ESCÁNDALO: militares procesados por abusos y organizar una orgía en los cuarteles del Ejército Argentino
Se trata de un Capitán, un Mayor, un Sargento, un Cabo y una
voluntaria que oficiaba de entregadora y abusaban de otras soldadas
voluntarias. Uno de ellos fue detenido hace unos días por violar la cuarentena
borracho. Los militares están procesados por abusos en el cuartel de Paraná.
Una gravísima denuncia se está ventilando en la Justicia
Federal de Paraná, que tras un tiempo llegó al procesamiento de cuatro hombres
y una mujer, militares que cumplen tareas en los cuarteles del Ejército
Argentino en la capital entrerriana. Los uniformados -un capitán, un mayor, un
sargento, un cabo y una soldado voluntaria- están sumamente comprometidos en la
causa por los delitos de Abuso sexual agravado por la condición de los
procesados, y Exhibiciones Obscenas", de la cuál fue víctima una joven
soldado voluntaria que fue la que impulsó la investigación judicial.
Como si esto fuera poco, uno de los procesados, hace pocas
semanas atrás, fue detenido en cercanías de Paraná, tras intentar escapar de un
retén policial que controlaba la cuarentena impuesta por el gobierno nacional.
Al ser demorado, se comprobó que estaba alcoholizado.
La causa en sí, es un verdadero escándalo por donde se la
quiera mirar, porque con elementos contundentes se avanzó en la imputación y
luego el procesamiento de los acusados por ser los responsables de abusar
sexualmente de una mujer que es soldado voluntario, y de participar los
encartados "de una fiestita de descontrol", dentro del cuartel.
Esta especie de orgía, tal como se relata lo sucedido en un
determinado sector de los cuarteles, cuenta a la fecha, con las autoridades
militares y subalternos procesados con testimonios que los comprometen, el
aporte de la propia víctima, y pruebas directas tales como mensajes de textos,
audios y otros elementos que son parte del expediente que investigan la
fiscalía federal de Paraná y el Juzgado Federal de la capital entrerriana.
UNO, accedió de modo exclusivo a la causa que se inició por
hechos acontecidos entre octubre y noviembre de 2017, y avanzó con los recaudos
legales, derecho de los acusados, acumulación de pruebas, declaraciones
testimoniales, hasta finales de 2019, donde se dictó el formal procesamiento de
los investigados por parte del juez federal de Paraná, Leandro Ríos.
Esta causa, al parecer no sería puntual o aislada. Por los
comentarios vertidos y por la sensación que quedó en las propias autoridades
judiciales. Lo que hablaría que -lamentablemente- en algunos sectores internos
del Ejército, no se dio el proceso de institucionalización iniciado en 1983.
De esta manera, se ve a las claras, que hay autoridades
militares que permiten los abusos, excesos, maltratos, hostigamientos,
amenazas. Además, se puede leer en las testimoniales, que pese al paso del
tiempo, hay oficiales con jerarquía que son capaces de organizar "la
captación de una joven soldado voluntaria", para ser ablandada y deba
consentir los sometimientos sexuales de sus jefes, por el sencillo hecho que
son superiores.
En una noche de festejos, exceso de alcohol, hubo oficiales
que intentaron mantener relaciones sexuales con la novata soldado, quien tuvo
que soportar el ataque de sus jefes. En medio del terror, tuvo que ver cómo una
compañera, complacía a sus superiores en la misma juntada, que a criterio de la
Justicia, fue organizada para avanzar en un verdadero descontrol.
La denuncia
La víctima de todo esto, es una joven que tenía 19 años con
todas las ganas de ingresar al Ejército. Para ello debía superar el curso de
formación física denominado Núcleo de Instrucción Básica (NIB).
Llegado ese momento, se organizó en el cuartel el festejo de
aprobación con los aspirantes ingresados, y previo a esto, la denunciante ya
venía sufriendo insinuaciones de un cabo y de un sargento que tenían a cargo el
grupo.
Avanzado el encuentro nocturno, donde hubo bebidas
alcohólicas y comida, en un determinado momento, la víctima es
"mandada" a las habitaciones, y es allí donde es abordada por sus
jefes.
