El nudismo está de moda en Uruguay: historias de Chihuahua, famosos que la visitaron
El reclamo para que se habiliten más playas naturistas
La práctica se instaló
en Uruguay, y con ella Chihuahua, la primera playa naturista habilitada del
país. Su historia, cómo llegó a ser frecuentada por miles de personas, las
celebridades que pasaron el y testimonios de los protagonistas.
Cuando Juan José Mugni
pisó por primera vez la arena de Chihuahua la playa ni miras de estar
bautizada. Era, además, un lugar absolutamente distinto al que hoy se colma de
turistas provenientes de todas partes del mundo. En el presente aterrizan a
esta espaciosa playa de agua cristalina más de 2.000 personas por día durante
la temporada estival atraídas por el naturismo, su geografía y diversidad; en
el pasado el imán era similar, con el plus de la soledad: la opción de estar
desnudo o desnuda sin nadie a metros de distancia era soñada.
El argentino Mugni
retrocede medio siglo atrás en diálogo con Revista Domingo para ir hacia uno de
los momentos más felices de su vida. Por ese entonces, la playa no solo carecía
de nombre, sino que la única señalización que había sobre el kilómetro 116 de
la ruta era un cartel con la inscripción ‘arenera’, y apenas unos 20
privilegiados sabían que metros adentro existía un lugar virgen, agreste,
rodeado de arena, laguna, mar, con escasa huella humana y un paisaje digno de película...
En fin, un sitio mágico. Descubrió ese paraíso cuando la cineasta Marie Louise
Alemann y su hija, la actriz Katja Alemann , lo invitaron a vacacionar con
ellas a Punta del Este, y así empezó su coqueteo con el nudismo.
“Me gustó la sensación
de estar en contacto directo con el agua, sin trapos mojados”, dice sobre esta
práctica. Y añade: “Era otro mundo, otra playa y una experiencia distinta la
que teníamos originalmente, cuando éramos pioneros. No había nadie y era casi
exclusivo para nosotros”.
Marie Louise era
fotógrafa y empezó a probar con el cine en súper 8 durante esas temporadas, y
así la playa se convirtió en el escenario ideal para filmar esas películas
caseras, sin narración ni ficción, con el mero ánimo de expresar, y donde Mugni
se lució como camarógrafo. “La primera en la que colaboré se llamó Sitio de
nacimiento, sitio de poder y varias escenas se filmaron en la hoy Chihuahua,
así que bautizamos el lugar como ‘el sitio’ porque era el sitio donde habíamos
filmado nuestra primera película allá por 1974”, recuerda conmovido.
Guarda esos veranos en
su retina y memoria como si fueran oro. Por eso, apenas se jubiló, se mudó a
Ocean Park, para estar cerca de su playa preferida, poder darse chapuzones sin
ropa y recordar esa época dorada.
Carlos Lucas llegó a
Chihuahua en 1988 buscando una playa donde poder estar tranquilo junto a su
primera esposa, sin telas ni trapos y sin molestar a otros. Ese verano habían
descubierto, de casualidad, Praia Do Pinho, mientras andaban por una carretera del
sur brasileño, y lo suyo con el nudismo no tuvo marcha atrás. Por ese entonces
llegó a cruzarse con muchos famosos en Chihuahua. Recuerda haber visto
infinidad de veces a Moria Casán , Susana Giménez (iba, aunque no practicaba
nudismo), Gerardo Romano (que frecuenta la playa hasta hoy), Sergio Puglia y
Carlitos Perciavalle. Cuenta que el rey del café concert tenía una seña típica:
circulaba como Dios lo trajo al mundo con unas medias verde flúor porque no le
gustaba el contacto directo con la arena.
La historia cambió
cuando la playa ganó popularidad y varias celebridades dejaron de elegirla: “Se
complicó porque iban a fotografiarlos. Dejaron de venir porque perdió lo íntimo
y solitario e impidió que se sintieran tan cómodos como antes”, opina.
Chihuahua devino en un
polo turístico por excelencia. Una playa hermosa por su espacio (valorada por
ser larga y ancha), su diversidad (hay lugares gayfriendly, para swingers y
familias), por la paz que se respira y el magnífico paisaje. Las autoridades
son conscientes de que atrae a turistas internacionales que buscan practicar
nudismo (es la primera playa naturista habilitada en Uruguay; la otra es La
Sirena, en Aguas Dulces) y últimamente también a muchos uruguayos. “Hace muchos
años que Chihuahua se transformó en un ícono, la primera playa naturista en
Uruguay, y es una referencia a nivel internacional de una práctica que cada vez
tiene más adeptos, que muchas veces se malinterpreta, pero, en general, es un
ambiente familiar y un modo de vida, y por suerte en nuestro departamento está
la posibilidad de pasarla bien”, asegura a Domingo Martín Laventure, director
General de Turismo de la Intendencia de Maldonado.
