La verdad siempre triunfa pero si no la cuidamos puede que un día gane la mentira - reflexión - (por Guillermo Satalía Méndez)


Nota de opinión compartida en 7Paginas.

Antes que nada, luego de la viralización del video en que se buscó dañar la figura de Enrique Cresto, quiero reiterar mi solidaridad con su persona, su familia, la joven y su familia también, quién sólo fue por una foto y se vió envuelta en una de las tantas operaciones políticas mediáticas a las que nos tiene acostumbrado lamentablemente el ecosistema comunicacional en el que vivimos.

A Enrique lo conocí cuando éramos gurises, por eso le tengo aprecio primero como persona y luego en su función pública como intendente de la gestión de la cual soy parte. Estos hechos y lo mencionado me han llevado a reflexionar sobre lo sucedido. Y las preguntas que más rebotan en mi cabeza son ¿Cuáles son los límites?¿Tan livianamente se escracha o se insulta con tanto odio sin tener idea a ciencia cierta de cuáles fueron los hechos?.

De a ratos siento que nos olvidamos que entre tanto título, opinión y publicaciones mediáticas dañinas detrás hay personas que tienen familia, que sienten y sufren tanto como yo, como vos, como todos. Estos hechos, me dan la sensación que en vez de evolucionar como personas, retrocedemos. Y la verdad me preocupa, y mucho, porque si perdemos la conciencia cegados por las mentiras y el odio, y no nos preocupamos por conocer primero la verdad, y sí andar repitiendo como loros los títulos, frases y murmullos que circulan, nunca vamos a poder evolucionar como sociedad. En la política, o en otros espacios de poder, no todo vale, y es hora que esta generación intermedia de la cual me siento parte dé el ejemplo para que las generaciones venideras continúen por la senda de valorar la verdad antes que el chisme, lo impactante, el odio, lo dañino. Estoy convencido de que esto se logra con madurez, educación y el ejemplo.

Hoy le tocó a Enrique y Agustina, mañana pueden ser otros. Comencemos a despojar a la política de estos golpes bajos, que además de dañar a las personas también lo hace a la propia política, que cada día queda más bastardeada y pierde su fuerza para lograr el objetivo primordial que es el de transformar la realidad de las personas para bien. Estos hechos son los que hacen que luego los actores políticos pierdan credibilidad al nivel que está pasando de manera generalizada en oficialistas y opositores, y gane el discurso del odio y la antipolítica.

Por suerte la verdad siempre triunfa, eso en cierta parte me deja tranquilo, pero si nos confiamos y no la cuidamos puede que un día gane la mentira, y si eso pasa lo que hagamos o dejemos de hacer va a dejar de tener sentido porque nada importará ya verdaderamente.

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