Según consta en el procesamiento, la víctima fue brutalmente
manoseada, ya que no permitió que le quitaran la ropa para mantener relaciones
sexuales. Se la invitó por todos los medios a "que se acostara con los
cuatro uniformados, para que no tuviera problemas en la carrera militar".
La invitación y acción fue tan agresiva, que hasta una mujer
que estaba en el grupo de captación de la víctima, para incentivarla, comenzó a
mantener sexo con los hombres.
Asqueada por lo vivido, la denunciante se escapó del lugar,
llorando y angustiada pudo llamar por teléfono a su padre y a su novio
-militar- que se encontraba en Corrientes.
Al existir el rechazo a participar de la
"fiestita", la víctima comenzó a ser violentada y agredida por sus
jefes, quienes le indicaron que debía pedir la baja e irse del Ejército.
La mujer sacó fuerza y por el acompañamiento de su familia,
llevó la denuncia a los tribunales. Esa acción provocó otros problemas internos
dentro del cuartel, ya que se lo hizo entender por todos los medios que por
"su culpa", las autoridades o compañeros podrían llegar a ser
molestados por los jefes del Batallón y las autoridades judiciales.
La acusación
Si bien la causa se inició en la justicia provincial, se
dispuso el envío a la Justicia Federal, habida cuenta que los hechos que se investigan,
ocurrieron dentro de los cuarteles del Ejército. Es así que primeramente el
fiscal Mario Silva, y luego Carlos García Escalada, apuntalaron las sospechas
que terminaron con el pronunciamiento del juez federal Leandro Ríos, que
dispuso el procesamiento de los acusados.
En el pronunciamiento judicial, se hace saber que al
Sargento Bruno Ariel Acosta, "como militar y valiéndose de su autoridad,
arbitrariamente perjudicó y maltrató a la víctima que se encontraba cursando el
Núcleo de Instrucción Básica (N.I.B) en dicha institución, persiguiéndola,
acosándola y hostigándola de manera constante e insistente y con clara
intencionalidad sexual con fines de conseguir un trato o relación personal
íntima con ella, haciendo valer en todo momento su posición de poder y
superioridad e ignorando o desatendiendo la negativa de la mujer. "Dichas
conductas y accionar lesionaron psicológicamente a la nombrada, provocando un
fundado temor que afectó su libertad, dignidad e integridad psicológica y
sexual, generando un cuadro de estrés post traumático”.
También se le imputó un segundo hecho: “Que Acosta, no
denunció la perpetración de un delito por él conocido, estando obligado a
promover la persecución penal del mismo por su condición indicada, cometido en
la noche mencionada, en ocasión de encontrarse festejando la culminación del
Núcleo de Instrucción Básica (N.I.B) en dicha institución y por parte del cabo
primero en ese momento Gerardo Elías Rivoldi, abuso coactivo o intimidatorio
de la relación de autoridad o poder, abusó sexualmente de la víctima,
poniéndola contra la pared y tomándola fuertemente de la cara, besándola,
manoseándola, tocándole los senos y los glúteos mientras la nombrada expresaba
su negativa y forcejeaba para sacárselo de encima. Asimismo, en fecha 24 de
noviembre de 2017, Bruno Ariel Acosta amenazó a la víctima a través de un
mensaje enviado al teléfono celular de la nombrada".
- Al cabo primero Gerardo Elías Rivoldi se le imputa, que
"en ocasión de su función y con violencia y abuso coactivo o intimidatorio
de la relación de autoridad o poder, abusó sexualmente de la víctima, a quién
puso contra la pared y tomándola fuertemente de la cara, besándola,
manoseándola, tocándole los senos y los glúteos mientras la nombrada expresaba
su negativa y forcejeaba para sacárselo de encima. Momentos después, en el área
donde se encuentra ubicada el aula de instrucción al final de la cuadra y en
presencia de dos soldados voluntarios, Rivoldi nuevamente abusó sexualmente de
la mujer manoseándola, tocándole los senos y pasándole la mano por la cintura,
conducta que fue detenida por otro soldado.
