Cómo usar y calibrar mochilas pulverizadoras
Las mochilas pulverizadoras manuales se utilizan normalmente para aplicar fitosanitarios en pequeñas extensiones. Usarlas y calibrarlas correctamente permite aplicar la dosis correcta, protegiendo a quién lo hace y usando eficientemente el producto.
Las mochilas pulverizadoras, tienen la función de generar
gotas del producto fitosanitario que queremos aplicar para controlar insectos,
enfermedades o algunas especies consideradas “malezas”.
¿Cómo son las mochilas pulverizadoras manuales?
Estas mochilas constan de un tanque que puede ser de 16 o 20
litros, una bomba tipo pistón, que se acciona con una palanca; una manguera
reforzada en cuyo extremo se ubica la lanza de pulverización, que contiene el
porta boquillas y la válvula de descarga. Normalmente cuenta con un sistema de
agitación de la mezcla en el tanque accionado desde la misma palanca.
Algunas mochilas son reversibles, cambiando las correas se
puede operar la palanca con la mano derecha o con la izquierda de acuerdo a la
comodidad de la persona que realiza la tarea.
Es importante realizar el mantenimiento preventivo indicado
por el fabricante que normalmente recomienda el buen lavado del equipo, la
lubricación de la bomba y la válvula de descarga, de esta forma se prolonga la
vida útil.
Calibración
El volumen aplicado por unidad de superficie depende del
pico o boquilla utilizado, de la velocidad de avance de la persona que aplica y
de la presión de trabajo. Si alguna de estas variables cambia, se debe volver a
calibrar. La presión de trabajo se puede obviar en el caso que se utilice un
regulador de presión, que a menos que se cambie el regulador, esta permanece
dentro de un rango aceptablemente constante.
Para algunos fitosanitarios la dosis recomendada por el
fabricante se expresa en volumen por unidad de superficie (Litros por hectárea
normalmente o centímetros cúbicos por hectárea) para esto se debe determinar
que volumen aplica la mochila por unidad de superficie.
Procedimiento de calibración
Una vez definido el tipo de pico a utilizar y el caudal del
mismo se realizan las siguientes operaciones:
Se marca un área conocida, como ejemplo: 100 metros de
largo, si el ancho de trabajo del pico es de 50 centímetros, ida y vuelta nos
da 100 metros cuadrados.
Colocamos en el tanque de la mochila un volumen de agua
conocido, por ejemplo 5 litros.
Realizamos la aplicación de agua en la superficie marcada,
con un ritmo de avance y presión lo más constante posible (en caso de no contar
con regulador de presión).
Al terminar recogemos el líquido restante y lo medimos, de
allí obtenemos el volumen en esa superficie determinada. Siguiendo con el
ejemplo 2 litros.
Para calcular la cantidad de agua por hectárea hacemos una
regla de tres
Si en 100 metros cuadrados utilizamos 2 litros, en 10.000
metros cuadrados (1 hectárea). 10.000 x2 /100 = 200 litros de agua por
hectárea.
Si la capacidad de la mochila es de 20 litros, necesitaremos
recargar 10 veces para cubrir una hectárea.
En caso que no sea una hectárea, se calcula para la
superficie que necesitemos.
Si la dosis del producto a aplicar es de 4 litros por
hectárea o sea 4.000 centímetros cúbicos por hectárea; dividimos los 4.000 por
la cantidad de mochilas, para el ejemplo sería: 4.000/20= 200 centímetros
cúbicos por mochilas.
Suele ocurrir que el volumen total no nos dé un numero
entero de cantidad de veces a recargar, en estos casos podemos equiparar la
cantidad de litros por mochila.
Todos estos cálculos se pueden realizar con la aplicación
para celular desarrollada por INTA Hilario Azcasubi llamada Criollo Mochilas.
Elementos de protección personal
Es muy importante el buen uso de los elementos de protección
personal ya que la persona que está realizando la aplicación permanece muy
expuesta al producto. Para esta tarea se debe contar con los siguientes
elementos:
Capucha o gorro impermeable, antiparras en caso que no se
utilice la capucha, mascara respiratoria, guantes de nitrilo, acrilonitrilo o
PVC, delantal impermeable, mameluco, botas o zapatillas impermeables.
Se recomienda contar con teléfonos de emergencias ante
posibles accidentes, se debe leer atentamente el marbete y recordar que todo
fitosanitario debe estar recomendado por un profesional competente.
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