Macri lo hizo: hoy Concordia es tan pobre como en épocas de la Alianza
Columna de Opinión – Por Juan Domingo Gallo (Concejal electo
del Frente de Todos) Ya no hay dudas, el gobierno de Mauricio Macri incumplió
descaradamente su promesa de Pobreza Cero y llevó a millones de argentinos al
sufrimiento y la indigencia, logrando que ciudades como Concordia, Rosario o
Mar del Plata vuelvan a los abrumados indicadores sociales que tenían en épocas
del gobierno de Fernando de La Rúa.
Los índices de pobreza del INDEC están vinculados en forma
directa a los niveles de inflación y poder adquisitivo de las familias. Y deben
analizarse en contexto con la Tasa de Empleo. Ese es el dato más triste y
revelador de esta dolorosas estadísticas que vuelven a ubicar a nuestra ciudad
como ejemplo del daño que provocan las malas decisiones de un Gobierno Nacional
que privilegia la especulación financiera y los grandes negociados por encima
del bienestar de sus gobernados.
Tarifazos, aumento indiscriminado de los alimentos básicos e
inflación descontrolada dan como resultado que a más de la mitad de los
concordienses, aún trabajando (la Tasa de Desocupación en Concordia es
relativamente baja) no llega a fin de mes.
Ya lo advirtió el intendente Enrique Cresto días pasados,
luego de que Alberto Fernández designara a Concordia como ciudad elegida en
Entre Ríos para su proyecto de Capitales Alternativas en el proceso de
descentralización del Gobierno federal: “Las ciudades que Alberto propuso como
capitales alternativas para su propuesta “Democracia Federal” son ciudades que
en épocas de bonanza empujan el crecimiento del país, pero en épocas de crisis
son las que más hay que atender porque no dejan de caer”.
Durante estos cuatro años Concordia fue perdiendo en forma
progresiva recursos. Desfinanciamiento de CAFESG (lo que implica que el
Municipio debe afrontar obras que antes llevaba adelante este organismo),
eliminación de la coparticipación de los fondos de la soja, recorte de todos
los programas nacionales, etc.
Así como también un aumento considerable en la transferencia
de recursos de los sectores populares a las grandes empresas beneficiarias de
este modelo (tarifazos en el servicio eléctrico, tarifazos en la canasta
alimentaria). Es decir, tarifazos que representan dinero de los trabajadores y
la clase media que se va de la ciudad (al Gobierno Nacional y a las grandes
empresas de la economía concentrada).
En este marco, el esfuerzo del Municipio para sostener el
tejido social no sirve de nada sino cambian las políticas macroeconómicas. Los
programas de fortalecimiento de la salud primaria (Centros de Salud), de
contención educativa (CDI, programa Educando en Movimiento), de generación de
oportunidades (Escuela de Oficios, ampliación del Parque Industrial,
articulación con los sectores de la Producción, programas de empleo joven),
terminan siendo un esfuerzo que se diluye ante las políticas económica del gobierno
de Cambiemos que alientan la especulación financiera, la desindustrialización y
el cierre de comercios y PyMES.
Concordia sufre en carne propia el cierre de muchas empresas
y comercios con varias décadas de trayectoria, debido a la baja rentabilidad y
el aumento de costos. Lamentablemente, hoy estamos en una situación muy similar
a la del 2001, que en aquel momento fue el preludio del final del ciclo
neoliberal que hundió a la economía y destruyó al país.
Concordia (como gran parte del país) no cayó en un mayor
desasosiego popular porque hay una conducción política que fortaleció el
trabajo articulado con las organizaciones sociales y las instituciones para
sostener el tejido social y que los sectores más vulnerables conserven, aún en
esta situación, dignidad y derechos.
Es necesario cambiar en forma urgente este modelo de
especulación por uno que priorice la producción y el trabajo. Frenar la caída
en la pobreza (que se seguirá acentuando si sigue gobernando Macri). Establecer
un acuerdo de precios que permita a las familias acceder a la canasta básica de
alimentos y poner en marcha un andamiaje que permita a las familias
desendeudarse.
La posibilidad, en las próximas elecciones del 27 de
octubre, de un cambio real, responsable y profundo revive las esperanzas de
cientos, miles de personas que han hecho un gran esfuerzo durante estos años y
sólo han visto que su calidad de vida decae de mal en peor.
Macri pidió en su campaña electoral del 2015 que su gobierno
sea juzgado por la evolución de los indicadores de pobreza e inflación. En el
2019, la conclusión de la evaluación no admite prerrogativas. Macri lo hizo:
volvimos al 2001.
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