"Se terminó, mierda", la extrema advertencia de Bolsonaro al máximo tribunal
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó la más grave
amenaza institucional de su mandato al advertir que no acatará más las
decisiones de la alta corte con impacto sobre su gobierno, a la vez que volvió
a defender a quienes son investigados por una supuesta asociación ilícita de
'trolls' de la ultradecha.
"Se terminó, mierda", advirtió Bolsonaro en un
discurso de 20 minutos en el Palacio de la Alvorada, ocasión en la que lució
una corbata azul con fusiles amarillos.
Ayer, la 'oficina del odio", como se conoce en Brasil a
la máquina de propaganda y 'fake news' de aliados y adeptos del presidente Jair
Bolsonaro, fue desbaratada por el máximo tribunal de Brasil, que ordenó 29
allanamientos e investiga una asociación ilícita financiada por magnates
cercanos al mandatario y ejecutada por blogueros y parlamentarios.
"No tendremos otro día igual al de ayer; órdenes
absurdas no se van a cumplir", señaló en otra frase desafiante contra los
allanamientos a los domicilios de sus aliados, ordenados por el juez del
Superior Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes, con el uso de la Policía
Federal, que depende del Poder Ejecutivo.
En medio de la tensión por las operaciones y allanamientos
ordenado por De Moraes contra empresarios, políticos y blogueros aliados del
presidente, el general y vicepresidente Hamilton Mourao tuvo que desmentir la
existencia de un intento de golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas a
favor de Bolsonaro.
El líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de
los Trabajadores, advirtió por Twitter: "Un aviso a los demócratas de
Brasil: los golpistas ya metieron la nariz frente a nuestra casa. Si no hay una
reacción, ellos derribarán nuestra puerta".
El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia,
afirmó que que las declaraciones de Bolsonaro "crean un ambiente de mayor
radicalismo entre las instituciones".
El guiño hacia la "ruptura" institucional fue dado
por el diputado Eduardo Bolsonaro, quien sostuvo que esa posibilidad es cierta
y que sólo falta ponerle una fecha al supuesto quiebre institucional.
Dos preguntas se hacían hoy en Brasilia: ¿Si el presidente
se niega a acatar una orden de la corte suprema, intervendrá el Ejército? ¿La
corte usará a los militares, que forman parte de la coalición gubernamental,
con 10 ministros, para hacer cumplir fallos al presidente?
"Desde 1985, esta es la mayor tensión institucional con
los militares formando parte del juego", dijo un allegado a un gobernador
consultado por Télam.
Bolsonaro se quejó de que la corte tome decisiones
"monocráticas" y amenazó con no cumplirlas. También defendió a los
empresarios políticos y blogueros de la extrema derecha, blanco de la
investigación.
"Son personas de bien que tuvieron sus casas
invadidas", dijo sobre los allanamientos.
El mandatario está en franco tiroteo con la corte, que lo
investiga por intentar manipular a la Policía Federal, conforme la denuncia del
ex ministro de Justicia Sérgio Moro, razón por la cual el tribunal difundió una
reunión de gabinete del 22 de abril.
En esa reunión, el ministro de Educación, Abraham Weintraub,
dijo que los 11 jueces de la corte deberían ir a prisión, razón por la cual se
le abrió un proceso.
El gobierno presentó un habeas corpus para Weintraub y
varios de los diputados investigados por formar parte del "gabinete de
odio", como se le dice a la central de trolls que comanda Carlos
Bolsonaro, hijo del mandatario y concejal de Rio de Janeiro.
"El poder moderador en Brasil son las Fuerzas
Armadas", dijo Eduardo Bolsonaro, que rápidamente fue desautorizado por el
vicepresidente Mourao.
El plenario del Supremo Tribunal Federal ahora debe votar si
continúan o no las investigaciones contra la red de 'fake news', de la que
forma parte del titular del partido trabalhista brasileño, el ex diputado
Roberto Jefferson, quien llegó a confesar su participación en un caso de
corrupción.
Hoy Jefferson, famoso por confesar coimas y aliado reciente
de Bolsonaro, dijo que el país, "por culpa de la corte, puede tener un
baño de sangre".
El bolsonarismo entiende que la decisión de la corte es un
ataque a la libertad de expresión y una persecución del 'sistema' establecido
en la política para mantenerse en sus cargos, pese a la llegada de un hombre
con otra lógica como Bolsonaro.
Bolsonaro confía aún en su núcleo duro de apoyo, en torno al
30 por ciento de aprobación, según una encuesta revelada hoy por Datafolha.
Si en las clases medias y altas el apoyo al gobierno bajó
con la pandemia, creció nueve puntos entre los más pobres, entre los que cobran
hasta 400 dólares mensuales.
Mucho que ver tiene la ayuda de 125 dólares mensuales por la
pandemia para los trabajadores informales que fue aprobada por el Congreso.
De todos modos, los más de 25 mil muertos por la pandemia,
con 400.000 casos y presiones empresariales para dejar la cuarentena, abren un
escenario de difícil resolución.
Con la pandemia por el coronavirus, Brasil perdió casi 5
millones de puestos de trabajo entre febrero y abril, según datos oficiales.
"Esa cuenta no es mía, esa cuenta insana es de los
gobernadores e intendentes que cerraron la economía", afirmó el
mandatario.
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