“Cuando un ídolo es mi amigo”, por Carlitos Detona
Omar Cuello obtuvo un merecido reconocimiento. Mientras escribo tengo presente todo su recorrido como futbolista y también sus sueños, que los sigue haciendo realidad, formando a las nuevas generaciones.
"EL NEGRO" Cuello es un prototipo de ídolo y el
reconocimiento que recibe de todos
existe porque está donde más lo necesitamos: enseñando y transmitiendo valores.
Tal vez por su formación docente o por pura sabiduría, los gurises' le entienden todo. Quienes tienen la
oportunidad de disfrutarlo como entrenador,
saben que lo que transmite es espontáneo, sincero y surge desde la
humildad que solo tienen las personas
con el "don de DAR". A él no le importan las fronteras que pueden
marcar las distancias culturales o
diferencias sociales... Solo le interesa
descubrir lo mejor de cada
persona y de aquel chico que debe acompañar en el ámbito del deporte, de la
docencia o de la vida.
El señor Omar Cuello tuvo un merecido reconocimiento
por su trabajo, muchas veces silencioso pero que siempre
arroja un resultado altamente positivo. Leía y lo comparto porque da marco a lo
que quiero expresar en relación a Omar: “a veces los valores pueden estar
extraviados pero existen en la sociedad,
cuando desde chico comienzas a
comprender la importancia de un trabajador, de grande te ubicas siempre del
lado de los que la pelean cada día, de los que de verdad se ponen al hombro el
destino del conjunto".
El “Negro” es mi amigo. Mil tardes en su casa tomando mates
con torta fritas, leyendo El Gráfico, jugando al fútbol y compartiendo equipos.
Me da mucho orgullo saber que siempre integra el mismo bando, el de la
solidaridad y el compromiso con los demás. Mil cariños “Negro” querido.
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