“Mientras el parador funcionó, no hubo ni una foto del exgobernador”, dijo Fouces


Emilio Fouces hizo el alegato defensivo para el exministro de Turismo Hugo Marsó y el empresario Gerardo Caruso. Se refirió al parador playero de Mar del Plata. “Mientras el parador funcionó, no hubo ni una foto del exgobernador”. Una imagen grabada de aquel enero de 2015 indica lo contrario.

Para hoy estaban previstas las exposiciones de Raúl Barrandeguy que no pudo asistir. Según habían adelantado ayer los propios defensores, al abogado que lidera la defensa del exgobernador le seguirían en las exposiciones de José Velázquez, Miguel Cullen, Emilio Fouces y Marcos Rodríguez Allende.

Sólo Fouces desplegó su defensa por los imputados Caruso y Marsó. El resto pidió posponer esa intervención para el jueves, cuando sí aseguraron que estarán presentes en el salón.

La defensa rondó sobre algunos conceptos puntuales: que el parador playero en Mar del Plata no tuvo nada que ver con ninguna campaña proselitista sino que fue, sencillamente, para promover el turismo en Entre Ríos. Eso quedó demostrado, según el abogado, con los números de ocupación de camas en la provincia a fines de 2015. De modo que, para Fouces, el entonces ministro de Turismo se limitó a cumplir con su objetivo por el cual juró como funcionario público.

“No hubo ninguna campaña proselitista. Eso es una idea antojadiza de la Fiscalía. Urribarri no estaba en una campaña. El régimen electoral nacional establece momentos donde se lanzan las campañas, estábamos fuera de ese momento. Esta defensa traerá personas que van a acreditar esta situación”, prometió.

“Marsó era ministro de Turismo, juró cumplir su función que era promover el Turismo, no  interesó al gobernador. Lo que hizo fue proponer distintas acciones tendientes a cumplir con su obligación. Propuso armar un centro de esparcimiento con el objetivo de promover a Entre Ríos como destino. Entiendo que al MPF no le gustó esa promoción. Como defensor podré acreditar con números cuál fue el resultado de esa acción. ¿Se logró que Urribarri sea candidato a presidente de la nación? No. Uno siempre escucha a los políticos en reportajes que dicen que su máxima aspiración u honor es llegar a la Presidencia de la Nación. El hecho que Urribarri haya manifestado que le gustaría ser presidente a ser precandidato, hay un largo camino”, subrayó.

Anunció la testimonial de Sebastián Bel, dirigente de la Cámara Entrerriana de Turismo. “Él está hace 30 años en industria del turismo y dijo en la investigación que la mejor gestión fue la de Marsó, que ese año fue el mejor en números”. “Marsó fue muy eficiente su gestión”, acotó.

En la acusación fiscal se indica que el trámite administrativo del Gobierno de Entre Ríos para destinar la partida e instalar el parador fue con carácter “urgente”. Desde el Ministerio Público Fiscal se achaca, entre otras cosas, sustraer ese dinero para satisfacer el interés personal del exmandatario y, sostienen los fiscales, que si fue un acto de gobierno no necesitó ser urgente, sino que pudo preverse con anticipación. “Esto no se puede prever con tres meses de anticipación. ¿Qué es lo sospechoso? Se recurrió como dice Fiscalía a un trámite más rápido regulado en la ley, previsto para cuestiones de último momento. Pero de ahí a que se ponga en duda la legalidad, es una exageración”, contestó.

“El parador fue un éxito. Explotaba de gente, había espectáculos musicales, artísticos, actividades para niños. Iba la familia. Entiendo que se lo hubiese cuestionado a Marsó si estaba encargado de hacer el puente que se cayó en calle Moreno, pero se lo cuestiona por cumplir con su función”, asentó.

“Hay que saber quién es Caruso”

Después hizo la defensa de Gerardo Caruso, a quien llaman Foia. Fouces pidió que nombren a su defendido por el apodo, dijo que “está bien que se lo llame así”.

“Viene del ambiente artístico. La fiscalía lo acusa de hacer el trabajo sucio de sacar la plata. Pero hay que saber quién es Caruso, la persona que estuvo sentada acá ayer”, desafió. Hoy Caruso fue eximido por el tribunal para tomarse un avión y volver a su casa en Buenos Aires, desde donde continuará la audiencia de modo virtual. 

