¿Irregularidades en el incendio de Soychú?: El directorio de la empresa ocultaría información y agrede a la prensa


Luego del lamentable siniestro sufrido en la planta frigorífica avícola el pasado viernes, la empresa Soychú ha adoptado una actitud de llamativa intolerancia con los medios de prensa. Si bien podrían ser comprensibles algunas sensibilidades a partir del desafortunado hecho, la agresión verbal violenta contra una periodista porque hizo una pregunta supuestamente incómoda, o utilizar la policía para correr a los cronistas que tomaban imágenes desde la calle, son repudiables actos de intolerancia.

Luego del incendio que sufrió gran parte de la planta del Frigorífico de Aves Soychú,  en Gualeguay, el cual consternó a casi toda la sociedad gualeya, las consecuencias del grave siniestro pasaron a ser una preocupación central de toda la ciudad, y el eje de cualquier contacto que pudiera lograr la prensa con alguna autoridad de la firma. De igual modo, una panorámica de cómo quedó la planta luego de lo ocurrido era la imagen que acompañaría cualquier respuesta a esa preocupación. Pero, por alguna extraña razón, y a saber de sus reacciones, esto resultó incómodo o inconveniente para la empresa afectada.

Por ejemplo, el sábado a la mañana, el Director de la firma, Edgardo Denoni, en una ronda de prensa improvisada frente a la empresa, luego de cerrar una respuesta aludiendo a que van a poner nuevamente de pie la planta siniestrada, la periodista Natalia Frías, de Somos Gualeguay, le preguntó si eso sería en el mismo lugar, en la ciudad de Gualeguay. El empresario, visiblemente consternado, manifestó no saber porqué le hacía esa pregunta. Luego de titubeos, Denoni manifestó: «Lo evaluamos muy superficialmente pero arrancar de cero en otro lugar llevaría mucho más tiempo».

Pero no todo quedó allí, sino que, una vez apagadas las cámaras y los micrófonos, el empresario, furibundo, atacó verbalmente a la periodista, increpándola por la pregunta que le había realizado. «Sos una ignorante», le gritó Denoni a Frías, y le exigió: «reconocé que te equivocaste con la pregunta», mientras que en creciente tono dijo: «no tenias porqué preguntarme eso». Como el destrato y las acusaciones no solo no se detenían, sino que crecían conforme pasaba el tiempo, la periodista, temiendo un ataque físico, le dio la espalda y volvió hasta su móvil. Mientras se alejaba, el empresario insistía: «si quieren que me vaya, me voy». Todo esto fue apreciado por su camarógrafo, los colegas que estaban trabajando con ella, y trabajadores de la firma que estaban en el lugar.

Por otro lado, el domingo, las tareas de limpieza realizadas por el personal habían desnudado el impacto del fuego hacia adentro del edificio, dejando a la vista el daño en toda su dimensión. Esto era fácilmente apreciable desde la calle, desde donde quien suscribe intentó tomar una imagen, pero fue interrumpido por un funcionario policial, quien ordenó pedir permiso a alguien de la empresa para hacerlo. Claro está que, para evitar problemas, debimos cumplir con el abuso policial, pero, más tarde, tomamos la imagen desde la vereda de enfrente. De esto fueron testigos quienes estaban conmigo, a la vez que hay otros colegas que quisieron hacer lo propio y le fue impedido.

Por último, cabe recordar que estas actitudes no son nuevas, sino que vienen ocurriendo desde que se lo señala como fuente de contaminación ambiental, pero antes solo dando o quitando publicidad a los medios según éstos hablaran bien o mal de la firma. Estos viejos hechos, más estos nuevos, desnudan el desprecio que cultiva la empresa Soychú, y, en particular, Denoni, por la tarea que realiza el periodismo, a la vez que pone en evidencia su intolerancia respecto de todo aquello que le resulta incómodo o inconveniente a sus propios intereses.

Norman Robson para Gualeguay21

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