, desde
hacía tiempo en manos de la oposición. El día a pleno sol, peronista, resultó
pintado para Schiaretti. Y si el gobernador esquivó darle un alcance nacional
--"no tiene nada que ver con las próximas elecciones", remarcó--, de
eso se encargó la militancia de la JP que copó el búnker: "Un minuto de
silencio... para Macri que está muerto", cantaron. El Presidente todavía
no tuvo ninguna victoria en las ocho elecciones que hubo este año.
En su mensaje, cerca de las 23, eufórico y emocionado al
recordar al fallecido José Manuel de la Sota, Schiaretti reivindicó su
pertenencia a un peronismo "federal, democrático y republicano".
Además consideró que "los cordobeses valoramos la moderación" y avisó
que "no queremos la grieta que a algunos les sirve para ganar las
elecciones. Pero hoy Córdoba demostró que a veces tampoco sirve para eso".
El gobernador reivindicó en su mensaje el rol del Estado, el equilibrio fiscal,
recordó su participación juvenil en el Cordobazo y dijo llevar en el corazón
"el recuerdo de los 30 mil compañeros desaparecidos".
El triunfo se daba por hecho desde el vamos. Schiaretti
arrancó la campaña como favorito y luego se vio beneficiado, sucesivamente, por
la decisión del kirchnerismo de bajar a su candidato Pablo Carro y por la
fractura opositora que terminó con Negri como el candidato bendecido por la
Casa Rosada y Mestre como el representante del sector del radicalismo que pugna
por llevar el partido hacia una nueva dirección. Lo que resultó inesperado
fueron los guarismos. En verdad, algunos encuestadores hablaban en los días
previos de más del 50 por ciento, pero había cierta incredulidad porque Córdoba
tiene historia de elecciones disputadas. José Manuel de la Sota y Schiaretti
ganaron en 2003 con el 51,8 por ciento, lo que fue inédito fue la diferencia
obtenida. El nivel de la victoria de ayer le permitió conseguir los dos tercios
de la legislatura unicameral y la amplia mayoría de las 243 intendencias en
disputa, las más importante obviamente la capitalina (ver recuadro).
En el festivo búnker instalado en el hotel Quorum, lejos del
centro de la ciudad, saludaron especialmente a las localidades del
"interior del interior", como las definió el joven vicegobernador
electo Manuel Calvo, que aportaron el grueso de los votos para el peronismo.
Repasaron los resultados de varias localidades en las que obtenían más de 60
--y en algún caso el 70-- por ciento de los votos. Una de esas comunas con más del 65 por ciento
fue Marcos Juárez, el lugar donde "nació" Cambiemos en unas elecciones
municipales de septiembre de 2014.
La gestión de Schiaretti está sostenida por la abundante
obra pública. Hasta desde la oposición admiten que se le cambió la cara la
capital, que los accesos fueron notoriamente mejorados y que hay obras en
marcha por toda la provincia. La contracara, le achacan, es el alto
endeudamiento que llevó adelante para ponerlas en marcha. Pero indudablemente
los cordobeses valoraron el plan de inversiones en un contexto nacional de
crisis.
Al ir a votar por la mañana, Schiaretti separó los tantos.
"Ni por asomo es una elección nacional, sino una elección provincial y
municipal", avisó. Ante las consultas, repitió tres o cuatro veces lo
mismo con diferentes palabras. "Es una elección provincial y los de afuera
son de palo", insistió, en referencia a las visitas de apoyo que habían
recibido sus adversarios. La intención fue capitalizar el 100 por ciento del
impactante triunfo y no regalarle ni siquiera una foto a nadie: se resolvió no
invitar al búnker ni siquiera a los referentes de Alternativa Federal. Ni
Sergio Massa, ni Roberto Lavagna, ni Juan Manuel Urtubey, ni Miguel Angel
Pichetto recibieron la invitación que esperaban aunque se mantuvieron en
contacto por teléfono y lo felicitaron apenas se conocieron las primeras cifras.
El espacio necesita de manera urgente alguien que funcione como ordenador y
Schiaretti, revalidado como el gobernador del peronismo con mayor cantidad de
votos, asoma como el indicado para la tarea. Así lo puso Pichetto en las redes
sociales: "el triunfo consolida a Schiaretti como el principal conductor
de Alternativa Federal".
También hubo un saludo de la conducción del PJ Nacional que
encabeza José Luis Gioja, que destacó el nuevo triunfo del peronismo unido como
ya ocurrió en las PASO de San Juan y Entre Ríos, y como esperan que se repita
el domingo que viene en La Pampa.
Desde la Casa Rosada difundieron el saludo que le transmitió
el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, lo mismo que su rival Negri, que
reconoció "el mensaje de las urnas". En tanto, Mestre habló de la
"difícil situación económica" que impactó en los comicios de ayer,
una manera de distribuir responsabilidades con la Casa Rosada donde intentaron
sin éxito que desistiera de postularse. Negri contó con el aval explícito del
Gobierno y recibió como refuerzos para la campaña a María Eugenia Vidal, a
Horacio Rodríguez Larreta y, especialmente, a Elisa Carrió, quien más presionó
para convertirlo en candidato. El objetivo de la Rosada fue asegurarle el
segundo puesto, algo que consiguió, pero con un resultado tan pobre que no daba
ni para premio consuelo: 17,6 para Negri y 11,1 para Mestre. Entre los dos
llegaban al 28,7 por ciento, 20 puntos por debajo de lo obtenido por Cambiemos
en las elecciones legislativas del año pasado y 25 menos que lo que sacó Macri
en la primera vuelta presidencial de 2015. Está claro que Córdoba, aquella
provincia que volcó la balanza a favor de Macri en el ballottage de hace cuatro
años, ya no es lo misma que entonces.
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