Maracanazo: Argentina, tras 28 años, gritó campeón de la Copa América
Los dirigidos por Lionel Scaloni derrotaron 1-0 al seleccionado local, en la definición de la edición 47 del torneo continental. Angel Di María anotó el tanto para la "albiceleste".
Argentina cortó este sábado la racha negra de 28 años sin
títulos y se consagró campeón de la Copa América 2021, al vencer en la final a
Brasil, el anfitrión, por 1 a 0 en el estadio Maracaná.
El único gol del seleccionado nacional, cuyo último título
"mayor" había sido la Copa América Ecuador '93, fue obra del
delantero Ángel Di María a los 21 minutos de la etapa inicial.
Luego de seis derrotas consecutivas en finales (cuatro de
Copa América, una en el Mundial Brasil 2014 en el mismo escenario de esta noche
y otra de Copa Confederaciones), Argentina se sacó la "mufa" y
también se la sacó fundamentalmente Lionel Messi, emblema de los merecimientos
de toda una generación. El crack rosarino saldó la deuda más pesada que se le
reclamaba.
La corona es, además, la primera que consigue la selección
tras la muerte del máximo símbolo de su historia, Diego Armando Maradona,
ocurrida el 25 de noviembre del año pasado.
En el legendario Maracaná, de Río de Janeiro, hubo alrededor
de cuatro mil invitados especiales, el único encuentro del torneo que tuvo algo
de público en el marco de la pandemia de coronavirus.
El respeto mutuo dominó el inicio del partido: no sólo era
el choque de los dos seleccionados más fuertes del continente sino, además, el
duelo de individualidades que se conocen mucho. También dominó la pierna
fuerte, al estilo de los viejos clásicos, a tal punto que cuando iban apenas
dos minutos llegó el primer amonestado, Fred, por una falta a Gonzalo Montiel.
En ese marco, con los dos equipos preocupados antes por
interrumpir el circuito creativo del adversario que por generar en el arco
rival, Brasil se mostró algo más prolijo y también un poco más incisivo, sobre
todo por la sociedad entre Neymar y Richarlison.
Hubo dos aproximaciones que generaron el astro del PSG y el
delantero del Everton, ambas frustradas por la intervención de los defensores
argentinos.
Argentina era eficiencia en los cuidados más que cualquier
otra virtud cuando sacó ventaja: a los 21 minutos De Paul sacó un gran pelotazo
desde campo propio para Di María, que aprovechó el error de Renan Lodi (le
"pifió" al despeje), entró al área y definió de emboquillada ante al
salida de Ederson.
(Un gol de emboquillada de Di María, ante Nigeria, le había
dado a Argentina, representada por el Sub 23, el último título internacional:
la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Beijing 08).
No cambió el partido después de la apertura del resultado.
El mal estado del campo de juego y la presión ejercida por ambos en la mitad de
cancha hizo todo trabado, parejo, poco claro. Argentina volvió a llegar con Di
María, pasada la media hora, con un tiro que rebotó en Thiago Silva; y Brasil
no pudo aprovechar las muchas imprecisiones que mostraron los de Scaloni en la
salida, aunque conservaron siempre la concentración y el orden.
Brasil salió con todo en el complemento y estuvo dos veces
al borde del empate, las dos con Richarlison, que se tiró al sector derecho de
su ataque y sacó ventaja: la primera terminó en gol anulado por offside y la
otra la sacó Emiliano Martínez.
Para resolver el sufrimiento que padecía Marcos Acuña,
Scaloni decidió el ingreso de Tagliafico por Lo Celso apenas pasado el cuarto
de hora. El cambio profundizó la idea sugerida, minutos antes, con la entrada
de Guido Rodríguez por Paredes.
El partido entró luego en el clima que buscó Argentina.
Brasil, después de aquellas aproximaciones, no pudo imponer su fútbol y el
equipo de Scaloni, sobresaliente el esfuerzo de cada uno de los jugadores para
morder, para cortar, para correr, intentó eventualmente con algún contragolpe y
trabajó sobre el reloj.
Argentina aguantó los últimos embates de Brasil y con el
último pitazo de Ostojich, después de que Messi desaprovechara una ocasión
ideal para bajarle el telón al marcador, explotó la emoción albiceleste, la angustia
acumulada de tantas frustraciones, la sonrisa ancha en la cara del propio Messi
con la Copa allá en lo alto. Por fin, Messi y la Copa. Por fin.
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