Solo en Off: Uribarri se mueve entre Israel y Chipre, y demora para dejar la embajada
Pasaron más de dos semanas desde su sonora renuncia, minutos después de conocido el fallo judicial que lo condenó por corrupción. Pero Sergio Urribarri, exembajador argentino en Israel y Chipre, sigue en el proceso de salida de su cargo luego de que el presidente Alberto Fernández aceptara su dimisión.
La separación de Urribarri fue decidida el 7 de abril, luego
de su condena a ocho años de prisión por negociaciones incompatibles con la
administración pública y peculado, mientras era gobernador de Entre Ríos.
Su ausencia en la gira por Israel que encabezó el ministro
del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, fue notoria: en la visita de la
delegación al Museo del Holocausto Yad Vashem, quien estuvo como cabeza de la
representación diplomática fue el encargado de negocios, Francisco Fabián
Tropepo. Se trata de un diplomático de carrera llegado hace menos de dos años a
Hertzlia, ciudad cercana a Tel Aviv donde se encuentra la sede diplomática.
“Urribarri está entre
Chipre, donde también es embajador, e Israel, arreglando todo”, contaron a La
Nación fuentes con acceso al cambio de mando en la embajada argentina en
Israel.
Como una incómoda mochila que nadie quiere cargar del todo,
durante la gira nadie mencionó a Urribarri, a pesar de que el propio gobernador
de Entre Ríos, Gustavo Bordet, también parte del Partido Justicialista, integra
la delegación del país que viajó a Israel junto a De Pedro y otros mandatarios
provinciales.
La semana pasada, la fiscal Cecilia Goyeneche, quien
investigó a Urribarri, denunció que la Justicia provincial impulsa un jury “de
manera ilegal” en su contra, con el objetivo de destituirla, y lo vinculó con
sectores de la política que buscan destituirla a modo de represalia.
El paso de la delegación de ministros y funcionarios
argentinos por la Ciudad Vieja de Jerusalén, en la tarde del sábado, no resultó
inocuo para Eduardo de Pedro. Llegado al Muro de los Lamentos en un bus
separado del resto de la delegación –tuvo durante el día reuniones varias,
entre ellas con empresarios locales–, el ministro del Interior pasó un largo
rato frente a la pared sobreviviente del antiguo Gran Templo, concentrado en
sus propios pensamientos y hasta con el rostro emocionado. A la salida de la Ciudad
Vieja, y antes de volver a entrar por otra de sus antiguas puertas para visitar
la Iglesia del Santo Sepulcro, compartió un momento curioso con miembros de la
comitiva en el que recordó a Néstor Kirchner.
Gentileza
Al pasar por unos árboles de olivos, el gobernador de
Catamarca, Raúl Jalil, cortó unas ramitas y se las dio para que las oliera.
“Néstor me regaló una igual, la planté en mi casa y todavía la tengo”, contó el
ministro del Interior, que, más allá del recuerdo del expresidente, evitó en todo
momento hacer mención alguna a las internas en el Gobierno. Tironeado a menudo
entre su militancia en La Cámpora y su trabajo en el Gobierno, a De Pedro se le
notaba la felicidad cuando la embajadora de Israel en Buenos Aires, Galit
Ronen, destacó durante la conferencia de prensa la presencia de dirigentes de
la oposición entre los integrantes del grupo, como el gobernador de Mendoza, el
radical Rodolfo Suarez, y declaró que “Israel está por fuera de la grieta”. No
escuchó que alguno de sus colaboradores mencionaba, como al pasar y en tono
jocoso, sus charlas constantes (la rosca de Emilio Monzó) con gobernadores,
diálogos que muchos interpretan como los preparativos para una eventual
candidatura presidencial.
Jalil y un deseo “cantado” para moderar las internas del
oficialismo
Uno de los miembros de la delegación que mantiene su buen
humor es el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil. Sin barreras ni prejuicios con
sus colegas gobernadores ni los enviados de medios de prensa, aunque con mayor
afinidad con los mandatarios del norte del país, el gobernador catamarqueño se
apuró a escribir él también en un papel prestado un deseo para depositar en los
intersticios del sagrado Muro de los Lamentos. Cuando se iba, contento y
distendido, de la zona del muro (el Kotel, en hebreo), comentó con otro grupo
de la delegación el contenido del mensaje: había escrito la palabra “paz” en
castellano, en inglés y el tradicional Shalom en hebreo.