Entre los nueve
hoteles registrados en Chihuahua figura Undarius, en calle La Rastrera, con la
particularidad de que es exclusivo para hombres gays. Mario es uruguayo pero
vivía en Barcelona con su pareja cuando fundó este resort, 10 años atrás, y lo
hizo porque encontró una necesidad insatisfecha. “En 2008 nos quedamos en una
posada naturista en Chihuahua y sentimos que necesitábamos algo más exclusivo,
y dijimos, ‘si alguna vez montamos algo lo haremos exclusivo para el público
masculino gay’. Conectamos de una manera diferente y eso se ve en las
relaciones que se crean entre los huéspedes”, afirma.
Mario practicaba
nudismo en España, incluso con el hijo de su novio. Undarius es nudista
opcional en las áreas comunes, a excepción de la recepción y la cocina, por
cuestiones de higiene. “Los huéspedes buscan algo distinto y conectar con la
naturaleza. Es una forma de ayudar al que le cuesta y no lo haría frente a todo
el mundo pero con un público reducido se anima”, comenta Mario, y añade que
luego, muchos siguen practicando el nudismo. Al inicio, el 60% del público era
argentino; hoy es una mezcla entre latinos, europeos, australianos y
norteamericanos.
La lucha.
Si bien hoy Maldonado
usa Chihuahua como vidriera para venderse al mundo, antaño la playa naturista
no era aceptada. Existían muchos prejuicios alrededor de esta práctica tan
arraiga en países como Alemania, donde la gente va a tomar sol a las plazas sin
ropa.
La habilitación de la
playa se logró en 2012, luego de un arduo proceso que llevaron adelante
activistas del nudismo y naturismo. En el medio, debieron soportar insultos,
agravios, denuncias y protestas de algunos vecinos intolerantes del balneario.
Carlos, que se define
practicante, religioso y luchador por los derechos del nudismo y naturismo,
cuenta que las denuncias en Prefectura eran tan frecuentes que terminaron
haciéndose amigos del marinero, y que hasta llegó a haber gente detenida por
estar desnuda en la playa.
“La Prefectura tenía
un destacamento en Solanas y al pobre marinero lo mandaban caminando hasta
Chihuahua. Lo veíamos venir desde lejos, con los prismáticos, y nos vestíamos
todos, porque sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Lo mandaron tantas veces que
se hizo amigo nuestro y cuando lo veíamos, ni nos sacábamos la ropa, ni nos
pedía que nos vistiéramos. Inclusive se sacaba fotos con nosotros porque
entendió que teníamos un derecho que nos estaban censurando”, relata Carlos.
Ricardo Rodal, que se
mudó a Chihuahua con su esposa Marcela y sus hijos chicos 25 años atrás,
recibió agresiones de personas (algunas de ellas religiosas) que golpeaban con
violencia a su puerta para insultarlo. El momento crítico, asegura, fue cuando
decidieron salir a la prensa a difundir.
“Hablé con el público
que venía y nos pusimos de acuerdo en que había que mostrarle al Uruguay y el
mundo que no había nada de malo en esto. En 2004 fue la primera vez que
entraron las cámaras de televisión a la playa. Esa filmación salió al mediodía,
de noche y de mañana en el noticiero y sin franjas porque fue la condición que
puse: que salga sin censuras porque no estamos haciendo nada malo. Con la
difusión, un montón de gente (inmobiliarias, empresarios) se empezó a oponer porque
vieron que esto iba en serio: tenían la idea de que el nudismo hacía bajar el
valor de la tierra y querían erradicarlo. Yo siempre fui partidario de que era
un buen negocio y el tiempo me dio la razón: el balneario se desarrolló
alrededor del nudismo”, revela Ricardo.
El reclamo de los
vecinos y una edila
Hace 40 años que
Lyliam Espinosa, edila del Frente Amplio por Canelones, compró un terreno en
Pinamar y se instaló en este balneario, donde se hizo amiga de vecinos europeos
con los que empezó a practicar nudismo en la playa ubicada entre el Fortín y
Villa Argentina. “Hay varios lituanos y polacos que practican naturismo. Hace
60 años, cuando yo tenía 10, en Salinas Norte había un campamento de naturistas
y nosotros íbamos a mirar entre los médanos a la gente desnuda”, cuenta a
Revista Domingo sobre el origen del nudismo en la zona.
