Muestreo en viñedos


La recolección de muestras de racimos es una parte esencial en el avalúo vitivinícola y se lleva a cabo a través de métodos que aseguren la correcta representatividad que busca medir contenido azucarino, pH y acidez total del mosto.

Profesionales de INTA Colón y Concordia acompañados por docentes y alumnos de la Tecnicatura Superior Enología y Fruticultura como parte de sus prácticas profesionalizantes tomaron muestras de uvas en cosecha en los departamentos de Concepción del Uruguay, Colón y Concordia en un total de 11 productores. Esta prueba piloto busca determinar el contenido azucarino, pH y acidez total del mosto como ensayo para optimizar el punto óptimo de cosecha.

Cada parcela es una población objetivo con elementos que la componen y que se denominan unidades de muestreo. Por lo tanto, como primer paso en un muestreo, es necesario tener un marco o listado completo de las plantas del viñedo que conformarán la población objetivo.

Un marco será más adecuado cuando mejor cubra la población objetivo, es decir, cuando menor sea el error de cobertura. Esta organización es necesaria para diseñar el muestreo, de manera tal, que todas las unidades tengan igual probabilidad de ser seleccionadas (muestreo aleatorio simple).

Para tomar muestras representativas, hay que tener en cuenta:

Recorrer y muestrear en su totalidad el área a cosechar, teniendo en cuenta que, si se encuentran diferencias topográficas, de textura de suelo, se deberá estratificar en tantos sectores como diferencias existan.

Es conveniente desechar las plantas ubicadas en las dos primeras y dos últimas hileras de la parcela, como también el primer y último claro (4 a 6 plantas) de cada hilera. Esto se debe a que las plantas ubicadas en los extremos de las parcelas, reciben mejores condiciones de luminosidad, aireación y riego, por lo tanto, son diferentes al resto del cultivo.

En todos los casos se propone no tomar parcelas que superen las dos hectáreas, aunque estas fueran uniformes.

Los racimos deben representar la parcela entera de vid, evitando sesgos atribuidos a la subjetividad, tal el caso de la selección de racimos grandes.

Hay que tener en cuenta la posición de los racimos en las plantas, ya que los contenidos de azúcares, ácidos y polifenoles de las uvas presentan diferencias según la ubicación (el color cambia según el lugar en la planta). Se ha demostrado que existen diferencias, en los contenidos de antocianas y taninos analizando baya por baya, entre las más expuestas al sol y las que no lo están.

Es conveniente desechar las plantas ubicadas en las dos primeras y dos últimas hileras de la parcela, como también el primer y último claro (4 a 6 plantas) de cada hilera. Esto se debe a que las plantas ubicadas en los extremos de las parcelas, reciben mejores condiciones de luminosidad, aireación y riego, por lo tanto, son diferentes al resto del cultivo.

Definir el momento adecuado de cosecha de las uvas es una dificultad que debe enfrentar todo vitivinicultor, ya que el proceso de maduración tiene una relación directa con la calidad del mosto a obtener. Se espera, con estos resultados, conocer el momento óptimo de cosecha mediante toma de  muestras de uva para vinificación.

El objetivo de las instituciones y del proyecto que lo enmarca es colaborar en la producción, diversificación y valor agregado de la uva para su vinificación. Esta misma actividad se continuará en las próximas campañas para luego obtener resultados estadísticos del este entrerriano.

Los próximos análisis que se realizarán serán control analítico en el vino.

Proyecto Local “Aportes a la diversificación Productiva y el agregado de valor en el Noreste de Entre Ríos”.

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