Cataratas en cuarentena: sin agua ni visitantes, el drama del principal punto turístico de la Argentina
Más del 80% de la población de Puerto Iguazú depende del
turismo que se genera en torno a una de las siete maravillas naturales del
mundo. La pandemia de coronavirus anuló por completo la llegada de visitantes
en Semana Santa, el momento de mayor afluencia del año
Cuando en 2011 la fundación New7Wonders eligió a las
Cataratas del Iguazú como una de las siete nuevas maravillas naturales del
mundo, para los entonces 45.000 habitantes de Puerto Iguazú no fue una
sorpresa. El impactante caudal de agua, sumado a un paisaje único en el mundo
representaba una joya hace tiempo atesorada y la principal fuente de riqueza
para la pequeña ciudad del norte de Misiones.
Sin embargo, nueve años después de aquel galardón histórico,
Puerto Iguazú atraviesa una situación crítica e inédita. la pandemia del
coronavirus que azotó al mundo castigó de manera directa a la región misionera.
El turismo, actividad que involucra directa o indirectamente a más del 80% de
la población, se encuentra totalmente frenado, con un panorama desolador por
delante ante el riesgo de la pérdida de empleos y el temor al contagio que
crecen a la par de la pandemia.
A la desesperante situación del turismo se le sumó un
fenómeno que no ocurría desde 2006. Una sequía voraz originada en el cordón
montañoso brasileño de Serra do Mar, provocó que hoy las cataratas se vean
prácticamente sin agua, lo que no sólo afecta a la actividad comercial sino
también a la fauna y la flora de la zona.
Hoy se ve a animales en zonas urbanas y algunas especies
modifican comportamientos.
“Estamos ante el panorama más extraño y preocupante que yo
recuerde. Tenemos a las cataratas sin agua y sin gente. Nunca imaginamos vivir
algo así”, se lamentó Sergio Acosta, intendente del Parque Nacional Iguazú, en
diálogo telefónico con Infobae.
“Lo del agua responde a un evento cíclico, que ocurre cada
15 años aproximadamente. Y justo se produjo al mismo tiempo que la pandemia”,
agregó.
Acosta explicó que el caudal habitual de las cataratas es de
1500 metros cúbicos por segundo. “Ahora, el río Iguazú está en unos 280 metros
cúbicos por segundo. Y, por cómo se ve el panorama, va camino a batir el récord
de 1978, cuando se registraron 120 metros cúbicos. El último más bajo que
recuerde ocurrió en 2006, cuando hubo 122 metros cúbicos”.
Desde algunos sectores de la provincia de Misiones se apunta
al cierre de las compuertas de las seis represas aguas arriba en la región
brasileña: Foz de Areia, Salto Segredo, Salto Santiago, Salto Osorio, Salto
Caxias y Baixo Iguazú, inaugurada en 2019.
De hecho, las representantes por la provincia de Misiones en
el Parlasur, Cecilia Britto y Julia Argentina Perié, presentaron hace unos días
una recomendación al Consejo del Mercorsur para que se le exija a Brasil la
reapertura de sus compuertas y así poder “regular el caudal, salvaguardando el
derecho fundamental del acceso al agua”.
La imagen de la roca, que debería estar cubierta por el agua
de uno de los saltos
La imagen de la roca, que debería estar cubierta por el agua
de uno de los saltos
Sin embargo, la visión de Acosta es muy diferente. “La gente
suele echarle la culpa a las represas, cuando en realidad lo que hacen las
represas brasileñas es un condimento pero no es determinante. Las represas son
reguladoras del agua en época de sobrante, no de faltante”.
“Habitualmente, en situaciones de faltante, las represas
pueden cerrarse dos o tres días, pero cuando empieza a generar corriente las
tenés que volver a abrir. Como este caudal ni siquiera es aprovechable,
directamente no las están cerrando. Lo poco que van acumulando durante unos
días, lo terminan soltando, porque lo que necesitan es generar energía”,
completó.