En 2014, la edila hizo
una primera exposición en la Junta Departamental de Canelones donde solicitó
que esa playa donde los vecinos practicaban naturismo hacía tiempo fuera
habilitada y recomendada como atractivo por el Ministerio de Turismo. “Nunca ha
habido ningún hecho donde tuviera que intervenir la Prefectura, los vecinos lo
aceptan. Le daría impulso al turismo y generaría trabajo en la zona”, justifica
Espinosa. El año pasado reiteró el pedido, pero tampoco tuvo suerte. El
proyecto sigue estancado, a pesar de que varios vecinos han enviado cartas y
correos electrónicos a la Junta reclamando una resolución, preguntando si hay
novedades, o pidiendo explicaciones ante la negativa.
“Me han respondido que
primero había que hacer una georreferenciación de dónde estaba en los mapas, y
eso ya se hizo. La última noticia que tuve fue que no había caseta de
guardavidas para esa zona. Nunca hubo porque la mayoría no va a bañarse, va a
tomar sol”, explica. Y añade: “Lo único que yo pedía era que fuera señalizada
la zona con un cartel grande en la ruta que dijera ‘playa naturista’”. Comenta,
además, que nadie del Frente Amplio le ha dicho que se opone. “Incluso teníamos
una directora que le había puesto nombre. Le íbamos a llamar El Águila (porque
está cerca) pero a mí me dicen la Perla, porque vivo en la playa, y ella me
dijo ‘le vamos a poner la Perla del Águila”, comenta. Hay, incluso, una
petición hecha en la plataforma change.org con el fin de que El Fortín sea
nudista que supera las 1.800 firmas. La edila adelanta que una vez finalizado
el receso, su plan es volver a tratar el tema en la Comisión de Medio Ambiente,
que ella integra.
La gloria.
Chihuahua ha crecido y
se percibe en la cantidad de gente que decidió invertir en terrenos y construir
casas para radicarse en esta zona fernandina en búsqueda de naturismo y paz.
También aumentaron los servicios disponibles: hay almacenes, oferta hotelera y
gastronómica. Desde la intendencia opinan que el lugar tiene potencial de sobra
para seguir avanzando.
“Chihuahua es una de
las zonas que más viene creciendo porque, aparte, es espectacular desde el
punto de vista de su naturaleza”, reconoce Laventure. “La intendencia se ha
preocupado en mejorar la infraestructura en lo que respecta a calles y
servicios, acompañando el crecimiento de la demanda privada”, indica sobre la
franja costera, que va de Piriápolis a la entrada de Punta del Este.
A pesar de que en un
momento se negó la solicitud de extender el espacio habilitado para el nudismo
(hoy son casi 2 kilómetros), Laventure señala que no se descarta analizarlo a
futuro.
Carlos, por su parte,
está convencido de que el auge de Chihuahua se debe, en buena medida, al “empujón”
que le dio Pedro Bordaberry, en el año 2000, cuando era ministro de Turismo,
con el solo hecho de mencionar la playa en una gira turística en Buenos Aires,
previo al inicio de la temporada: “Nombró a la playa como un polo turístico y
empezó a explotar”, indica a Domingo.
Militancia desde redes
sociales
Existe un grupo
privado en Facebook llamado ‘Nudismo en Uruguay’, compuesto por más de 550
miembros, donde se intercambia información sobre esta práctica y se asesora
sobre playas en Uruguay donde se puede practicar nudismo, aunque no estén
habilitadas. Algunas son: Miramar y Punta Espinillo (Montevideo), Fortín de
Santa Rosa y Médanos del Pinar (Canelones). Uno de los integrantes del grupo,
que prefirió no revelar su nombre, dice a Domingo que en Uruguay hay mucho tabú
frente a este tema por ser un país conservador y de gente mayor, donde se
asocia el nudismo con el sexo, con prácticas inmorales o degeneradas. “A los
políticos y jerarcas no les interesa porque no da votos ni dinero, así que no
es algo que recibirá apoyo del Estado o difusión alguna”, denuncia. A su
criterio no prima la razón ni los beneficios que conlleva (mejora la autoestima
y aceptación corporal) sino la moral y la costumbre cultural. Y añade: “El
nudismo no requiere inversiones de dinero, ni infraestructura, ni cobro de
impuestos, es solo tomar la decisión de habilitar más espacios”.