“Caruso es muy conocido en ambiente artístico, de comunicaciones de Argentina. Acá se lo plantea como el vivo, aprovechador que vino en connivencia con no sé quién. Se presentó en una licitación, se dijo los dos minutos de diferencia entre la compra de dos pliegos, se habló de los dos oferentes que se presentaron a esa licitación. Pero nada ilegal”, dijo . Se refirió de esa manera a la acusación fiscal sobre la instalación y puesta en funcionamiento del parador playero.

Ayer la fiscal Cecilia Goyeneche aseguró que acumulan pruebas que indicarían el contacto previo entre Caruso -quien resultó beneficiado con la licitación que achacan simulada- y el círculo íntimo de Urribarri. La procuradora adjunta también mencionó documental que probaría retornos a la empresa de Juan Pablo Aguilera por ese contrato. 

“Fiscalía habló de las notas de color. El juego en que andamos, una sociedad observada por parte de Fiscalía por tener un patrimonio de 60.000 pesos. Es así para cualquier empresa de servicios. Con eso observan la capacidad de cumplir con el objetivo. No se le puede achacar a El juego en que andamos ningún incumplimiento”, respondió el defensor.

De inmediato preguntó si “el parador funcionó. Contestó que sí. Preguntó si el parador se abrió. Respondió que estuvo abierto hasta el último día contratado”. Agregó que “tuvo espectáculos para público de alto nivel y estuvo a la altura, de alto impacto en el público, no para que Urribarir sea presidente, sino para que vengan a veranear a Entre Ríos”.

“Está huérfanos de argumentos”, atacó después. “Mientras el parador funcionó, no hubo ni una foto del exgobernador. El único motivo del parador fue mostrar las bellezas de Entre Ríos. Estuvieron los carnavales, los cítricos, todo lo que nos caracteriza como provincia”.

Gerardo Caruso fue la máxima autoridad del Fútbol para Todos en el gobierno de la expresidenta Cristina Fernández. Fouces lo recordó. Dijo también que fue productor ejecutivo de Susana Giménez, que organizó la visita de Liza Minelli al país, entre otros antecedentes. “De esto no dijo nada Fiscalía “reclamó, por último.

Una audiencia con dificultades

Una placa roja en el margen superior derecho de la pantalla. Una inscripción en blanco dentro del bloque compacto de color: “Servicio de Información y Comunicación Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos”. La imagen permanece estática, inmóvil en el Canal de YouTube del Poder Judicial. De repente, aparece debajo un cuadro pequeño con la leyenda “EN VIVO. Día 2. Causas acumuladas Legajo OGA 4385, Expediente 6399 y Legajo OGA 11808 Sergio Urribarri y otros”.

El juico más importante por corrupción en Entre Ríos, en los últimos años, se transmite por el Canal de YouTube del Poder Judicial de la provincia. Todavía cuesta habituarse a los nuevos modos de vinculación, a las vías remotas, a los contactos virtuales y fríos, llenos de inconvenientes tecnológicos.

Una voz lejana, masculina, ordena a las personas que pueden sentarse. Están dentro de un salón amplio y lujoso. Es el presidente del tribunal José María Chemez, que de ese modo abre el segundo día de un debate más mucho más voluminoso que el resto de los juicios, porque suma cinco investigaciones individuales por corrupción, quince personas imputadas, diez abogados defensores, cuatro fiscales, tres jueces, un secretario, un asistente y un agente policial. En total puede haber 35 personas en el lugar, según se dispuso hace algunas semanas en el protocolo sanitario. Pero en realidad, al lugar donde se realiza el juicio y están las cámaras que transmiten imágenes y sonido por internet, concurren menos de la cantidad establecida.

En el cuarto piso del palacio de tribunales también están los jueces Carolina Castagno y Elvio Garzón -que junto a Chemez componen el tribunal-; los fiscales Cecilia Goyeneche, Patricia Yedro, Juan Francisco Ramírez Montrull y Gonzalo Badano. Y los imputados Pedro Báez, Corina Cargniel, Alejandro Almada, Maximiliano Sena, Emiliano Giacopuzzi, Gerardo Caruso y Gustavo Tórtul.

