Réquiem para el deporte colectivo en el 2020, por Fernando Spiazzi


Cuando comenzó esta pandemia en marzo de este año, éramos  muy optimistas con la vuelta en forma  rápida del deporte

Observábamos el espejo del viejo continente, de Italia de España de Inglaterra y la retrospectiva nos indicaba que estábamos tres meses atrasados y que en condiciones normales y previsibles septiembre era el mes de comienzo.

Entre Ríos tenía un comportamiento tranquilo de la pandemia hasta el mes de julio, pocos casos y pocos muertos (aclaro que un muerto de un ser querido   es un número muy fuerte para un familiar o un vecino, lo demás es mera estadística) y esa tranquilidad presagiaba una vuelta al deporte colectivo.

Agosto cambio el escenario y fue para peor, hoy cuando escribo esta columna Paraná, Gran Paraná y Gualeguaychú   son zonas de circulación comunitaria del virus, es decir las grandes urbes de la costa del Uruguay y del Paraná están complicadas.

Alguna vez alguien utilizo la frase “hay que pasar agosto” y para alejar los males se toman tres tragos de caña con ruda, en realidad más allá de estas metáforas o citas es un mes que nos ha pegado duro.

Septiembre está ahí al alcance de un puño con la perspectiva y la noticia de que el día siete podrían volver los entrenamientos, esa consideración o esa fecha hoy parece una utopía.

La situación para la vuelta del deporte colectivo amateur y competitivo es prácticamente imposible, no hay posibilidades reales de armar un protocolo sanitario rápido que nos permita juntar 22 jugadores en una cancha de futbol ,30 en una cancha de rugby o 10 en una cancha de básquetbol, siempre fui optimista y siempre opine que el deporte no es lo último que tenía que volver pero también tengo que apelar al realismo y así como pedía que el deporte vuelva a rodar de a poquito cuando la situación epidemiológica era embrionaria hoy en el pico de la misma debemos apelar a la responsabilidad. Colectiva e individual.

Cuando hablamos de deporte tenemos que dividir lo recreativo de lo competitivo, es básico escribir que la palabra deportes según la real academia española tiene dos acepciones deporte como diversión, recreación, ocio y deporte como actividad reglada, organizada y competitiva.

Todos sabemos que el deporte es un factor preponderante para la salud del ser humano,   pero también entendemos que el deporte colectivo más allá del contenido saludable representa un espectáculo público y que en el deporte amateur con los ingresos de los espectadores que pagan su entrada se solventan los gastos básicos de la apertura de los escenarios.

La perspectiva que imaginábamos en junio o julio de que en septiembre íbamos a estar mejor con el virus ha dado paso a una realidad mucho peor que en aquellos meses, en pocos días el consejo federal de futbol ha postergado el inicio de los entrenamientos del federal A, no es oficial pero las noticias indican que no abra torneo federal amateur en este 2020, por lo que es de esperar que en los próximos días se indique que no habrá permiso para las ligas para la vueltas a las practicas el 7 de septiembre.

El optimismo de muchos , cede ante la realidad que nos ubica en una posibilidad real de recién poder comenzar a practicar en el mes de octubre como escenario más cercano, si evaluamos que los jugadores hace más de siete meses están parados por lógica se requiere de una adaptación física mínima de dos meses. Lo que dejaría la ecuación de posibilidad de jugar en forma competitiva solamente parte del mes de diciembre, algo prácticamente imposible.

Las ligas de la provincia de Entre Ríos comenzaron a dar por finalizada la temporada futbolística 2020 a Concordia que fue la pionera en esto lo siguió Gualeguaychú, Gualeguay y Chajari las demás tarde o temprano tomaran una decisión similar, la suspensión de la actividad competitiva cae por su propio peso.

En el medio queda un bache o una cuestión que hay que sopesar, los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro y representan una fuerte malla de contención  para los niños y las niñas, aquí es donde hablamos del fuerte contenido social, cultural y deportivo que tienen los clubes.

Los niños y adolescentes necesitan de la recreación, del ocio, de la diversión y hay una realidad latente si no lo hacen los clubes, estos tomaran la calle, los parques, los baldíos, los campos y todo tipo de espectros deportivos que los puedan contener.

Nos coloca como dirigentes en un gran dilema seguir con los clubes cerrados para no cargar de responsabilidad civil a clubes y a dirigentes y dejar que el estado a través de su poder de policía se haga cargo de evitar estas “juntadas” a practicar deportes recreativos, o trabajar articuladamente con los municipios y con los COES  locales para brindar un lugar físico y los profesionales que tiene cada institución para controlar de la mejor manera una posibilidad de recreación que de todas maneras se va a dar.

Conclusión:

La pandemia ha destruido la posibilidad de tener deporte competitivo en este año 2020, deberemos empezar a construir lo que será la temporada 2021.

Sin embargo creemos necesario articular acciones en conjunto clubes, asociaciones, municipios y autoridades sanitarias para que el deporte entendido como factor de ocio de recreación y de diversión se pueda desarrollar en lugares controlados y con protocolos específicos para cada actividad.

Quitarnos la responsabilidad como ciudadanos y mirar para el costado cuando observamos que el deporte recreativo gana la calle sin ningún control no ayuda en esta pandemia, todos desde nuestro lugar debemos aportar nuestro granito de arena cuantos más seamos construiremos la montaña que nos permitirá ver la luz al final del túnel.

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