Rogel habló del futuro, la UCR y Cambiemos


El dirigente radical cree que el radicalismo debe encausarse en su doctrina histórica. Dio su punto de vista sobre cómo quedará el mapa político después del 27 de octubre. Qué tipo de perfil debería optar el centenario partido si le toca estar en la oposición.

Fabián Rogel dejó el cargo nacional que ocupaba en el gobierno nacional cuando encabezó la candidatura a senador por Paraná. En una entrevista con Página Política, el dirigente radical repasó los temas que cree que tienen que discutirse en el país y cuál debería ser, en su óptica, el devenir de la Unión Cívica Radical.

-Qué va a pasar con el radicalismo o que debería pasar en el futuro partidario?

-Como la especulación en política es lo que reina por estos días, tal vez este reportaje deberíamos hacerlo después de las elecciones. Pero estas expresiones quieren saltear e ir más allá de las elecciones del 27 de octubre. Si se confirma el resultado de las PASO, el radicalismo, o parte de Cambiemos, debería tomar una definición política importante y de fondo. Esto es más allá del resultado. Cuando se vota el pueblo se expresa y un partido que no escucha queda claro que sus dirigentes piensan más en sí mismo que en el conjunto. No podemos repetir – como se ha visto - que el pueblo es bueno cuando te vota y malo cuando no te vota. Todo tendería a que en el país, después del 27, se vaya consolidando una fuerza de centro progresista, que la va a intentar conducir el peronismo con muchos matices, para que entre otras cosas Cristina Kirchner y el conurbano no condicionen a (Alberto) Fernández y ése tener una base de sustento propio. La otra expresión, que a muchos sectores de poder le interesa, es que se consolide una fuerza de centro derecha que el PRO va a intentar conducir.

-¿En esa fuerza tiene que estar el radicalismo?

-Si el radicalismo quiere estar ahí, como mínimo, tiene que tratar de conducirla a esa fuerza. Integrar un frente de centroderecha, que no es naturalmente el lugar de la UCR, sería un error. Raúl Alfonsín adscribió y la UCR lo compartió y todavía somos parte de eso que es la socialdemocracia, por lo tanto eso hay que resolverlo. No podemos estar en esa contradicción y esquizofrenia muy dañina. Mucho menos si la conduce el PRO como lo ha hecho en los últimos cuatro años. En esto hay que mencionar las incapacidades propias de nuestro partido y sus dirigentes. La gran parte de las decisiones del gobierno las tomó con la sola comunicación al radicalismo. Esto no lo digo yo, sino que lo ha dicho (Alfredo) Cornejo, presidente del Comité Nacional, después de las derrotas en las PASO. Por eso, si vamos a integrar un espacio, que no es afín a lo que yo pienso, no podemos dejarlo a que lo conduzcan quienes lo hicieron en estos tres años. Creo que vamos a entrar en un espiral de no representación política que puede llegar a ser nuestro final.

-¿Qué sería lo más conveniente o probable: ¿reformular un frente electoral o continuar dentro de Cambiemos, pero cambiando las reglas de juego?

-En primer lugar hay que repasar los tres vectores por los que cualquier ciudadano se fija y vota a una fuerza política. El primero, es qué se quiere representar. Hace 20 años atrás uno veía a un radical y sabía que pensaba en materia de recursos naturales, de educación, en materia económica y la política internacional. Los grandes lineamientos del radicalismo se conocían. Hoy no está claro qué queremos representar. En segundo lugar ver qué sectores de la sociedad uno trata de representar con su discurso y pensamiento. Éramos un partido de clase media baja y una franja de clase media acomodada. Eso ha ido menguando. Y el otro apotema para la existencia de un partido es la vocación de poder. Yo observo que hace tiempo, desde la dirigencia nacional para abajo, el radicalismo se ha ido acostumbrando a ser el partido de la minoría. En diciembre se elige una nueva conducción. Se debería convocar a los dirigentes de mayor representación electoral y allí bosquejar un documento de autocrítica con vistas al futuro. Tenemos que decir por qué nos fue como nos fue y después someterlo a ese documento a una convocatoria amplia en todo el país. Habría que suspender momentáneamente nuestra integración en Cambiemos y repensar estos tres vectores. No puedo rediscutir Cambiemos cuando no sé qué quiere representar el radicalismo. No podemos seguir siendo opositores automáticos sin saber qué queremos. Eso nos puede llegar a consumir totalmente.