“Además, el riesgo de la falta de potabilización del agua no
es por la actividad de las represas en sí, sino que por la infraestructura de
las construcciones en Argentina, sólo pueden trabajar las aguas con una
creciente del río. En ciudades como Corrientes, Posadas o Reconquista, lo que
está pasando es que las tomas se quedan bombeando en el aire porque no están lo
suficientemente dentro del caudal. Sé que están tratando de readaptar ahora esa
infraestructura”, explicó Acosta.
Según el intendente del Parque Iguazú, la sequía y el
faltante de agua responden a un proceso cíclico natural: "Cada 10 o 15
años sucede esto y es parte de un proceso natural. Hace dos meses que no llueve
en la cuenca del Iguazú, donde normalmente llueve casi todas las semanas”.
Tanto Acosta como otros especialistas en ríos y clima
cotejan día a día las previsiones climáticas en un sistema brasileño denominado
Simepar. El panorama es aun más sombrío: la sequía en Brasil continuará al
menos hasta fines de mayo o principios de junio.
Así y todo, la principal preocupación de Puerto Iguazú es la
falta de visitantes. Es una ciudad tan dependiente del turismo, que todavía
nadie empezó a imaginar alternativas de subsistencia en un año que será completamente
incierto.
“La situación, sinceramente, es desesperante”, reflexiona el
presidente de la Cámara de Turismo de Puerto Iguazú, Jorge “Pali” Bordín, en
una charla telefónica con Infobae. “Hay muchos factores que complican toda
nuestra vida. La Semana Santa representa nuestra temporada más alta. Si en un
día normal, las cataratas promedian unos 4.500 visitantes por día, el jueves y
el viernes santo llegamos a tener 11.000 cada día. La mayoría de los comercios
pequeños y medianos dependen de lo que se gane en esta Semana Santa para poder
pasar junio y julio, que es la temporada baja”. completó.
En 2019, las cataratas del Iguazú batieron un récord
histórico de visitantes: 1.650.000 turistas, cifra máxima de visitas en la
región. En la Semana Santa de ese mismo año, la ocupación hotelera fue del
97,1%.
“Hoy, la cabeza de todos los pequeños y medianos
comerciantes está en ver cómo pagar los sueldos a sus empleados. En marzo se
pudo tirar, pero en abril y mayo no sabemos qué vamos a hacer. Y lo peor es que
justo en nuestro rubro la reapertura y el regreso a la normalidad va a llegar
al final, seremos de los últimos en reanudar nuestra actividad”, afirmó Bordín.
La situación para trabajadores cuentapropistas o informales,
como los taxistas, los guías de turismo o los vendedores de accesorios o
botellas de agua, es aún más comprometida. Viven del día a día y en estos momentos
sus ingresos son nulos.
“Hoy hay 13 mil personas de Puerto Iguazú relacionadas de
manera directa a la actividad turística. Y de manera indirecta con más del 80%
de nuestra población, unas 90 mil personas”.
“Acá todo funciona de acuerdo al turismo. Desde las empresas
de refacción de aires acondicionados, cuyos clientes exclusivos son los
hoteles, hasta los productores de alimentos, que proveen en especial a
restaurantes y bares. Están todos parados, sin nada para hacer”, describió
Bordin.
La actividad hotelera de Puerto Iguazú se vio completamente
detenida a raíz de la pandemia del coronavirus en todo el mundo
La actividad hotelera de Puerto Iguazú se vio completamente
detenida a raíz de la pandemia del coronavirus en todo el mundo
Según su cálculo, recién se puede aspirar a un atisbo de
recuperación dentro de varios meses, hacia fin de año. Y será condicionado: sin
una esperanza en puerta por la reapertura próxima de fronteras, la idea es
volver a apostar de lleno a los turistas argentinos.
Hay un rubro al que los dos dramas actuales de la región
afectaron de manera directa: el servicio de transporte y gomones dentro de las
cataratas.
“Lo más paradójico de todo es que si en este momento no
existiera la pandemia de Coronavirus y no hubiera cuarentena, nosotros también
estaríamos parados. Con este faltante de agua, tampoco podríamos trabajar”, le
explicó a Infobae Ignacio Acha, gerente general de Iguazú Jungle, la principal
empresa que hace excursiones en el Río Iguazú.
