Concejales electos de Cambiemos le dicen a Gallo que los muchachos Peronistas se hagan cargo de la fábrica de pobres que hay en Concordia
“La Concordia de nuestros abuelos era una de las ciudades
con mayor desarrollo económico del país, y gracias a sus importantes conexiones
fluviales y terrestres -a través del Puerto y el Ferrocarril-, abastecía con
sus productos a la Argentina y el mundo”, expresa la misiva que los concejales electos
Luciano Dell'Olio y Felipe Sastre, enviaron a 7Paginas.
La "Capital Nacional del Citrus", reconocida por
sus exportaciones de fruta y por sus fábricas de jugo, se erigía como un modelo
a seguir, y supo además tener en sus mejores épocas una variada industria
local, que iba desde bodegas, frigoríficos y aceiteras hasta barracas,
aserraderos y curtiembres.
Quizas sea por eso que nos resulte curioso el artículo de opinión
publicado hace algunas horas por el concejal electo del PJ, Juan Domingo Gallo,
quien lejos de hacerse cargo de la responsabilidad que ha tenido el espacio que
representa en el proceso de decadencia que atraviesa nuestra ciudad desde hace
años, trata de echarle la culpa de la destrucción de la matriz productiva
concordiense al Presidente Macri.
Lo que es más lamentablemente aún es que en sus primeras
líneas se horrice por los datos de la última medición del INDEC cuando todos
bien sabemos que ahora se dice la verdad y, en base a ello se buscan soluciones
concretas. Algo, por cierto, bien distinto a lo que se hizo durante los 12 años
en que gobernó el kircherismo, cuando lo único que les interesaba a Moreno y
compañía era manipular los indicadores para sostener descaradamente que
"se comía con 6 pesos" y que "teníamos menos pobres que
Alemania".
Ahora bien, parece que Gallo se olvida que hace poco menos
de 4 años, en sus primeros discursos el Gobernador Bordet, quien dicho sea de
paso estuvo sentado en el "Sillón de Zorraquin" por 2 periodos, se
jactaba de decir que recibía una provincia “quebrada”, por parte del ex
Gobernador y hoy Diputado Provincial Sergio Urribarri, quien si bien no es
oriundo de la ciudad, la adoptó como suya hace ya mucho tiempo y bien conoce su
realidad.
Lo cierto es que el final de ese "festival" del
soñador entrerriano, que poco y nada se ocupó de la pobreza en Concordia, no
hubiera sido para nada feliz de no haber sido por los fondos recuperados
provenientes de la coparticipación federal y del compromiso fiscal que asumiera
el gobierno Nacional con las provincias, aún las más opositoras, que hoy pueden
tener las cuentas públicas ordenadas. Y nos tomamos el tiempo de hacer la
reseña porque los actores que hemos mencionado tuvieron, y tienen, gran
influencia en las decisiones políticas de nuestra ciudad.
En este estado, ya en concreto y analizando el caso en
cuestión, lo que vemos es que el justicialismo concordiense busca un chivo
expiatorio para justificar su inacción en lo que a la lucha contra la pobreza
estructural que tanto hace sufrir a los que menos tienen respecta. Y en ese
sentido, el Presidente de la Nación, que es el primer mandatario que más ha
hecho por las provincias y los municipios en mucho tiempo, pareceria el blanco
perfecto.
Solo que la única verdad es la realidad y la cosa no es tan
así después de todo, porque si bien existe un innegable aumento de la pobreza
medida en términos de ingreso, esto cambia rotundamente si se mide en términos
de acceso a servicios básicos (como agua potable y cloacas) y de mejora en la
calidad de vida de la gente, algo en lo que el Gobierno Nacional ha hecho
enormes avances. Pero aún si fuera el caso, el aumento de la pobreza en
Concordia es muy superior al de otros centros urbanos de la provincia, por caso
el Gran Paraná, a cuyos números nos remitimos.
Por eso, lo que nosotros creemos es que llegó el momento de
dejar de ver la paja en el ojo ajeno, y empezar a ver la viga en el propio.
Háganse cargo muchachos, la única fábrica que se radicó en Concordia en los
últimos años es una fábrica de pobres (y no queremos decir a quién le conviene
esto, pero al que le quepa el sayo que se lo ponga).
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