-¿Cuáles deberían ser los principales temas que se deben discutir en la Argentina, sea el gobierno de Cambiemos o desde la oposición?

-Yo voy a repetir las consignas por las cuales me hice radical. En primer lugar hay que mirar muy bien, si no nos toca ser gobierno, qué se va a hacer en materia de política internacional, que es la posición histórica de la UCR. La de mirar el mundo y ser parte de ese mundo, pero a partir de nuestras propias determinaciones. En materia de educación hay que volver a fortalecer la pública como pilar de un desarrollo sustentable que lo tuvo al radicalismo como hacedor, desde la ley 1420 con el guardapolvo blanco pasando por la reforma universitaria del 18 que permitió que los obreros llegaran a la universidad. Con un modelo agroexportador no vamos a ningún lugar. ¿Cuántos novillos debemos criar y cuantas toneladas necesitamos para obtener un chip? Si no volvemos a la política del desarrollo tecnológico y científico que nos impulsamos con Arturo Illia en el Conicet no habrá posibilidades de achicar la brecha tecnológica frente al mundo. Y lo otro es una política financiera al servicio de un modelo productivo. No puede ser que no hayamos discutido una reforma tributaria en la que paguen quienes más tienen. Cuando las cosas se pusieron graves en el país y el sistema financiero intentó quedarse con el trabajo de los argentinos, Hipólito Irigoyen cerró la caja de conversión. Cuando vino Rockefeller para poner un banco, Illia fue categórico sobre los intereses financieros de la Nación. Estos son los temas que tiene que definir la Unión Cívica Radical. Si hacemos una oposición con cuestiones solamente vinculadas a las posiciones éticas perdemos perspectiva de las cosas que hacen al bien de la Nación. Un gobernante debe tener conducta ética, ni hablar, pero la oposición no se puede dedicar nada más que a mirar estas cosas. El problema del país es político. Si hay modelo de Nación nadie se va a dedicar a robar, porque nadie se roba a sí mismo.

-¿Puede el radicalismo recuperar esta agenda dentro de Cambiemos?

-Respeto a quienes dicen que nuestro destino tiene que ser la continuidad en Cambiemos. Pero creo desde mi punto de vista, a la UCR no le sirve que sigamos en la alianza desde esta perspectiva, es decir sin doctrina. Nos vamos a ir diluyendo. Esto no lo digo desde una marginalidad. He ocupado todos los cargos en la vida partidaria y he tenido muchos cargos electivos. Pero además acompañe durante tres años y medio desde un cargo al actual gobierno. Estas afirmaciones no las digo desde el resentimiento.

-¿Elisa Carrió volvió a cargar contra Rogelio Frigerio, quien le endilgó “entregar” la elección a los gobernadores. Está de acuerdo con eso?

-Hay una lógica en la política que cuando uno no está en la campaña., no es el momento de hacer acusaciones personales. Macri se ha encargado de dar una respuesta, con la que coincido. No hay dudas de que fue una estrategia de campaña la que se llevó adelante en la que deben haber participado Marco Peña y (Jaime) Durán Barba. No se lo puede acusar a Frigerio de haberle entregado no sé qué cosa a los peronistas. Finalmente creo que una cosa es hacer algunas reflexiones para el futuro, más allá del resultado electoral y que involucra al futuro de mi partido, y otra cosa es hacer declaraciones destempladas que en el país ha restado muchísimos votos.
Fuente: Página Política

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