Una mamá de Federación donó un riñón a su pequeña hija
Gimena es una niña de la ciudad de Federacion que fue
diagnosticada a los 9 meses con una grave enfermedad. Con solo 3 años, fue
trasplantada de riñón y la donante fue su mamá, Andrea. Su caso es un ejemplo
de unión para seguir adelante.
Gimena es una niña que fue diagnosticada a los 9 meses con
un síndrome nefrótico denominado Esclerosis Mesangial difusa. "Es un
síndrome hereditario que se presenta en el primer año de vida con diferente
gravedad. La mayoría llega recién al trasplante a los cuatro o cinco años de
edad, pero ella a los nueve meses ya ingresó en diálisis", explicó la Dra.
Andrea Exeni, jefa del Servicio de Nefrología Infantil del Hospital
Universitario Austral de Buenos Aires, pudo saber Elonce.
"Saber que era compatible fue una felicidad inmensa
porque sabía que le iba a poder dar la nueva oportunidad de vida. Gime nos
enseñó que a los problemas hay que enfrentarlos. Ella es una gran luchadora, es
mi vida", relató su madre, quien, en 2012, cuando Gime tenía 3 años le
donó su riñón a su hija.
Según se informó desde el nosocomio bonaerense a Elonce,
cada niño tiene la mitad de la información genética del padre y la otra mitad
de la madre, pero, para poder donar, los grupos sanguíneos deben ser
compatibles y el donante tiene que ser evaluado para ver si efectivamente puede
hacerlo.
Unidos para seguir adelante
Gimena tuvo largas internaciones y varias complicaciones,
pero la familia Urruzola siempre se mantuvo unida. "Al principio fue un
impacto para todos, pero después fuimos tomando conciencia de lo que pasaba y
logramos estar unidos para sacar fuerzas de donde no había y salir
adelante", destacó Andrea. Esa unión familiar se ve al pasar tiempo con
los Urruzola, alegres y compañeros, que saben que en el Hospital ya encontraron
su segundo hogar, se indicó a este medio.
Las licenciadas Cecilia Maucci y Belén Mata, profesionales
del Servicio de Salud Mental Infanto Juvenil, explicaron que "el
diagnóstico de una enfermedad crónica produce una ruptura en la vida cotidiana
y las rutinas de una familia. El centro de atención pasa a ser el cuidado del
niño enfermo". El impacto de la enfermedad en la familia dependerá de
diversos factores: etapa del ciclo vital, flexibilidad o rigidez de los roles
familiares, comunicación familiar, nivel socio económico, cultura familiar y la
capacidad que se manifieste ante la resolución de los conflictos, donde cada
vivencia es única y singular. Incluso, en los contextos de trasplante donde uno
de los padres es el donante, las especialistas detallaron que los niños suelen
manifestar temor por la salud del progenitor y angustia por tener que separase
por unos días. "En un momento de tanta vulnerabilidad, deviene esencial la
presencia del otro progenitor que será el cuidador principal del niño los
primeros días posteriores al trasplante, brindando esta situación, en ciertos
casos, una oportunidad para nuevas formas de vincularse entre los miembros de
la familia", agregaron.
Gimena es de Federación. Vive con su mamá, su papá Germán y
su hermano Mateo. "Conoce todo lo que pasó. Desde chiquita sabe de su
trasplante, que la mamá le donó y a medida que va creciendo hace nuevas
preguntas y se le explica para que entienda", destacó Andrea. Y agregó: "Incluso
les cuenta a sus compañeros en la escuela de sus tratamientos o controles. Para
ella es algo natural. Disfruta las cosas simples de la vida, quiere jugar,
estar con sus amiguitos, primos. Hacer cosas de niños".
La Dra. Exeni expresó: "Es importante no quedar
atrapado en la enfermedad. Si hay uno que trabaja de enfermo crónico y el otro
de madre o padre de enfermo crónico es muy difícil salir. Ellos lo superaron
muy bien, y lograron entregarse al equipo, confiar y seguir con la vida".
Andrea y Gimena fueron pacientes de alta complejidad en el
Hospital, pero lograron superar los momentos de angustia y se ganaron el
corazón de todos los que trabajan en el área de Pediatría. De acuerdo a lo
comunicado desde el hospital bonaerense a Elonce, su reencuentro luego del
trasplante sigue guardado en la retina de todos, cuando madre e hija se
fundieron en un abrazo sabiendo que dejaban atrás una etapa de sus vidas para
comenzar otra.
Las especialistas Maucci y Mata explicaron que "tener
un hijo con una enfermedad crónica puede ser una situación estresante pero que
se convierta o no en traumático va a depender de cómo se procese dicha
situación". Además, agregaron: "En los casos de trasplantes, luego de
esa etapa, aparece la idea de volver a la vida, es decir, volver a pensar en la
posibilidad de estudiar, trabajar en el caso de los padres, armar nuevos
proyectos, tener hijos".
Después del trasplante, Gimena tuvo siempre la exigencia de
volver para continuar los tratamientos. Cada dos meses, debe viajar hasta
Buenos Aires para realizarse los controles. La familia Urruzola pudo continuar
con su vida, Andrea logró volver a trabajar y, tiempo después, nació Mateo,
contaron desde el nosocomio a Elonce.
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