“No, madre no hay una sola”
Nota de opinión, por Mujeres con vos y voz, de la ciudad de Federación.
Hasta hace no mucho tiempo, existía solo una imagen de madre
posible: idealmente biológica, en pareja heterosexual, y con dedicación
exclusiva o al menos con prioridad absoluta para sus hijos/as.
Sin embargo, a lo largo de la historia, muchas mujeres han
cuestionado este imaginario que proponía un único modo de ser una “buena madre”
y que no se correspondía con la experiencia diversa que implica la maternidad.
De hecho, si miramos a nuestro alrededor, seguramente vamos
a identificar múltiples formas de maternar, según elecciones personales y
situaciones de desigualdad económica y social entre quienes ocupan este rol.
En este sentido, madre no hay una sola. Existen las madres
biológicas, pero también las adoptivas, en pareja con personas del mismo sexo,
con discapacidad, madres trans, mujeres que se desarrollan profesionalmente
mientras ejercen la maternidad, madres solas. Y también, hay personas con
capacidad de gestar, que no son mujeres.
Entender la maternidad desde un sentido amplio, contemplando
la diversidad de experiencias, es fundamental para desarrollar acciones y
políticas públicas que tiendan a equiparar el desigual acceso a derechos. Solo
por poner un ejemplo concreto, el régimen de licencia por maternidad actual, no
contempla las nuevas composiciones familiares, así como tampoco la informalidad
laboral existente en nuestro país
Hacia la igualdad de
derechos
En Argentina, según la ley de contrato de trabajo sancionada
en 1976, la licencia por maternidad es de 90 días. En el sector público, los
plazos varían según la jurisdicción. En el mejor de los casos, llegan a ser de
100 (a nivel nacional) o de 105 días (en Ciudad de Buenos Aires).
Ante este escenario, la Comisión de Trabajo y Previsión
Social del Senado dio dictamen a una serie de proyectos de ley que buscan
modificar el régimen de licencias vigente.
No obstante, al hacer una revisión sobre los proyectos, hemos
identificado que todavía se sostiene la figura de “madre” o “padre”, e incluso
se hace mención al “personal femenino”. Las palabras que se utilizan no son un
aspecto menor, porque -como mencionamos anteriormente- hay personas gestantes
que no son mujeres y que pueden no ser contempladas por sus empleadores en caso
de requerir este tipo de licencias.
Pero, además, siguen siendo excluidas de este derecho las
trabajadoras en condiciones de informalidad. Según la Superintendencia de
Riesgos del Trabajo (2021), el 37,2% de las asalariadas no se encuentra
registrada.
Entre las trabajadoras independientes, el 67,6% de ellas se
encuentra en situación de informalidad. Esto implica que estas mujeres, no solo
no tienen acceso a la licencia por maternidad, sino que además son más
susceptibles a sufrir las consecuencias de las crisis económicas cíclicas de
nuestro país.
Para complejizar aún más, si abordamos este análisis desde
una perspectiva interseccional, es posible arriesgar –dado que no hay
estadísticas oficiales actuales– que las mujeres trans tienen mayores
dificultades para acceder al mercado de trabajo formal. Por lo tanto, en su
caso, ser mujer y además ser trans, opera como un doble factor de
discriminación y la maternidad para ellas transcurre en situaciones de mayor
vulnerabilidad.
Desde Grow hacemos la invitación a pensar en la pluralidad
de madres que existen, para poder identificar sus diversas realidades y diseñar
así políticas específicas que les garanticen a todas ellas –y por lo tanto a
sus hijos/as– las mismas oportunidades.
Por Marisol Andrés líder de proyectos y coordinadora de
comunicación Grow, género y trabajo www.generoytrabajo.com.
“MUJERES CON VOS Y VOZ”
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