“El Kircchnerismo y el apriete al agro”, por Alberto Rotman
Llama la atención las declaraciones con que debutó el flamante secretario de agricultura y ganadería de la Nación, el coprovinciano, Juan José Bahillo, donde entre otras desprolijidades e imprudentes afirmaciones, les pide a los dirigentes rurales que "digan a qué partido político pertenecen para así saber desde donde estamos hablando y poder así dialogar"
Pareciera que la actitud prudente y equilibrada que le
conocíamos y que mostró en los diversos lugares que anteriormente ocupó en la
función pública era una cáscara que encerraba su verdadera personalidad del más
acendrado espíritu Kirchnerista, cercanas al fascismo.
En estos tiempos de crisis como la que estamos inmersos,
debemos tratar de pacificar los espíritus, y no agitarlos con declaraciones que
solo hacen a un mayor enfrentamiento.
¿Porque, en vez de confrontar, no se comienza con un debate
adulto y sincero sobre algunos problemas que separan a los productores rurales
de este gobierno?
Las retenciones agropecuarias, --que no son solamente un
problema económico, sino, además, tiene una profunda connotación ideológica que
agrava esta situación-- debería ser el primer tema a tratar, estudiando la
posibilidad de que sean retiradas en forma progresivas hasta eliminarlas
definitivamente, emulando así a la gran mayoría de los países del mundo
desarrollado. De esa forma, rápidamente se duplicará la producción agropecuaria
con los consecuentes beneficios para el País.
Recordemos que las retenciones agropecuarias con idas y
vueltas en nuestra historia, se reinstalaron durante el gobierno del Dr.
Duhalde, (decreto 310/ 2002) en plena crisis, como una medida de emergencia y
en forma transitoria hasta tanto el país se recupere. La gente del campo así lo
entendió y las aceptó. Además de las retenciones el productor agropecuario
argentino, debe pagar una serie de gravámenes como impuesto a las ganancias,
Impuesto al cheque; Seguridad Social, Ingresos Brutos que varía con cada
provincia, a esto debe sumarse impuestos municipales, impuestos viales e
inmobiliario. El IVA que no es neutro, Sellado Provincial y algunas otras
cargas.
Vale recordar que muy pocos países en el mundo utilizan un
régimen de retenciones al agro: solo 12 además de la Argentina. Indonesia,
Rusia, Kazajstán, Uzbekistán, Costa de Marfil, Tanzania, Guinea, Camboya, Irán,
Camerún, Uganda y Hungría. Nuestros vecinos Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y
México no aplican retenciones a la exportación de productos agrícolas, lo que
les permitió crecer en la manufactura de los mismos. Brasil es hoy una potencia
agrícola y Uruguay a multiplicado los mercados internacionales de carne gracias
a los que fue perdiendo nuestro país, con estas medidas absurdas. En EEUU y
Europa la brecha es mayor, allí además de no cobrarse derechos de exportación,
se subvenciona a los productos de materias primas agropecuarias con precio
sostén.
El gobierno parece ignorar que la producción del campo,
representa más del 60% de las exportaciones.
El Kirchnerismo ignora que nuestro país es donde nuestros
abuelos gringos con sus arados de mancera, labraron la tierra virgen, formaron
sus familias, criaron sus hijos y les enseñaron a trabajar, y hoy los nietos de
esos pioneros de la tierra, cansados de que el Estado se quede con la mayor
parte de su esfuerzo, sin saber en qué y cómo los utiliza, plantan banderas
exigiendo que no les roben más, saliendo a través de sus instituciones a
contarles a toda la República que no son terratenientes, que no son
explotadores de nadie, que son si, verdaderos trabajadores del campo, que
comienzan sus tareas cuando despunta el alba y las dejan ya entrada la noche,
que miran el cielo muchas veces para rogar por la lluvia, que a veces no llega,
y cuando han perdido la cosecha por las inclemencias del tiempo se aprontan
rápidamente para la próxima, sin llorar, porque así lo sienten y así les
enseñaron, y cuando las cosas les van bien reinvierten sus ganancias en
tecnología para sus campos, o sus chacras, o en su pueblo. Esta es la verdadera historia de la lucha del
campo, sus mujeres y hombres solo quieren que los dejen trabajar y ganar
honradamente su dinero, como lo hacen habitualmente, pero que no les roben.
El recién entronizado secretario de Agricultura y Ganadería
debería estar por encima de los retrógrados métodos ideologizados del
Kirchnerismo, y ser el J.J. Bahillo prudente y medido que conocimos, poniéndose
a la altura de las verdaderas necesidades de la República, abriendo el dialogo
con los genuinos representantes del Agro (la Mesa de Enlace) para discutir un
programa en esta coyuntura con proyección al futuro, encaminándola hacia una
verdadera Política de Estado.
Debemos eliminar del diccionario lo que el Kirchnerismo trata
de imponer en nuestro país, donde pareciera que ganar dinero trabajando es un
pecado, y no lo es en cambio, acumular dinero, muchas veces, en forma no muy
clara.
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