El invierno en San Rafael, Mendoza: una invitación a expandir los sentidos
Con la llegada del invierno, 232 kilómetros al sur de la capital mendocina, emerge la ciudad de San Rafael, abrazada por un paisaje que conjuga montañas, valles y el paso próximo de los ríos Atuel y Diamante, dibujando postales que se completan con los picos nevados que se advierten en las alturas de la Cordillera de los Andes. Senderismo de aventura, historia y cultura en la arquitectura, museos, la oferta gastronómica y las bodegas, componen una paleta multicolor para recibir a visitantes de todas las edades.
Magnífico por sus escultóricas dimensiones y por la
diversidad de sus colores, el Cañón del Atuel es, sin dudas, uno de los
atractivos naturales predilectos para quienes arriban en invierno por San
Rafael. Por su parte, el imponente espejo de agua de Valle Grande completa una
oferta natural en la que la presencia humana se rinde ante el inasible entorno.
Para quienes gustan la naturaleza con la aventura, la represa de Los Reyunos es
otra posta irrenunciable.
Aquellos visitantes que arriban, ávidos de conocer historias
y paisajes nuevos, quedan maravillados al llegar a Villa 25 de Mayo, un “pueblo
museo” urbano rural ubicado a apenas 25 de kilómetros de San Rafael, en el que
se pueden conocer construcciones y viviendas que datan de principios del Siglo
XIX y que aún conservan estructuras de adobe original. El colorido de un
paisaje puro y el cálido ritmo de vida del lugar se conjugan en esta
experiencia muy especial.
El clima de abundantes días de sol a lo largo del año y
temperaturas favorables para la maduración de la uva, hacen de San Rafael una
tierra ideal para la producción de una gran variedad de vinos de diferentes
sabores, aromas y colores. Por ello, para el turismo que llega desde diversas
latitudes y longitudes, es ineludible la visita a las más de 20 bodegas de
altísima calidad de la localidad. Visitas guiadas permiten a los turistas tomar
contacto con las instalaciones, los procesos de elaboración, la historia de la
tradición viñatera; y por supuesto, acceder a la degustación de exquisitos,
reconocidos y selectos vinos, de varietales como Malbec, Syrah, Cabernet y
Bonarda, entre otros. Cabe subrayar que San Rafael es una de las pocas regiones
del país que cuenta con Denominación de Origen Controlada, DOC, lo que
garantiza una identidad de vinos de alta calidad.
En lo que a paladar respecta, no se deben soslayar que San
Rafael es parte de las Rutas Gastronómicas de Mendoza, con 13 restaurantes, en
los que se destacan sus cartas, sus ambientaciones, la atención personalizada y
la defensa de los productos autóctonos en sus platos. La variada oferta gastronómica
de San Rafael ofrece chivitos y costillares a las brasas, el particular sabor
del jamón crudo, empanadas y tortas fritas, cocina internacional y gourmet; en
restaurantes variados, bodegas, casas de té, bares, cafés, parrillas, pizzerías
y trattorías.
Mención especial se merece la carne a la masa, declarada por
el municipio como Patrimonio Cultural, cuya receta original sigue
trasmitiéndose de generación en generación. En cubos o en trozos más grandes,
la carne se deja macerar de un día para otro con vino blanco o tinto, ajo,
pimentón, ají y orégano, para tiernizar y lograr una carne muy sabrosa.
Finalmente se envuelve en una masa simple, sin levadura y se lleva al horno.
San Rafael cuenta con diversos circuitos ya trazados, a
través de los cuales se puede tomar contacto con la diversidad natural,
cultural y paisajística de la región. También tiene ferias artesanales con
artículos regionales y museos en los que el arte y la historia ofrecen nuevas
maneras de acercarse a la identidad de la ciudad. Un emprendimiento curioso que
es muy visitado por turistas es el “Laberinto de Borges”, que, en 8700 metros
cuadrados, con un diseño del inglés Randol Coate, homenajea al escritor Jorge
Luis Borges con recorridos verdes cargados de simbologías.
A los pies de la cordillera de los Andes, la geografía de
San Rafael se conecta con los pueblos vecinos a través de caminos que ofician
de puntos panorámicos para hacerse uno con la inmensidad de un paisaje
multicolor que parece detenido en el tiempo. San Rafael oficia también de base
para aquellos visitantes que desean incorporar en sus estadías, alguna
excursión a la nieve, que recrea momentos mágicos y sorprendentes para
compartir en familia, descubriendo el espíritu de montaña y divirtiéndose en la
alfombra blanca de una manera diferente, dice el informe enviado a 7Paginas.
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