Megajuicio por corrupción: comenzaron a declarar los testigos


Un cable asomaba en tejado. TBP pensó que eran un juguete. Es habitual que los niños que viven al lado arrojen sus trastos por la ventana. Y ahí quedan esos objetos, en algún punto del patio o la terraza, hasta que la dueña de casa o TBP deciden juntarlos.

Ese 1 de agosto de 2016, la mujer que hace 17 años limpia la casa de calle Villaguay e Irigoyen de Paraná, bajó de la terraza y avisó a la dueña de casa que había visto un objeto en el techo. Buscó una escalera móvil y trepó hasta alcanzarlo. Era una pequeña caja negra, de plástico duro y detalles en rojo. No sabía de qué se trataba, aunque en ese momento reafirmó su idea sobre los niños y los juguetes arrojados por la ventana. Lo entregó a la dueña de casa, terminó su trabajo de aseo y se fue.

Así lo contó este martes frente a los jueces José María Chemez, Carolina Castagno y Elvio Garzón. 

“La señora después me contó que se trataba de una memoria, y que la entregó a la Policía”, acotó más tarde.

Esa memoria, considerada por el Ministerio Público Fiscal (MPF) como “la caja negra” que contiene información de los “retornos” a las empresas Tep SRL y Next SRL, fue secuestrada en el marco del allanamiento que estaban realizando agentes de la Policía Federal y el MPF en el inmueble de calle Racedo 415. Según alegó la procuradora Adjunta Cecilia Goyeneche, hace algunos días, la contadora Corina Cargniel -a quien calificó como “mano derecha” de Juan Pablo Aguilera, cuñado del exgobernador Sergio Urribarri-, arrojó ese disco externo por el ventiluz de un baño, para no ser detectado en el operativo.  

“Habitualmente barro afuera, entro, subo a la terraza, barro ahí, limpio adentro de la casa. Ese día subí a la terraza, estaba sacando telas de araña y vi que asomaba un cable en  el tejado. Bajé y avisé a señora que eso colgaba. Pensamos que era un juguete de los nenes de al lado. Lo saqué, lo alcancé a la señora, terminé mis quehaceres y me fui”, dijo.

En la sala de audiencias, la pantalla muestra la canaleta de la casa amarilla, donde estaba el disco extraíble.


La fiscal Patricia Yedro, a cargo de la investigación en el legajo conocido como “causa de la vaca” o “causa de las imprentas”, le mostró el aparato secuestrado a la testigo. Le preguntó si se trataba de aquel dispositivo que vio en el techo. TBP contestó que sí.

La hipótesis acusatoria principal de la “causa de la vaca” apunta a que entre 2010 y 2015, el gobierno de la provincia direccionó partidas publicitarias para la vía púbica a las empresas Tep y Next. En la acusación formal se sostiene que las dos empresas, una de diseño gráfico y otra una imprenta, ubicadas en calle Racedo, tienen como titulares a personas que serían “testaferros” de Aguilera. Se trata de la contadora Cargniel, Maximiliano Sena, Emiliano Giacopuzzi, Alejando Almada y su hermana, Luciana Almada -pareja de Aguilera-.

Los defensores preguntaron a TBP sobre el episodio. Apuntaron a saber cómo fue entregado a la Policía un dispositivo que, en principio, las mujeres creyeron un juguete. Consultaron sobre los movimientos en el barrio, si el allanamiento había sido advertido. 

–¿Usted le vio alguna marca particular, un sello a ese disco? –consultó Raúl Barrandeguy.

–No, no le vi ninguna marca –respondió la testigo.

–¿Y entonces cómo sabe que ese disco que le mostraron es el mismo que usted bajó del techo?

–Por las marcas rojas.

Ese fue uno de los cuestionamientos recurrentes de los defensores: que si la prueba que está ofrecida en el auto de remisión a juicio, es la misma prueba que están queriendo incorporar los fiscales al juicio. De hecho hubo una controversia no resuelta, sobre la cual el tribunal tomará una decisión el jueves próximo. Otro de los puntos cuestionados fue la selección de la Policía Federal para los allanamientos y no la Policía de la provincia.

“Hojas membretadas de otras empresas, computadoras, teléfonos y un disco extraíble”

Sobre el allanamiento en calle Racedo 415 y el secuestro de un disco extraíble a la vuelta de ese lugar, declaró el delegado del MPF Ignacio Fariña. Fue interrogado por la fiscal Patricia Yedro. En el marco de su testimonio también se emitió un video que mostró la presentación del delegado en la propiedad, el recibimiento de Cargniel, el ingreso al lugar y un recorrido por todas las instalaciones. Se observó en la pantalla un galpón de dimensiones importantes, maquinarias, teléfonos celulares que fueron secuestrados -de empleados y directivos-, vehículos de las empresas, compartimentos u oficinas en planta baja y el piso superior, una sala de reuniones, un baño, entre otros espacios.  Además se observaron fotos del lugar y los efectos secuestrados: teléfonos, computadoras, cajas con documentación, entro otros objetos.

“La autorización era para secuestrar documentación, libros contables, societarios, medios de almacenamiento, CPU, celulares, para constatar vehículos, maquinaria, y para identificar la totalidad de personas que estaban ahí. Estaba autorizado el personal informático para intervenir, asegurar la evidencia informática, trabajar en máquinas o computadoras prendidas, para acceder a cuentas de correo electrónico y descargar mensajes”, recordó el funcionario.