Sergio Urribarri, ex gobernador de la provincia en dos oportunidades y actual embajador en Chipre e Israel, integra el debate de modo virtual, a miles de kilómetros de Paraná. Su rostro aparece en una pantalla gigante, colocada en el Salón de Actos del Superior Tribunal de Justicia (STJ). Un sistema para hacer presentes en el lugar a personas que no están físicamente.  Junto a esa imagen aparecen otras, armando una especie de cuadrícula. Se observa a los abogados Marcos Rodríguez Allende, Ignacio Díaz, Miguel Cullen, Juan Antonio Méndez. Y a los imputados Germán Buffa, Hugo Marsó, Juan Pablo Aguilera, su esposa Luciana Almada, Hugo Céspedes y Gustavo Tamay.

De la audiencia no participa Raúl Barrandeguy ni Candelario Pérez, dos abogados que junto a Rodríguez Allende ejercen la defensa de Urribarri. Ayer lunes, el primer día de juicio, Barrandeguy dijo que no se sentía bien y se realizó un hisopado con el objetivo de detectar o descartar un cuadro de Covid-19. Ese estado de salud le impidió asistir este martes al debate, ni siquiera de modo virtual pudo estar, pese a que esta mañana sí pudo dar una nota en una radio paranaense.

En ese medio, Barrandeguy dijo que “no se puede hacer una defensa así”, que nunca ha “firmado un escrito solicitando una postergación”. “Queremos un juicio justo, con garantías. Nosotros, por instrucción de Urribarri, vamos a actuar”, advirtió a la emisora de UNER. En esa entrevista que le hicieron colegas del programa Cara y Ceca, el defensor también aseguró que “no planteamos una chicana, pero alguien que me diga cómo se hace un careo de forma virtual. Hay una lamentable inclinación a llevarlo adelante como sea”, y sentenció: “Acá hay algo más, es explícito y torcido. Pero van a rendir cuentas. Es un sector del Poder Judicial con vínculos políticos”.

La cuestión de la presencialidad y los contactos estrechos entre los integrantes que componen el debate fue objeto de un llamado de atención por parte del presidente del tribunal.  “Reitero a las partes el uso obligatorio del barbijo. Acá adentro nadie se va a contagiar si se respeta estrictamente el protocolo. Después pasa por la responsabilidad personal de cada uno y lo que hace afuera de la audiencia. Ayer tuvimos que llamar la atención sobre esto porque no lo están respetando y hoy también”, marcó Chemez.

La audiencia se debió interrumpir en dos oportunidades distintas hoy. Primero porque se esperaba la conexión remota del codefensor de Urribarri, Candelario Pérez y nunca ocurrió. Según diría después el abogado Rodríguez Allende, Pérez también padece síntomas de Covid-19. Uno a uno, los letrados conectados vía internet fueron pidiendo no alegar como habían previsto. Argumentaron que no estaban presentes en el salón, y que preferían hacer las contestaciones a Fiscalía el próximo jueves. Así lo reclamaron todos los que estuvieron, menos Rodríguez Allende. 

Unos minutos después la audiencia volvió a interrumpirse. El abogado José Velázquez que sí estaba en el salón, pidió un cuarto intermedio para hablar por teléfono con su colega, Ignacio Díaz y organizar cómo sería el alegato defensivo. Después, cuando se reanudó el juicio, anunció que tampoco alegaría hoy.

Emilio Fouces quedó solo. Fue el único abogado que desplegó su defensa este martes. Empezó con su exposición alrededor de las 10 de la mañana. Pocos minutos después, el presidente del tribunal debió interrumpir, otra vez, el desarrollo de la audiencia: 

–Advierto que apagan las cámaras. No sé si son abogados o imputados, pero no puedo estar todo el tiempo pidiendo que respeten las cuestiones formales.

Automáticamente comenzaron a verse otra vez los rostros de los conectados vía internet. El defensor Miguel Cullen debió quedarse conectado sólo a través de su teléfono. Tenía dos conexiones más abiertas.

Análisis   

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