“No sabía que no había que decir el contenido para que el
deseo se cumpla”, se disculpó el mandatario ante las cargadas de varios de sus
pares, y agregó con ironía que el pedido de paz “es para acá y también para
allá”, una manera sutil de hablar de la interna entre albertistas y
cristinistas, que, según coincidieron por lo bajo distintos mandatarios y
funcionarios que llegaron hasta Israel, “no le sirve a nadie y complica a todo
el mundo”, en relación con el presente y las chances futuras del peronismo en
el poder.
Gildo Insfrán, con bajo y misterioso perfil
Con infaltable gorro deportivo, chomba celeste y pantalones
negros, el eterno gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, se paseó sonriente
durante las primeras horas de la delegación argentina en el Estado hebreo.
Claro que el formoseño lo hizo a su modo, charlando con dirigentes de su
confianza y evitando el contacto directo con la prensa.
Así, Insfrán compartió comentarios durante la recorrida por
la Ciudad Vieja de Jerusalén con su ministro de Economía, Jorge Ibáñez, y el
senador santiagueño Emilio Neder (su compañero de asiento en los autobuses que
trasladaban a la delegación).
Ministerio del Interior
También participó de la visita a la Iglesia del Santo
Sepulcro, pero prefirió evitar la extensa cola de gente agolpada para entrar al
sepulcro propiamente dicho y pasó un largo rato en un local de antigüedades,
aunque salió sin bolsita ni paquete recién envuelto. Fue en la puerta de ese
local donde se sumaron a la animada charla los gobernadores de Entre Ríos,
Gustavo Bordet, y de Río Negro, Arabela Carreras. Evitó participar de la
presentación formal del viaje en el Hotel Dan de Tel Aviv, y fue siempre fiel a
su estilo de alejarse de los flashes, esquivar preguntas eventualmente
incómodas y con alta dosis de misterio.
Cafiero, y una evocación al abuelo en Nueva Delhi
Cuando el canciller Santiago Cafiero arribó a la India y
llegó a la embajada en Nueva Delhi, el embajador Hugo Gobbi le mostró una copia
mecanografiada del primer convenio firmado entre la Argentina y la India que
entró en vigor en octubre de 1952, y justamente llevaba la firma del ministro
de Comercio Exterior de aquel momento, un joven Antonio Cafiero.
El canciller de la India, Subrahmanyam Jaishankar, hizo
mención al contexto de ese momento: la India recientemente se había
independizado del Reino Unido y el mundo empezaba a dejar atrás las calamidades
de la Segunda Guerra Mundial y se explayó con lo que es actualmente la India
como potencia a nivel global.
Aquel primer acuerdo firmado por el abuelo del Canciller era
un convenio de trueque de trigo por yute.
El sábado, durante el encuentro entre ambos cancilleres
hicieron mención a que las relaciones diplomáticas entre los dos países se
iniciaron en 1949, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Ese año,
Perón elevó al consulado argentino al rango de embajada y lo trasladó a Nueva
Delhi.
Más allá de los recuerdos históricos, Cafiero y Jaishankar
repasaron la situación internacional y las perspectivas del G-20 que está a
cargo de Indonesia durante 2022, y a la que seguirán India en 2023 y Brasil en
2024. El próximo G-20 tendrá como preocupación central la invasión rusa a
Ucrania y la posible presencia de Vladimir Putin a la cumbre.
El Gobierno intenta, además, profundizar la relación entre
la India y la Celac, donde Argentina tiene la presidencia pro témpore. India es
el cuarto socio comercial de Argentina y “ha aumentado su comercio en un 74%
durante 2021″.
“Argentina busca diversificar su oferta exportadora en este
país, así como India busca incrementar su exportación en nuestra nación”, según
consignó la Cancillería en un comunicado.
(La Nación)
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