“A la fuerza, nosotros nos tuvimos que preparar con
anterioridad para escenarios de esta magnitud -agregó el empresario, señalando
una relativa ventaja sobre otros rubros-. En el 2006, cuando hubo otra bajante
fuerte del río, estuvimos entre dos y tres meses sin poder brindar nuestro
servicio. Y los sueldos había que seguir pagándolos. Lo mismo nos pasa cuando
un puma se escapa de la zona salvaje e invade los puntos de tránsito humano.
Ahí también tenemos que cortar el servicio”, detalló Acha.
“Por eso, desde hace tiempo, contamos con un fondo de
reserva para poder seguir pagando los sueldos a los 120 empleados que tenemos.
Podemos tirar durante meses, pero aún así en un momento vamos a necesitar que
se reanude nuestra actividad”, afirmó el empresario bonaerense, afincado desde
hace 25 años en Puerto Iguazú.
“Realmente, no sabemos a lo que nos enfrentamos. Ante esta
pandemia, no tenemos una noción clara de cómo va a afectar en el ser humano.
Algunos dicen que esto va a tardar mucho, y otros nos aseguran que el turismo
se va a reanudar rápidamente porque la gente va a querer disfrutar cada segundo
al aire libre, va a cambiar su concepción de la vida”, añadió.
La sequía, la cuarentena y la fauna
La sequía y la ausencia absoluta de visitantes también
afectó a la fauna de Puerto Iguazú.
“Cada día, visitan las cataratas unas 4.500 personas
promedio. Esa es la principal fuente de alimentación de los monos caí y los
coatíes. Comen lo que les dan los turistas. Ahora estos animales se metieron en
lo profundo de la selva en busca de una nueva alimentación. En los últimos días
no los volvimos a ver”, contó Acosta.
“Hay una especie que se llama pájaro vencejo de cascada, que
está adaptado a una vida constante en el spray que generan las cascadas. Este
pájaro anida sobre la roca detrás de los saltos y utiliza como cobertura el
chorro de la cascada para evitar la amenaza de depredadores. Ahora tiene que
buscar un nuevo lugar”, explicó.
Acosta también destacó la aparición de animales temerarios
en zonas casi urbanas. En la última semana se vio a un Yaguareté a las 10 de la
mañana en las inmediaciones de la estación Garganta, un lugar muy transitado
habitualmente. La presencia del animal fue captada por cámaras trampa.
En la actualidad, el Parque Nacional Iguazú mantiene en sus
funciones laborales a los 15 guardias de seguridad, de un total de 85
empleados.
Los guardias intentan proteger a las especies silvestres de
la caza y la depredación humana. “Hay muchos cazadores que están aprovechando
la cuarentena. Algunos salen a cazar por subsistencia y otros por negocio. Por
eso, nuestra obligación es cuidar este ecosistema”, afirmó Sergio Acosta.
A raíz de la ausencia total de visitantes, las cámaras
trampa de una zona de paseo humano cotidiano registraron la aparición de un
Yaguareté
A raíz de la ausencia total de visitantes, las cámaras
trampa de una zona de paseo humano cotidiano registraron la aparición de un
Yaguareté
“En los últimos días encontramos muchos más ‘saleros’ de los
que habitualmente veíamos. El suelo de Iguazú es muy pobre en sales minerales
y, por eso, toda la fauna tiene una necesidad fisiológica de sal. Lo que hacen
los cazadores es colgar una bolsa con sal bajo el sol. Debido al calor, la sal
se empieza a derrretir y gotea sobre la tierra y así se forma un lodo que es un
‘manjar’ para los animales”, describió. Los cazadores los esperan entonces a
dos o tres metros de estos saleros. "Hay que tener en cuenta que una piel
de yaguareté puede valer unos buenos dólares”.
Por el momento, Puerto Iguazú no tiene un horizonte claro
sobre cuándo se volverá a la normalidad. En principio, mientras ven cómo salir
adelante con sus economías, los habitantes del destino turístico más importante
de la Argentina esperan al menos poder volver a disfrutar de la belleza única
de las Cataratas del Iguazú en todo su esplendor.
Infobae
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