Máximo Kirchner se aleja de Alberto Fernández y juega todo en la provincia de Buenos Aires


El diputado nacional avanza en territorio bonaerense con Martín Insaurralde como principal figura. En el Frente de Todos especulan con el apellido Kirchner en la boleta. La Cámpora ya arrancó su campaña.

En medio de la pelea interna y de la escalada de la inflación, Máximo Kirchner profundiza su despegue de Alberto Fernández y activa el trabajo territorial en la provincia de Buenos Aires. Tiene actividades a diario en el conurbano, que nunca se anticipan a los medios y solo algunas son comunicadas de manera oficial.

El mensaje que lleva a esas reuniones es más apocalíptico que el de los referentes de la oposición: dice que la situación es muy complicada y que el Presidente no reacciona. “Gobierna con (Julio) Vitobello, Vilma (Ibarra) y (Gustavo) Béliz”, se le escuchó decir en conversaciones privadas.

Sin proponer ninguna línea de acción concreta, solo repite que no puede haber ajuste. “Te firmo ya si la inflación es del 60%”, dice un camporista, con el temor de que todo pueda ser peor.

En su rol de presidente del PJ bonaerense, Máximo está participando de la asunción de los jefes locales del partido, un evento que puede parecer pequeño, pero que es toda una señal vinculada a la transformación que intenta el líder de La Cámpora. Es un momento de transición, en el que pretende pasar a ser el jefe del peronismo y dejar atrás el sello juvenil.

Eso no implica que deje de potenciar a la “orga”, como la llaman, pero busca darle una renovación y nuevas banderas. Uno de los objetivos, por su anclaje en los centennials, es la agenda verde con perspectiva “popular”. Por eso, hubo una fuerte pulseada para crear el Ministerio de Ambiente en la provincia, encabezado por Daniela Vilar, de su círculo más cercano y también ligada a Martín Insaurralde.

“Axel a veces es tan lento como Alberto”, se queja un dirigente K. Es que si bien se anunció la designación en diciembre, recién hace dos semanas se le dio presupuesto y estructura al Ministerio. Y este viernes, tres meses y medio después, se hizo el lanzamiento del área en el Estadio Único “Diego Armando Maradona” de La Plata, en la que participaron Máximo y Kicillof.

La relación entre ambos siempre estuvo teñida por la desconfianza. Para peor, el hijo de Cristina se lleva bien con Insaurralde, a quien los intendentes del PJ impulsan como gobernador para 2023, es decir, para sabotear el plan de reelección de Kicillof.

Casi como si ya se hubiera largado la campaña (falta más de un año), La Cámpora puso el foco en 20 distritos gobernados por la oposición para instalar a candidatos propios de la organización, un operativo en marcha. En esa hoja de ruta hay sobre todo municipios del interior, como Mar del Plata, Bahía Blanca, Junín, San Nicolás, Chivilcoy, Tandil, Bransen.

Máximo busca abroquelar el núcleo duro, que el kirchnerismo tiene miedo de perder. Así se entiende por qué no cuestiona los piquetes del Polo Obrero y su acercamiento al sindicalismo más combativo. “¡El FIT metió por primera vez concejales en La Matanza!”, suele remarcar, ante el avance de la izquierda en un nicho que le es propio a los K.

 

¿Máximo va a ser candidato? En el Frente de Todos especulan con el apellido Kirchner en la boleta, especialmente con el de Cristina. Madre e hijo apuestan todo a la Provincia, pero aún falta. Hace dos meses, en Río Gallegos hubo un “operativo clamor” para que el diputado sea candidato a gobernador de Santa Cruz. Hay varias razones: Alicia está cansada y preferiría ser senadora; surgió como rival con chances el sindicalista petrolero, Claudio Vidal; y está en riesgo la hegemonía K en su cuna.

Uno de los impulsores de “Máximo gobernador” es su amigo de la infancia Mauricio Gómez Bull, lo que le brindó cierta validez a la movida. Aunque en La Cámpora descartan que en el corto plazo se refugie en el sur.

Como expuso con vehemencia Andrés Larroque, el cristinismo no va a dejar el Gobierno y se propone practicar una suerte de oficialismo opositor. En ese juego de confusión, siguen sirviéndose de las oportunidades que da el manejo del Estado: cargos, caja, contactos.

Un ejemplo de eso es Wado De Pedro. El ministro del Interior ahora se dedica, como un canciller blue, a viajar al exterior con misiones paralelas de trabajo. Estuvo en España, Italia y ahora va a Israel. Nada de esto es un pedido de Alberto, es una construcción diplomática y de roce internacional que nutre directamente a Máximo.

Cerca del Presidente, quizá con voluntarismo, consideran que Fernández es consciente de que debe dirimir la interna. “Está madurando decisiones”, dice un colaborador cercano. Hay bajo análisis varios cambios, incluido un rediseño del gabinete. Cristina presiona para eyectar a parte del equipo económico: Martín Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni.

La Cámpora actúa como si Alberto nunca fuera a desplazarlos del Gobierno. Dan por sentado que no va a ser tan audaz. Los antecedentes le dan la razón.

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