Waldo García reflexiona sobre el espacio académico atravesado por problemas sociales
En este artículo el ingeniero y profesor en nivel medio y superior de la ciudad de Federación, Waldo García, nos propone reflexionar acerca de la complejidad que se abarca en el ámbito educativo.
Ya que la escuela es una esfera social que reúne y nuclea a
varios sectores, estratos, sujetos activos y a cosmovisiones diferentes que
asisten a un mismo lugar desde otro escenario, en el que se dan situaciones o
convivencias violentas y de abusos físicos y sexuales.
Por ello, el espacio académico necesita de una suma de
perspectivas que van desde el psicoanálisis (lectura Lacan - Hegel), la
psicopedagogía, la psicología, el derecho, la política, la docencia, la
sociología, el periodismo crítico y la filosofía. Para sintetizar en un modo de
construir la realidad planteada de una manera sólida.
SALUD EMOCIONAL EN LAS ESCUELAS
Por Waldo García, ingeniero y docente.
Desde el rol profesional que transitamos como docentes en
las instituciones escolares o simples ciudadanos observamos cotidianamente el
incremento de conflictos entre estudiantes o sus entornos, que trascienden en
numerosas ocasiones en actos de violencia. Hechos cotidianos que se suscitan
lamentablemente en distintos ámbitos de la sociedad, en donde la escuela, la
institución con mayor territorialidad, no es la excepción.
A las múltiples dimensiones que afectan el aprendizaje
debemos incorporar nuevas variables como el bienestar emocional. Que según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), es un “estado de ánimo en el cual la
persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones
normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente, y es capaz de
hacer contribuciones a la comunidad”.
Las tensiones y climas conflictivos en una escuela además de
afectar ambientes saludables y el bienestar emocional colectivo impactan en el
desarrollo de características y competencias personales útiles para afrontar
aspectos desafiantes de la cotidianidad.
Cuestiones que desvirtúan la Misión de la escuela.
En la práctica no hay planificación o metodología de
enseñanza que contemplen las emociones en el aprendizaje, tampoco resulta
factible “el acto de enseñar” en un ambiente poco saludable e inclusive hostil.
Abordar el contexto escolar actual y brindar una educación de calidad es el desafío. Para ello, como todo lo relacionado con la educación, debe tenerse en cuenta una multiplicidad de causales que van más allá de lo cultural. Las acciones esporádicas y aisladas de acuerdos institucionales poco resultan. Sino desarrollar una mirada integral que traspase los muros de las escuelas.
La formación de formadores en los profesorados y
profesionalización de los docentes en ejercicio podría brindar algunas de las
herramientas. Pero la decisión y aplicación de Políticas de Estado en cuanto al
enfoque de corte salutogeno-educativo como parte de una formación integral
sería necesario.
El propósito tendría que estar sentado en la enseñanza
formal a través del currículo con la forma de un Programa de Educación
Emocional, que promueva en las instituciones educativas de diferentes niveles,
el manejo de las emociones para estudiantes, incorporando su entorno a los
educadores y las relaciones interpersonales e institucionales.
Programas de este tipo ya están siendo implementados en otras provincias argentinas con resultados promisorios, incluso hay proyectos a nivel nacional que esperan ser tratados. Estos serían complementarios y necesarios a leyes de los sistemas educativos nacionales y provinciales
en donde se menciona la integralidad como principio
normativo.
El sistema educativo debe desarrollar la habilidad de
adaptarse a la dinámica de circunstancias que propone la sociedad actual.
Acordando con el gran educador argentino que acuño la frase
que resumía su pensamiento: “todos los problemas son problemas de educación”,
debemos desde el rol que nos toca desempeñar, dejar de ser simples observadores
o cronistas de situaciones y ponernos en acción para comenzar a resolverlas.
Exigiendo también como ciudadanos más y mejor inversión en educación y sobre todo que no sea anacrónica, adaptada a los tiempos que corren para las actuales y futuras generaciones.
Por, Aldo Moretti
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