Con posterioridad Rivoldi y la soldado voluntario Mariana
Andrea Albornoz, ejecutaron actos de exhibiciones obscenas que fueron
involuntariamente vistas por la víctima, besándose, tocándose y teniendo
relaciones sexuales delante de éstos”.
- Al imputado, capitán Juan Manuel Videla se le endilga que
no denunció la perpetración de delitos por él conocido, estando obligado a
promover la persecución penal del mismo por su condición indicada. Como también
los delitos posteriores a lo sucedido dentro del cuartel, quien dictó órdenes
contrarias a las leyes nacionales, al increpar e indicar a la denunciante para
que no informe, denuncie y/o revele el abuso sexual del que había sido víctima
y las exhibiciones obscenas que había presenciado”.
En la causa hay datos concretos, que Videla "en su
condición de Capitán del Ejército Argentino, convocó a la víctima para que
ingrese a la ‘pieza de semana’ para lo cual comisionó al Sargento Bruno Ariel
Acosta para que requiera, frente a sus pares soldados voluntarios, la presencia
de la nombrada en dicho lugar. Dicha convocatoria al citado recinto, en el que
se encontraba Acosta, el cabo Primero Gerardo Elías Rivoldi, la soldado voluntaria
Mariana Andrea Albornoz y el propio Capitán Juan Manuel Videla, implicó la
animación, instigación, incitación o convalidación de la conducta desplegada
por los ahora procesados".
-A Mariana Andrea Albornoz se le atribuye no haber
denunciado la perpetración de un delito por ella conocido, estando obligada a
promover la persecución penal del mismo por su condición del abuso sexual
ejecutado por Rivoldi sobre la soldado voluntaria. Y "después del abuso
sexual descripto, el nombrado Gerardo Elías Rivoldi y la soldado voluntario
Mariana Andrea Albornoz, ejecutaron actos de exhibiciones obscenas que fueron
involuntariamente vistas por la víctima, besándose, tocándose y teniendo
relaciones sexuales delante de éstos”.
Además, se la procesó a Albornoz por dictar órdenes
contrarias a las leyes nacionales, al increpar e indicar a la denunciante para
que no informe, denuncie y/o revele el abuso sexual del que había sido
víctima”.
Finalmente, al encartado mayor Pablo Luis De Leonardi, se le
imputó no denunciar la perpetración de un delito por él conocido, estando
obligado a promover la persecución penal del mismo por su condición indicada.
Tampoco denunció, las exhibiciones obscenas ejecutadas por
Albornoz y Rivoldi. Y el tercer hecho que se lo acusa es que luego de conocer
lo sucedido, dictó órdenes contrarias a las leyes nacionales, al indicar a la
víctima a que desistiera de la denuncia, o diera de baja a la misma.
Repercusiones
La denuncia avanzó, y desde la justicia se le impuso a los
cinco acusados distintas medidas restrictivas para no acercarse a la víctima,
que sigue cumpliendo tareas en el Ejército, en Paraná.
Los mismos no pueden realizar ningún acto de perturbación,
amenaza u hostigamiento, lo que significaría la inmediata detención.
En la acción defensiva, los acusados intentaron
"ensuciar" a la víctima acusándola de ser la promotora de las
situaciones con distintas insinuaciones. Y en otros puntos, dijeron no saber lo
que había sucedido dentro del cuartel.
Areas de Asistencia a la Víctima de la Justicia trabajaron
en la causa, respaldando a la denunciante y conteniéndola con asesoramiento y
participación de especialistas.
La causa está lista para ser elevada a juicio, trámite que
se podría originar una vez que finalice la cuarentena por la pandemia del
coronavirus.
De mal en peor
Hace 21 días atrás, la Policía de Entre Ríos informó que en
cercanías de Paraná se produjo un incidente con un conductor de un vehículo que
intentó esquivar un control de la fuerza de seguridad. Aceleró y casi embistió
a los uniformados, por lo que al ser demorado, se estableció que manejaba
ebrio. Por ello se dispuso la detención de cabo del Ejército Gerardo Rivoldi,
el mismo militar que se encuentra procesado por la Justicia Federal en la causa
por abuso sexual. UNO
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