Se fugaron 35 presos de alta peligrosidad y temen que puedan llegar a Corrientes
Son miembros del grupo criminal brasileño y huyeron de una cárcel que está a 100 kilómetros de la frontera con Misiones.
35 presos pertenecientes a una megaorganización criminal
brasileña se fugaron el domingo a la tarde del penal de Misiones, en el sur de
Paraguay, tras realizar un motín y reducir a varios guardiacárceles. Temen que
puedan dirigirse a la frontera con Argentina.
Entre los evadidos están los líderes de este grupo criminal
originario en Brasil, que protagonizaron hace tres años lo que se llamó la
masacre de San Pedro, cuando los miembros de PCC degollaron a 10 presos de un
clan rival dentro de una prisión.
El viceministro de Política Criminal de Paraguay, Alberto
Daniel Benítez, explicó que las fuerzas de seguridad que se desplegaron en la
zona lograron recapturar a 28 presos que se escaparon del penal.
“No descartamos que se hayan dirigido hacia la zona
fronteriza” con Argentina, alertó Benítez a La Nación.. La penitenciaría de
Misiones, donde estaban alojados los presos de PCC, está situada a unos 100
kilómetros de Itá Baté, frente a Itatí, Corrientes.
La falta de controles en la frontera fluvial entre Paraguay
y Argentina hizo crecer esta hipótesis, porque además en esa zona hay un
tráfico permanente informal, que favorece el contrabando y el tráfico de
estupefacientes.
Benítez dijo que entre los que siguen prófugos se encuentran
dos líderes de PCC, Edilson Silva Da Cruz y Víctor Manuel Roa, que a fines de
julio pasado fueron condenados por la llamada masacre de San Pedro, donde los
referentes de este grupo criminal hicieron bautismos de sangre en ese penal y
degollaron a diez miembros del clan Rotella, una organización narco paraguaya.
Benítez advirtió que durante la tarde del domingo comenzó un
motín en la prisión de Misiones, donde luego de que se produjeran incidentes,
los presos redujeron a dos guardiacárceles, a los que desarmaron, y tomaron el
pabellón C de la cárcel.
Luego, se escaparon saltando los muros y alambrados. Se
refugiaron, en un principio, en una zona de monte cercana a la cárcel, donde se
hacía complicado identificar a los prófugos con el helicóptero que realizaba
los patrullajes.
QUIÉNES SON ESTOS CRIMINALES
Las fugas masivas de presos de PCC son una característica de
este grupo criminal, que nació en 1993 en la cárcel de San Pablo, y hoy está en
un periodo de expansión hacia otros países de la región, como Bolivia, Uruguay
y la Argentina.
Actualmente, este grupo
criminal, que se expandió en la pandemia y está acusado de haber ordenado y
financiado el crimen del fiscal antidrogas paraguayo Marcelo Pecci en una playa
colombiana, empieza a hacer pie en la
Argentina y Uruguay a partir del control logístico de una ruta clave para
abastecer de cocaína el Viejo Continente: la Hidrovía Paraná-Paraguay, que
tiene escasos controles, lo que favorece un negocio multimillonario.
Las alertas se encendieron porque esta organización, que
fundamentalmente se financia con el narcotráfico –con el que recauda 500
millones de dólares por año, según el Ministerio Público de San Pablo–, tiene
un poder de expansión muy veloz dentro de las cárceles, como confirman las
experiencias de Brasil.
Dominan las penitenciarías de 20 de los 27 estados
brasileros y se calcula que hay 40.000 miembros. En Paraguay tienen 1500
“bautizados”.
La organización aprovecha las malas condiciones de detención
para “fidelizar” a los reclusos, a los que les ofrecen un sueldo y ayuda a sus
familias, y también de las grietas que deja la corrupción dentro de los
penales, un rasgo que en la Argentina se trasluce con las actividades
criminales detectadas dentro de los penales, sobre todo en Santa Fe, como
advirtió un informe de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) en
septiembre pasado.
Los miembros de PCC que logran la libertad, al cumplir sus
condenas o huir de las prisiones, financian las fugas de las penitenciarías a
través de un sistema de recaudación entre los integrantes de la logia narco.
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