El presupuesto provincial muestra asignaturas pendientes (Parte II), Por José Antonio Artusi
En la primera parte de este artículo sosteníamos que
"el proyecto de ley de presupuesto del ejercicio 2020 de la Provincia de
Entre Ríos muestra a las claras dos cuestiones centrales, vinculadas entre sí,
que deberemos abordar en el corto plazo si queremos sacarla de la situación de
estancamiento en la que se encuentra desde hace algunos años, para encaminarla
por la senda del crecimiento y el desarrollo.
Me refiero a dos tareas estratégicas que configuran
verdaderas asignaturas pendientes que no debemos dilatar, una reforma
tributaria (cómo recaudamos); y una reforma del Estado (cómo gastamos).
Mientras no lo hagamos, no podremos pedirle magia a los
encargados de confeccionar el proyecto de presupuesto cada año."
En esa primera parte nos referimos a la necesidad de la
reforma tributaria: vayamos ahora a la cuestión de la reforma del Estado.
Partimos de una hipótesis, que puede corroborarse mirando el
proyecto de presupuesto 2020, pero sobre todo las ejecuciones presupuestarias
de años anteriores, así como otros indicadores estadísticos: el Estado
entrerriano gasta mal, de manera ineficiente, no destina lo suficiente a
inversiones que alienten el desarrollo y presta servicios básicos cada vez más
deficitarios, que ocasionan sobrecostos a las familias y a las empresas,
disminuyendo de esta manera el poder adquisitivo real de los entrerrianos y
afectando la competitividad de nuestras sectores productivos.
El 15 de enero, el diario porteño, Ambito Financiero,
haciéndose eco de un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal,
señalaba que “a pesar de las fuertes limitaciones que tuvo en 2018 la mayoría
de las provincias para sostener la obra pública con fondos propios, cinco
distritos lograron destinar un importante volumen de recursos destinados a
bienes de capital".
El mencionado estudio brinda un ranking, elaborado con la
incidencia de los gastos de capital (donde figura la obra pública y otras
inversiones en maquinaria y equipamiento) al tercer trimestre de 2018.
Al tope de ese ranking aparece la provincia de San Juan, con
27,3% de sus gastos destinados a gastos de capital. Entre Ríos se encuentra en
el último lugar, con sólo 5,5%. Sin embargo, si se observa y analiza la
ejecución presupuestaria al 31 de diciembre de 2018 la situación es aún peor,
pues la incidencia de los gastos de capital en los gastos totales se redujo al
4,84% .
Y estas cifras forman parte de una tendencia preocupante,
que muestra una reducción constante de la incidencia del rubro construcciones y
del rubro maquinaria y equipos en el total de gastos, tendencia que se
profundiza aún más si analizamos la ejecución al tercer trimestre de 2019. Esta
tendencia va unida a la sistemática subejecución de estas partidas, vale decir
que se termina ejecutando muchísimo menos de lo que se establece cuando se
aprueba la ley de presupuesto.
En maquinaria y equipos la incidencia de esta partida en el
total de gastos viene reduciéndose sistemáticamente desde 2015. A su vez,
considerando la crónica subejecución de esta partida, proyectando los
resultados de los primeros 3 trimestres, a este ritmo se llegaría a ejecutar
sólo un 37% de lo presupuestado.
En construcciones la incidencia de esta partida en el total
de gastos, al igual que la anterior, viene disminuyendo desde 2015,
representando en la proyección de este año poco más de la mitad del porcentaje
del 2015.
Proyectando la ejecución al 30/9/2019, a este ritmo se
llegaría a ejecutar sólo un 42,80% del total presupuestado.
Con esta constante tendencia a la subejecución de los gastos
de capital, casi que pierde sentido analizar las previsiones para el 2020, pero
alcanza con señalar que la partida prevista para el año que viene será menor en
términos reales a la prevista para este año, que obviamente no se ejecutará ni
siquiera en un 50%.
La contracara de este descenso en la incidencia de los
gastos de capital - de 9,31% en 2015 a 4.20% en 2019 - es obviamente el aumento
de la participación de los gastos corrientes que representaban el 90,69% en
2015 y llegan al 95,87% este año.
En definitiva, una provincia que no recibe suficientes
inversiones privadas ni públicas, que lleva a que calificarla como “estancada”
ya parezca insuficiente.
Pero, por otro lado, ese aumento de la incidencia de los
gastos corrientes (personal, funcionamiento, etc.) tampoco ha redundado en una
mejora evidente de los servicios básicos que debe prestar el Estado. Por el
contrario, aunque los fríos números del Presupuesto no lo muestran con tanta
claridad por sí solos, es evidente que tenemos servicios de educación, salud,
seguridad, vivienda, saneamiento, etc., cada vez más deficitarios, lo que lleva
a buena parte de nuestra sociedad a buscar en el sector privado las respuestas
que debería dar en muchos casos el Estado.
En este sentido, parecen pertinentes las siguientes
reflexiones de Martín Lousteau:
"Hoy el Estado nacional tiene tres veces más plata
ajustada por inflación por cada uno de nosotros que un cuarto de siglo atrás!
Con el triple de recursos por habitante deberíamos estar recibiendo tres veces
más seguridad, salud, educación, justicia, infraestructura y jubilaciones que
hace 25 años... El crecimiento de los recursos no sólo se dió en el Estado
nacional, sino también en las provincias y en los municipios... Pero no termina
allí. Como la educación ya no tiene el estandar que pretendemos, el que tiene
la posibilidad manda a sus hijos a un colegio privado. Como el hospital público
ha caído mucho en sus servicios, si tenés empleo en blanco pagás y usás una
obra social o prepaga... Frente al incremento de la inseguridad también
compramos protección privada... Pero no le mandás esa factura al Estado".
Observemos que el senador electo por la Ciudad de Buenos
Aires menciona cuestiones que son todas de competencia provincial.
Es verdad que se ha hecho en los últimos 4 años un notable
esfuerzo por modernizar el Estado nacional, en materia de reducción y profesionalización
de personal, Gobierno abierto, digitalización y conectividad: y podemos ver
esfuerzos similares en muchos municipios, pero no lo observamos en la
administración provincial. Es verdad también que sigue siendo necesaria una
profunda reforma tributaria a nivel nacional, que podría estar articulada con
la provincial, tal como han propuesto algunos legisladores nacionales como
Eduardo Conesa en su momento.
Queda claro que se trata no tanto de recaudar y gastar más,
sino de recaudar y gastar mejor.
Tenemos, en definitiva, uniendo las dos asignaturas
pendientes que hemos comentado, un Estado que asfixia a los entrerrianos con
impuestos distorsivos y regresivos, y que por otra parte no brinda a la
sociedad ni las inversiones en infraestructura necesarias para desarrollarnos
ni los servicios esenciales que una sociedad democrática, integrada y moderna
necesita para mejorar la calidad de vida sus habitantes.
Entre Ríos necesita profundas reformas que la encaminen por
la senda del progreso y el desarrollo sostenible. Haríamos bien, todos, en no
rehuir ese imprescindible debate.
No hay comentarios.