Rogel sobre el fallecimiento de Menem: “A muerto alguien que le asestó un duro golpe a la conciencia nacional de los argentinos”


El dirigente radical dio su opinión tras el fallecimiento del dos veces presidente de la Argentina. Trazó un paralelismo del proceso con lo que ocurrió en Entre Ríos.

Ha muerto Carlos Saúl Menem, ex presidente de la Nación, ex gobernador de La Rioja y senador nacional hasta el final de su vida. Los que me conocen saben que nunca he sido partícipe ni de las grietas ni de la división de los argentinos, como tampoco nunca he practicado ni practicaré el antiperonismo. Pero debo ser absolutamente objetivo y justo con la historia, y decir cuál es mi sentimiento como dirigente político.

Creo que ha muerto alguien que le asestó un duro golpe a la conciencia nacional de los argentinos cuando fue presidente de la Nación.

Sin tasación ni balance, entregó la empresa más importante de Hispanoamérica que fundara Hipólito Yrigoyen con el general Mosconi.

Tuvo los dos únicos atentados internacionales que hubo en su historia luego de romper con la tradición que fundara Don Hipólito Yirigoyen de que los pueblos son sagrados para los pueblos y los hombres son sagrados para los hombres’, al tiempo que se entregaba a la denominada relaciones carnales con Estados Unidos.

El jefe de la Aduana argentina hablaba de manera muy limitada el castellano y nos pusieron de garante en el conflicto de dos pueblos hermanos, como son Perú y Ecuador, y a éste último Menem hizo que le vendieran armas argentinas de dudosa procedencia, perjudicando a un país hermano que había sido solidario con nosotros en la Guerra de Malvinas, como es Perú.

Para hacer más engorroso el esclarecimiento de ese hecho se produjo la voladura de Río Tercero, un impacto que conmocionó a ese pequeño pueblo.

Lo que le costó a dos o tres generaciones de hermanos nuestros acumular como parte del patrimonio nacional, como fue el petróleo, la petroquímica, los minerales y todos los recursos naturales fueron destruidos y enajenados al servicio de corporaciones extranjeras y de empresarios nacionales pillos. Se destrozó el transporte de carga y pasajeros más barato y seguro que tiene el mundo, como fueron los ferrocarriles argentinos.

Los indultos de los años 1989 y 1990 terminaron de cerrar un proceso de impunidad vergonzoso, pese a que las previas condenas a los genocidas nos habían colocado en el mundo como un país que estaba dispuesto a avanzar en el esclarecimiento de los años de horror del proceso militar.

Se lo recibió a Monzer Al Kassar, uno de los traficantes de armas más importante del mundo, en la Casa de Gobierno, se le prestó un traje para que se le tome una foto y se le entregó un pasaporte argentino.

Mientras se entregaba el patrimonio nacional, Cavallo, que después estuvo al servicio de algún gobierno radical, inventó una de las estafas más grande, que muchos argentinos tomaron con alegría y sin ninguna responsabilidad, como fue la mentira de que un peso valía un dólar y a eso lo terminamos pagando todos de la peor manera.

Se retiró con el 22 por ciento de desocupados, con miles de argentinos deambulando y con la contención de un plan social, habiendo quedado afuera de todos los empleos seguros que habían podido tener durante años y sin posibilidad de reinsertarse laboralmente.

En fin, miles y miles de productores destruidos por el “deme dos” de los que viajaban a Europa y Miami. Miles y miles de Pymes cerradas; trabajadores que se refugiaban donde podían; impactos directos en Entre Ríos, de la mano de Mario Moine, con la 8,706 y el Plan Domenicone para hacer más incómodo el trabajo en el Estado y que se fueran, mientras en Buenos Aires reinaba la pizza con champagne, la picardía de circular a 250 kilómetros por hora con una Ferrari a Mar del Plata, y donde la corrupción era un modus operandi absolutamente corriente y donde se sentó en los organismos de control de las empresas privatizadas a los mismos que la privatizaron. Ojalá que la República Argentina no vuelva nunca a tener proceso de vaciamiento político, moral e ideológico como otros han seguido intentando hacer desde aquella época.

Pertenezco a un partido que ha cometido errores y hemos sido, desde mi concepción, bastante críticos de esos errores. Pero frente al deceso del expresidente debemos ser precisos y claros. Estoy absolutamente seguro de que uno de los golpes más certeros a las conciencias nacionales, al mundo del trabajo y a una idea del país fue propinado bajo el gobierno, popularmente elegido por el sufragio, de Carlos Saúl Menem.

La no adhesión al duelo de la Municipalidad de Río Tercero es el único acto de dignidad y decoro que he visto por estas horas.

Son estas las valoraciones políticas que no podía dejar de hacer. En mi concepción de hombre de fe y cristiano deseo que descanse en paz.

(*) El ex diputado provincial, nacional, y ex convencional constituyente por el radicalismo.

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