Camino de ida
Ricardo Rodal asegura
que cuarto siglo atrás, cuando se mudó con su familia a Chihuahua y en 2001
decidió crear El Refugio (primer hotel naturista del balneario), hablar de
nudismo era tabú. “Era todo medio prohibido, nadie hacía pública su preferencia
por el nudismo, sobre todo los uruguayos, venían pero no le contaban a a nadie.
Todo era a escondidas”, dice.
Las nuevas
generaciones han pegado un salto al dejar de ocultar la práctica, porque no les
preocupa que otros se enteren. “Te diría que está de moda. Ahora voy a
Chihuahua y está bien”, comenta. Eso sí, los uruguayos, fieles a su estilo más
pacato, fueron los últimos en ir a conocer El Refugio, aunque ahora son
huéspedes asiduos. “Están viniendo; podemos decir que el nudismo se instaló en
Uruguay, pero tardaron. Fue progresivo pero se pusieron las pilas y vienen a
Chihuahua y al Refugio”, afirma.
Carlos está convencido
de que una vez que probás el sol, la arena y el agua en tu cuerpo directo no
querés ponerte un traje de baño nunca más. En una época, incluso, organizaba
reuniones entre amigos nudistas y la consigna era ir sin ropa. “No traía nada
aparejado de otro tipo, solo social, compartir un rato agradable tomando y
comiendo. El único tema era la higiene: había que sentarse arriba del sillón
con una tela”, cuenta.
Adoptó esta práctica
como una filosofía de vida al punto de solo vacacionar en destinos que tienen
playas nudistas. “Hemos ido a Brasil, Grecia, España, y muchas veces repetimos
porque sabemos que tenemos esas playas y estamos cómodos”, cuenta Anny, esposa
de Carlos. Ella descubrió el nudismo 13 veranos atrás, cuando lo conoció a él,
empezó a practicarlo para acompañarlo y terminó adoptándolo como estilo de
vida.
“Al mes que nos
conocimos él me contó que iba a una playa nudista (creo que la propuesta venía
porque si no compartía ese estilo de vida lo nuestro no iba a funcionar). Yo
disfrutaba con él y dije ‘¿por qué no?’ Me adapté rápido. Inclusive él me
aclaró que su círculo de amigos eran de la playa y, que así como los iba a ver
en otros momentos, también iba a compartir con ellos el nudismo y no me costó
para nada”, confiesa Anny.
Al principio, dice,
empezó de forma tímida, y solo hacía topless, pero a la tercera ida a Chihuahua
se sacó el bikini por completo y descubrió la belleza de bañarse en el mar
desnuda. Y relata entre risas que se empezó a “enviciar con el bronceado sin
marcas”.
Desde el día uno se lo
contó a su familia y también lo habla sin tapujos en su lugar de trabajo. Pero
reconoce que tiene amigos a los que les incomoda decir que van a Chihuahua y
prefieren reservárselo.
Cuando a Ricardo le
preguntan por qué el nudismo, él contesta: “¿Por qué usar un pedazo de tela en
una playa, donde hace calor y estás más cómodo desnudo?” Considera que se
criminaliza el nudismo y es lo natural.
“No tiene nada que ver
con lo sexual. Es lo más asexuado, si se quiere, porque no se busca provocar.
Una persona desnuda está ahí, como es, sin aditivos; capaz que una tanga que no
cubre nada es más provocativa que no usar nada”, aclara.
Arena con toda la onda
europea
Agustín Etchegoimberry es uruguayo, vivía en Londres con su novio sudafricano y cuando lo trajo a conocer Uruguay quedó tan deslumbrado con Chihuahua que terminaron comprando un terreno y pasaron la pandemia allí. “Es la playa más liberal y europea que hay en Sudamérica”, opina Agustín. Dice que el parador que había antes era muy rústico, quiso ofrecer más infraestructura y servicios a los clientes, así que se presentó a la licitación, la ganó y en 2022 inauguró Chicho. La diferencia con otros paradores es que la cocina abre de 12:00 a 22:00 con todo el menú disponible. La primera quincena de enero fue un éxito: hacían 300 cubiertos por día.
En Chicho está permitido sentarse y comer sin ropa. Hay cero prejuicio, nadie te mira y se respira buena onda. “Se convirtió en un club social, vienen a ver la puesta del sol, a escuchar música, a tomar un trago y charlar. De jueves a domingos hay DJ al sunset y los últimos días se ha armado baile”, comenta.El Pais
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