Dijo que lo acompañó personal de la Policía Federal. “Me acuerdo de la puerta blindada. Que llamamos hasta que en un momento nos atiende una ciudadana, Cargniel de apellido, le hice saber el motivo de nuestra diligencia y le solicité que me comunique con el encargado de la empresa. Ahí llegó el señor Giacopuzzi. Lo puse al tanto de la medida”, agregó.

Hojas membretadas

Fariña contó que convocaron a todas las personas que estaban en el lugar y se les pidieron los celulares. Mencionó a varios empleados: “Lescano, Cargniel; Caligaris, Báez y Pereyra, además de Giacopuzzi. Una vez que ingresamos a recepción, a mano izquierda vimos una sala de reuniones con una notebook encendida. Se identificó como la computadora de Giacopuzzi. Se continuó con la requisa. Era un galpón muy grande, con oficinas, un piso, máquinas, era grande. Había mucha información, mucha documental, en una de las habitaciones había cajas y bolsas con documental. Se secuestraron computadoras personales, fotos, un cuaderno con anotaciones o agenda personal -creo que decía Juan Pablo o algo así-. En otras oficinas había más CPU. La mayor cantidad de documentación estaba en una habitación del fondo. Había desde talonarios, recibos, cuestiones relacionadas al giro de la empresa que ahí me enteré que una imprenta, documentación con membretes de otras empresas. Había papeles con membretes de otras empresas: Montañana, Alfa, Publicitar. Eran varias, un gran volumen documental”.

Disco extraíble

Fariña también refirió al hallazgo de un disco extraíble en la casa de una vecina. “Pasado el mediodía, el fiscal -Santiago- Brugo me dijo que me presente en el domicilio de calle Irigoyen porque una vecina que había encontrado algo. Nos entrevistamos con la señora y nos informó que su empleada había encontrado algo cuando estaba limpiando. Nos dijo que en primera instancia pensaron que era un juguete. Aparentaba ser un disco extraíble que había sido bajado de la canaleta del fondo, en un patio. Me comuniqué con Brugo y dispuso el secuestro. Se buscó a testigos para realizarlo”. Más adelante, declarando sobre ese aparato dijo que le llamó la atención porque “era un disco extraíble sofisticado, negro y rojo, no sé si tenía las puntas de silicona”.


En la sala de audiencias, la pantalla muestra el disco extraíble secuestrado en una casa vecina a la imprenta de calle Racedo.

De inmediato el delegado del Ministerio Fiscal agregó que el lugar donde apareció el dispositivo “daba cuenta que al fondo de esa vivienda era una especie de continuación del galpón de la imprenta en calle Racedo”.

Ese aspecto fue objeto de cuestionamiento por los abogados defensores que preguntan por la orden de allanamiento en la casa de calle Irigoyen. Es otro de los puntos discutidos no sólo por la orden de allanamiento sino por la intervención o no de un delegado en el secuestro.

“Esto está en el corazón de la legitimidad”, apuntó el defensor Barrandeguy al consultar sobre la “cadena de custodia” de los elementos.

La mención a Patricia Bullrich

El policía federal Maximiliano Pepe fue el primero en declarar este martes ante el tribunal. En 2016 prestó servicios en la Delegación Paraná de la Policía Federal. Colaboró en los allanamientos realizados el 1 de agosto de ese año, para la investigación que llevaba adelante el Ministerio Público Fiscal. Dijo que acompañó a la fiscal Patricia Yedro en un allanamiento realizado en calle Villaguay y que, luego de ese operativo que fue negativo, concurrió a calle Racedo 415.

“En el oficio se buscaban aparatos electrónicos, de almacenamiento, facturas. En calle Villaguay no se secuestró nada. Después fuimos a calle Racedo, donde hice un acta anexa a la que estaban haciendo. Me tocó una oficina que estaba al fondo del galpón, en el primer piso. Había cajas con facturas, documentación contable, celulares, tarjetas chip. Era muy extenso, muy grande el lugar. Había un local y un galpón muy grande. Encontré sobres de papel tipo manila, celulares. Usamos fajas de secuestro que si se quieren despegar se rompen, bolsas de nylon que la única manera de abrirlas es destruyéndolas la bolsa, son inviolables”, describió.

“Una vez secuestrada la documentación y los dispositivos, se llevó a la sede del Ministerio. No llevamos nada a la delegación”, contó.

Cuando intervino el defensor Miguel Cullen, le preguntó a Pepe sobre la asiduidad de las intervenciones de la Policía Federal en causas provinciales. El testigo respondió que obedeció la orden de su superior. Entonces fue repreguntado por sus superiores. El policía respondió que en la Delegación Paraná, en ese momento “había principal, subcomisario y comisario. Dependíamos del área que queda en Rosario, del comisario inspector que estaba a cargo, más arriba nos vamos a Córdoba”, dijo.

–¿Y más arriba? –repreguntó Cullen.

–Todas las fuerzas dependen del Ministro de Seguridad.

–¿Quién era ministro de Seguridad en 2016?

–No sé.

–¿Puede haber sido Patricia Bullrich?

–Puede ser –contestó el testigo.  

“Teníamos delitos propios que investigábamos, colaborábamos con la Justicia Federal y también con la justicia ordinaria. No teníamos idea de qué se trataba en este caso”, señaló Pepe.

Análisis

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