Uruguay quedó eliminado en la fase de grupos del Mundial Qatar 2022 y su generación dorada se despide con un fracaso histórico
La Celeste sacó el resultado que necesitaba contra Ghana, pero un muy flojo rendimiento en los partidos anteriores condenó a los campeones de América de 2011 a una despedida amarga
En un Mundial de Qatar repleto de sorpresas, la eliminación
de Uruguay en la fase de grupos quedó algo “relegada” por otras despedidas
tempranas mucho más impactantes, como las que sufrieron Bélgica y Alemania. De
hecho, si se considera estrictamente el rendimiento de la Celeste dentro de la
cancha, su caída ni siquiera se podría describir como sorprendente: ni siquiera
había llegado a la última fecha dependiendo de sí misma para pasar a octavos de
final. Pero el dolor que siente la nación charrúa está en lo cerca que
estuvieron a pesar de todo, condenados por un gol de Corea del Sur contra Portugal
en tiempo cumplido, y por tratarse de un muy amargo adiós a una de las
generaciones más exitosas de la historia del país, compuesta por históricos
como Luis Suárez, Edinson Cavani, Diego Godín, Martín Cáceres, Sebastián
Coates, y Fernando Muslera, todos campeones de la Copa América 2011.
El equipo de Diego Alonso fue sin duda una de las grandes
decepciones del torneo. Llegado en una situación extrema, con el legendario
Oscar Tabárez despedido cuando peligraba la clasificación a la Copa del Mundo,
el “Tornado” reencauzó su eliminatoria y consiguió cuatro triunfos en las
últimas fechas a base de un fútbol más propositivo y directo que el que
proponía el “Maestro”. Pero cuando llegó el Mundial, el ex entrenador de Inter
Miami y Monterrey sorprendió al plantear en Qatar partidos donde su equipo
cedió casi por completo la pelota y la iniciativa, al contrario de sus primeros
meses en el cargo. Los resultados fueron muy negativos: empate sin goles contra
Corea del Sur, caída por 2-0 ante Portugal y críticas públicas de sus dirigidos
por el cambio de estilo repentino.
Sin embargo, cuando llegó el partido clave contra Ghana,
Alonso volvió a las bases. Regresaron al once inicial Facundo Pellistri y
Giorgian de Arrascaeta, sus dos grandes aciertos en las eliminatorias, así como
también Suárez, cuya historia previa con la selección africana (incluyendo el
gol que evitó con sus manos en los cuartos de final de Sudáfrica 2010) fue sin
dudas un factor motivante. Y los resultados fueron inmediatos: a pesar de cometer
un penal a los 15 minutos, que luego tapó Sergio Rochet, Uruguay dominó durante
el primer tiempo y consiguió dos goles clave juntando a Suárez y De Arrascaeta.
Pero en la segunda parte se resguardó de nuevo en su área, y solo retomó los
esfuerzos cuando llegó el gol de Corea para arrebatarle la clasificación. Para
entonces, ya era demasiado tarde.
La otra sorpresa fue la falta de autocrítica por parte de
Alonso y los jugadores uruguayos, que salieron encolerizados por la decisión
del árbitro alemán Daniel Siebert de no sancionar dos presuntos penales sobre
Darwin Núñez y Cavani. El delantero de Valencia le pegó una trompada a la
cabina de VAR cuando se retiraba al vestuario. El DT contó que no tiene nada
que reprocharles a sus jugadores, y manifestó que la despedida temprana no fue
por sus rendimientos: “Todo el mundo habló de lo que pasó el partido pasado.
Nos eliminó el penal de Portugal, la diferencia de gol, eso nos eliminó. No nos
eliminó el punto (con Corea), nos eliminó el penal en la adición, que la FIFA
dice que no es penal”.
Suárez, por su parte, fue aún más allá: “Nos están cobrando
penales increíbles. Ahí está el Comité de Árbitros y la FIFA de nuevo, que
tiene que explicarse. Te preguntás por qué siempre contra Uruguay, parece que
Uruguay tiene que tener otro poder mediático pero así es la FIFA”. El capitán
Godín también lo acompañó: “Todos vieron las jugadas polémicas de los penales,
que fueron penales, y por más que lloremos y protestemos ahora no vamos a
cambiar el resultado. Pero duele que no hayan tenido el criterio que se viene
teniendo para cobrar dos penales”.
De todos modos, es una muy amarga despedida para aquella
generación de campeones de América, aquellos que devolvieron a un gigante
dormido a los primeros planos del fútbol internacional con la histórica
semifinal en Sudáfrica. Es oportuno recordar todo el terreno que Uruguay había
perdido previo a aquellos gloriosos 2010 y 2011. Entre 1994 y 2006, el
seleccionado charrúa ganó la Copa América de 1995, pero jugó apenas uno de
cuatro Mundiales, culminando en una eliminación en primera ronda en 2002, la
última antes de la debacle en Qatar. Por el contrario, aquella campaña
memorable hace 12 años dio comienzo a un período en el que la Celeste no se
perdió de ninguna Copa del Mundo y ubicó a varios de sus jugadores, en especial
Suárez, Cavani, Godín y luego José María Giménez, entre los mejores de toda una
generación en sus puestos.
La despedida temprana en Medio Oriente marca lo que muy
probablemente sea el final de este período. Suárez llegó a este último Mundial
con 35 años y jugando en su país, Cavani y Cáceres tienen la misma edad,
Muslera ya perdió su puesto en el arco a los 36 y Godín contempla incluso su
retiro como profesional. No todo está perdido: A Giménez, de 27, le queda mucho
camino por delante, y jugadores del calibre de De Arrascaeta, Núñez, Pellistri,
Nicolás de la Cruz, Ronald Araújo, Rodrigo Bentancur, Manuel Ugarte, Facundo
Torres y en especial Federico Valverde marcan el camino de lo que puede ser la
selección uruguaya en un futuro cercano. No obstante, si no quiere volver a los
años oscuros, primero debe definir su identidad futbolística y conciliarla con
los jugadores a su disposición y las exigencias que impone un Mundial.
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