Los precios de los combustibles seguirán congelados hasta noviembre
El precio del barril de crudo aumentó más de 14% este lunes.
Pese a ello, el gobierno ratificó el congelamiento de los precios de los
combustibles
El Gobierno sigue manteniendo su decisión congelar el precio
de los combustibles hasta el 12 de noviembre. Este lunes el precio del barril
de petróleo aumentó más de 14% tras el impacto de los atentados con drones a
los pozos de crudo de Arabia Saudita, pero aún así el Ejecutivo ratificó que
mantendrá el congelamiento de las naftas decidido tras las PASO con el que
busca ponerle tope a la inflación, que este mes se encamina a superar el 6%.
A través de un decreto se dispuso mantener sin cambios estos
precios por 90 días, plazo que vence el 12 de noviembre. Al respecto, el
ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, declaró: “Lo que ocurrió hoy es muy
disruptivo ya que aumentó el crudo casi 10 dólares. Esto define el costo del
precio de las empresas. Quedamos en ver cuál es la evolución y a partir de ahí,
analizar si hay que tomar alguna decisión como se han tomado hasta ahora,
entendiendo que las medidas que hemos tomado no son las que queremos sino que
son consecuencias de los desequilibrios económicos que se sucedieron tras las
PASO”, dijo.
Que el congelamiento se mantenga no implica que todo seguirá
sin cambios. De hecho desde que se mandaron los combustibles al freezer el
Gobierno ya flexibilizó el acuerdo. Primero liberó los precios del segmento
mayorista y ahora estableció una compensación para aumentar, marginalmente, el
monto que reciben los productores por cada barril que venden en el mercado
local. Y también fijó compensaciones para las provincias petroleras.
Ayer se publicó en el Boletín Oficial la resolución 552 que
especifica que se mantendrá el barril de crudo congelado en US$59 -contra los
US$ 70 a los que cotiza en el mercado internacional- y que se llevará el tipo de
cambio que perciben los productores de US$ 45,19 a US$ 49,50, contra US$ 56,28
a los que cerró ayer el dólar mayorista.
Para llegar a esos US$ 49,50 el gobierno les transferirá $
102,7 por barril a las empresas y $ 13,93 a las provincias petroleras. Esto
tendrá un costo para la Nación de $ 1.550 millones. Pero como el diablo se
esconde en los detalles, la resolución sumó una condición que según las
petroleras y las provincias no formaba parte de las discusiones previas: para
percibir la compensación deben desistir de las demandas que iniciaron contra la
Nación a raíz del congelamiento.
Hasta ahora, las demandas fueron presentadas por las
provincias de Río Negro y Neuquén y por la petrolera Vista, la empresa de
Miguel Galuccio, ex YPF. Estos tres actores ratificaron ayer que seguirán
adelante con sus reclamos judiciales. “Vamos a rechazar el subsidio de manera
categórica”, dijeron desde Vista. “No solo está lejísimo de compensar el daño
que los productores estamos sufriendo, sino que tampoco sirve ante la brecha
que se abrió frente al precio internacional”. Y sostuvieron que el pedido de
desistir de las acciones legales “carece de todo fundamento jurídico”. También
los gobernadores de Neuquén, Omar Gutiérrez, y de Río Negro, Alberto
Weretilneck, confirmaron que rechazarán esta cláusula.
“Al viernes teníamos los precios en el surtidor 35% por
debajo de lo que cuesta producir el combustible. Con este salto nos vamos a más
de 40% abajo”, dijo a Clarín una de las petroleras que no demanda al Estado. La
incertidumbre se potencia cuando piensan en los que ocurrirá cuando se cumplan
los 90 días del acuerdo. “Hoy el litro de nafta está en US$ 0,8 cuando debería
valer US$ 1,2. Cuando descongelen estalla todo”, recalcaron.
Otros fueron más allá y remarcaron que con este esquema Vaca
Muerta es inviable. “Las inversiones están paralizadas. Ninguna empresa está
mirando Vaca Muerta para invertir en 2020”.
“Estoy de acuerdo con el congelamiento porque se hizo en un
momento en el que todas las variables se fueron de control. Dejar que la nafta
se fuera a $ 70 hubiera tenido un impacto extraordinario en la inflación. El
congelamiento es transitorio, es una medida de emergencia. Si el dólar se
mantiene en este valor no creo que se genere un gran problema el día 91”. Y
resaltó que “si Vaca Muerta es inviable en este contexto, entonces no
resistiría los precios de la década de 90, cuando el barril estaba entre US$ 10
y US$ 15 el barril. Esto quiere decir que Vaca Muerta no es la salvación, sino
una gran incógnita. El próximo gobierno tendría que volver a analizar la
viabilidad del proyecto”, dijo a Clarín Jorge Lapeña, ex secretario de Energía.
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