Colón en bicicleta: excursiones para despejar la mente y vivenciar naturaleza
Entre las innumerables alternativas que brinda Colón en Entre Ríos, para disfrutar una estadía placentera y de desconexión, las excursiones en bicicleta tientan a curiosos, aventureros, gustosos de la vida al aire libre, el deporte y la recreación; y también a familias que se permiten mitigar la ansiedad y la rutina, para armonizar el ritmo del disfrute con los sonidos y aromas que brinda un paisaje rico en diversidad. A la vera del majestuoso Río Uruguay, el ejido urbano se funde en caminos rurales en los que sale al paso un esplendoroso vergel de flora y fauna, rico en colores, aromas y sonidos que alberga esta ciudad, capital del turismo entrerriano.
Amén del innegable aporte para la salud física y emocional
que brinda la práctica de este deporte recreativo, la excursión en bicicleta
ofrece un tiempo alternativo a lo
cotidiano; un paréntesis que invita a sentir la vida en dimensiones que a veces
parecen escondidas. Guías que conocen y descubren los recovecos más celosamente
resguardados de la afable geografía de la llanura de Colón, ponen a disposición
su compañía para expandir la capacidad de asombro.
Vuelta a lo natural
Según se dijo a 7Paginas, que en el extremo noreste de
Colón, un paseo de baja dificultad arranca en el pulmón verde conocido como
“Bajo Termas”, donde empieza el área natural protegida “Río de los Pájaros”. En
un circuito sin pretensión de velocidad, ni tiempo, ni distancia, esta
excursión se permite pausas para el reconocimiento del paisaje, su registro en
fotografías, el avistamiento de aves y la percepción de los aromas de la selva
en galería.
Bicicletas con canastitos, familias de edades diversas,
comentarios al pasar, expresiones de admiración, conviven en estos recorridos
en los que sale a la superficie la importancia de apagar el teléfono, olvidar la
rutina y permitirse volver a la esencia de la presencia humana en este mundo.
Para los más pequeños, esta experiencia está cargada de una descontaminada
expresión de sorpresa. Para los más grandes, representa una vuelta a ciertas
miradas que quizás han quedado olvidadas. En esa conjunción, la interpretación
del contexto se enriquece, abriendo los poros a sensaciones que saben tanto a
novedad como a milagro conocido.
A un lado del camino, el arroyo Artalaz se abre esplendoroso
con su oferta de aves endémicas del lugar. Garzas, chajás y especies de Martín
Pescador, conviven en libertad dentro de un entorno que les es propio y que
convidan a la contemplativa y respetuosa mirada del visitante. También la zona
Sur de Colón ofrece este tipo de recorridos de baja dificultad, en los que en
un paseo de entre una hora y una hora y media de andar, los paisajes y los
ciclistas se vuelven uno.
Dentro del mismo ejido, hay paseos que son considerados de
media a alta dificultad por las distancias que se recorren. En ellos se puede
arribar a un reservorio de piedras semipreciosas, que es una conocedora con
gran experiencia en el tema y lo comparte generosamente; y también se puede
conocer un vivero de plantas nativas. Estas excursiones insumen de dos a tres
horas, y suelen ser muy escogidas por turistas que buscan conjugar la actividad
recreativa y de contacto con la naturaleza, como un puente para alcanzar el
conocimiento de las riquezas naturales y culturales de Colón.
El gigante por dentro
A tan sólo 60 kilómetros del centro urbano de Colón, el
afamado Parque Nacional El Palmar es el ineludible complemento para una estadía
de contacto con lo esencial. Allí, las excursiones en bicicleta parecen
penetrar a lo más profundo de un paisaje envolvente y ancestral, en el que la
fauna y flora autóctona van trazando los caminos. En sus 8.213 hectáreas, posee
una magnífica reserva de palmeras yatay, cuya densidad, altura y diversidad,
conmueve a quienes arriban por primera vez.
Los visitantes pueden arribar al lugar en remises o autos
particulares. A sabiendas de lo inconmensurable y diverso del paisaje, el lugar
cuenta con todos los servicios para una estadía corta o extendida. En cualquier
caso, se debe considerar disponer por lo menos un día para conocer al menos un
pedacito de este gigante natural. En él, playas, miradores, paseos en lancha y
canoa se complementan con las excursiones guiadas en bicicleta que permiten
recorrer la inmensidad con un andar amigable con el ambiente y presto a la exploración
para subyugar a los sentidos.
A ritmo de pedaleo
Con estos paseos en bicicleta, emergen de la historia y la
idiosincrasia de Colón, toda la riqueza de su patrimonio cultural y natural,
permitiendo a los visitantes complementar el costado más difundido de la
localidad, sus playas y el Parque Nacional, con aquellos que sólo pueden
alcanzarse al ritmo del andar en bicicleta.
Tanto para el turismo interno de la provincia de Entre Ríos
y de la microrregión, como para el visitante que arriba a Colón desde las
provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y el resto del país, como así
también del mundo; la propuesta de las excursiones en bicicleta ofrece no
solamente una manera alternativa de adentrarse en la riqueza del lugar, sino
también una manera de conducirse en libertad y conectar, a través del paisaje
envolvente, con los sentimientos potenciando profundamente el estado de
bienestar.
A lo largo de la historia, el ser humano ha evolucionado a
partir de su interés por conocer y quebrar los límites de lo posible. Cambiar
el ritmo y brindarle una oportunidad al contacto cercano es una manera de
volver a interesarse por lo esencial. La bicicleta es la gran amiga para ello;
y Colón, un entorno ideal y seguro.
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