El 42,1% del valor de un kilo de naranjas, corresponden a impuestos
Un estudio elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) revela que los tributos del Estado (en sus tres niveles) representa el 42,1% del precio final de un kilo de naranjas provenientes de Chajarí. En la cadena de producción el único que no obtiene ganancias es el que produce la fruta.
Por segundo año consecutivo, durante los últimos tres meses
del 2021 se analizó la cadena de valor de la naranja fresca desde el productor
-ubicado en el caso de estudio en la localidad de Chajarí- hasta su
comercialización en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), bajo modelos de
simulación de empresas y comercios.
De los $69.8 en los que se vendió el kilo de cítrico dulce
en CABA –precio promedio de noviembre 2021-, el 21.1% corresponde a ganancias
($14.7); el 36.8% a costos ($25.7) y el 42.1% a impuestos y tasas ($29.4).
Con respecto a las ganancias netas (21.1%), solo 3 de los 4
eslabones que conforman la cadena las lograron: el galpón de empaque obtuvo el
1.4% ($1); el mayorista 8.1% ($5.7) y el minorista 11.6% ($8.1). El productor
fue el único que no tuvo rentabilidad, mientras que en el año 2020 había
obtenido una ganancia del 3.9% del precio de venta final. La redistribución de
la ganancia se concentró principalmente en la comercialización tanto a nivel
del operador mayorista (puesto en el Mercado Central de Buenos Aires) como
minorista (verdulería e hipermercado de CABA), en desmedro del eslabón más débil,
quien inicia el proceso económico.
Tras analizar los costos, impuestos y ganancias netas de
cada eslabón, podemos concluir que del precio de venta final de un kilo de
naranja ($69.8), el productor explica el 7.7% ($5.4); el empacador el 5.3%
($3.7); el operador mayorista el 19.5% ($13.6); y el minorista el 25.4%
($17.7). Por su parte, la presión tributaria del Estado, en sus tres niveles,
asciende a 42.1% ($29.4), cuando en el año 2020 había sido de 38.3% –para los
modelos de simulación analizados–.
El estudio evidencia que los eslabones que generan valor
agregado (producción y empaque) sólo explican el 13% del precio final del
cítrico dulce. “Un productor que no tiene rentabilidad, pese a haber invertido
y arriesgado a cielo abierto, no está en condiciones de aumentar su
productividad ni reconvertir. Al no ser sustentable en el tiempo, a mediano o
largo plazo, es un productor que tiende a desaparecer”, afirmó Eduardo
Rodríguez, director del sector de Economías Regionales de CAME.
Según el libro “Citricultura, estudio de la cadena de
valor”, publicado por CAME en 2015, Argentina tiene implantadas unas 46 mil
hectáreas de naranja, concentradas en las provincias de Entre Ríos (más de
1.780 productores), Corrientes (más de 980 productores) y Misiones (más de 220
productores), con una superficie promedio de la quinta de menos de 25
hectáreas, destinándose al mercado interno unas 528 mil toneladas anuales.
Metodología
Durante el último trimestre del 2021, CAME analizó
nuevamente la cadena de valor de la naranja fresca desde el productor, ubicado
en el caso de estudio en la localidad entrerriana de Chajarí, hasta su
comercialización en ocho verdulerías y tres hipermercados de CABA, bajo modelos
de simulación de empresas y comercios.
Las etapas de la cadena identificadas fueron:
Producción: implica las tareas de plantación y se incluyen
las tareas culturales que año a año se deben realizar -poda, raleo, cosecha y
tratamientos fitosanitarios, entre otras-.
Empaque: involucra tareas de traslado de la naranja desde la
chacra hasta el galpón donde se realiza la limpieza, clasificación y encerado.
Operador mayorista (Mercado Central de Buenos Aires):
involucra tareas de traslado desde el galpón de empaque, descarga y traslado
dentro de las distintas naves del mercado, y comercialización a externos. Por lo general, el operador o puestero recibe
la fruta en consignación.
Comercialización minorista (verdulerías e hipermercados de
CABA): supone tareas de compra y traslado desde el Mercado Central hacia el
establecimiento de venta, mantenimiento del lugar y costos generales.
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