“El acceso al agua segura, clave en la lucha contra el Covid-19”, por Enrique Cresto
El acceso al agua segura es un derecho humano fundamental y
central, que incide de manera directa en la calidad de vida de las sociedades.
Un hecho histórico y mundial sin precedente, como es la pandemia del Covid-19,
ha puesto en relieve aún más su importancia, ya que el virus en cuestión se
enfrenta mediante dos herramientas: el aislamiento y el lavado de manos.
A nivel mundial, las estadísticas sobre acceso a agua segura
son alarmantes: según las Naciones Unidas, 2100 millones de personas no poseen
acceso al agua potable, 1000 niños mueren por día debido a diarreas infantiles
asociadas a la falta de higiene y 159 millones de personas recogen agua potable
de estanques y arroyos, es decir, no tienen acceso rápido y seguro al agua.
En la Argentina, un informe del Observatorio de la Deuda
Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), estableció que al menos un
33.5% de la población vive en zonas sin acceso a agua potable o red cloacal.
Asimismo, según los datos obtenidos por expertos de organismos públicos,
universidades, ONGs y empresas que elaboraron la Plataforma del Agua, 300.000
hogares del país no tienen baño, ni letrina, ni pozo; lo que atenta
directamente contra su calidad de vida.
Además, de los 3.600.000 habitantes que tienen necesidades
básicas insatisfechas, casi la mitad debe obtener el agua que necesita para
vivir de una canilla comunitaria, lo cual les significa entre 4 y 6 horas
diarias para lograr abastecer sus hogares. Esto evidencia que la falta de
acceso al agua segura y el tiempo dedicado a conseguirla impactan en otras
dimensiones de la calidad de vida, como la educación: el tiempo dedicado a
conseguir agua está directamente ligado a la deserción escolar de 118.811
alumnos en la Argentina, según el Proyecto Agua Segura, que realiza un
relevamiento desde 2015.
Por eso, es esencial apuntalar los esfuerzos para garantizar
el acceso universal y seguro al agua. En esta línea se enmarca la misión del
Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa), que actualmente
mantiene en trabajo continúo obras de agua potable y desagüe cloacal en
múltiples puntos del país. Y lo hace a partir de un diagnóstico, que en Enohsa
llamamos ¨Mapa del agua¨, para establecer prioridades y así llegar a los 8 millones
de argentinos que no tienen acceso al agua segura.
El agua debe ser considerada un derecho humano fundamental
para toda nuestra sociedad, entendiendo que no puede ser un privilegio sino un
estándar básico de calidad de vida. La pandemia demostró que las enfermedades
no distinguen nacionalidad ni clase social, y que sin el acceso seguro y
universal de agua, no podrá combatirse. Es decir, se necesita una mirada
integral y solidaria para abordar esta emergencia sanitaria: nadie está a salvo
de contagiarse mientras haya sectores de la población que no tengan acceso a
esta fuente de higienización y salud.
Administrador del Ente Nacional de Obra Hídricas de
Saneamiento (Enhosa)
Por: Enrique Cresto
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