Violencia sin freno en Rosario: un secuestro y asesinato al azar como mensaje mafioso, el reflejo de que el narco tomó las calles
“Hay un sentimiento de desgobierno en los espacios de seguridad que las bandas aprovechan descaradamente y desafían a cualquier tipo de autoridad”, analizó el fiscal Luis Schiappa Pietra en diálogo con Infobae
La escalada de
violencia entre bandas narco en Rosario registró el 1° de febrero un ataque sin
precedentes en la historia de la criminalidad de la ciudad: secuestraron al
azar a una persona que caminaba en la calle y la asesinaron de tres tiros
frente a la cancha de Newell’s para enviarle un mensaje a una parte de la barra
brava del club. Esa secuencia, que tienen como principal hipótesis los fiscales
Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, será investigada de forma conjunta con una
seguidilla de atentados contra un banco, un comercio, un edificio municipal, comisarías
y una cárcel. Los propios investigadores judiciales afirmaron que esta disputa
muestra una “pérdida de control de la calle” por parte de la Policía y llamaron
a todos los resortes del Estado a trabajar con una agenda en común.
El crimen de Lorenzo “Jimi”
Altamirano, un joven de 28 años malabarista e integrante de una banda de punk
rock, es considerado por el fiscal Schiappa Pietra “como el primer caso donde
se usó la vida de una persona sin vinculaciones con un entramado delictivo para
comunicar un mensaje mafioso”. “Por un lado te marca el nivel de beligerancia
en la criminalidad, que es fenomenal, y por el otro, que desafían a las
instituciones públicas”, expresó a Infobae.
Para Schiappa Pietra,
el caso de Altamirano es el ejemplo de que la Policía perdió poder regulatorio
del delito en el territorio. “Ni siquiera tiene la capacidad de administrar
cuestiones delictivas que antes controlaba, es decir, las cajas negras. Hay
jefes de distintas áreas que no cruzan información entre ellos ante
determinados hechos. Las cajas negras están partidas y sin mando”, aseguró.
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“Seguimos confirmando
la hipótesis de que lo levantaron al azar. Y tenemos bastante evidencia para
avanzar en la línea de que esto puede estar enmarcado en un conflicto entre
integrantes de la barra brava de Newell’s”, sostuvo al tiempo que remarcó que
las últimas imágenes recolectadas en la causa exponen que Altamirano fue
secuestrado cerca de su casa de Villa Banana, en la zona oeste de Rosario.
Para sorpresa del
fiscal, después del brutal asesinato Newell’s no se comunicó formalmente con el
Ministerio Público de la Acusación. “Nos llama la atención. Solo hubo un
contacto informal para facilitar las imágenes de una cámara, pero siendo un
crimen ocurrido fuera del estadio, con un contexto de posible pelea entre
barras, la dirigencia no realizó ningún contacto formal. Eso es algo que vamos
a tratar de generar la próxima semana”, agregó.
“Hay un sentimiento de
desgobierno en los espacios de seguridad que las bandas aprovechan
descaradamente y desafían a cualquier tipo de autoridad. Interpreto que la
salida del ministro de Seguridad Rubén Rimoldi de alguna manera tuvo que ver
con eso”, aseguró Schiappa Pietra.
Una forma de entender
el aprovechamiento de la calle por parte de las organizaciones criminales puede
ser el elevado número de atentados que tuvieron lugar desde inicios de febrero,
cuando prendieron fuego el frente de un comercio situado frente a la Jefatura
de la Policía de Rosario y dejaron un mensaje para Rodolfo Héctor Masini, un
preso del penal federal de Rawson que cumple condena por narcotráfico de
Rosario.
Ese mismo 1° de
febrero también mataron a Altamirano y en paralelo balearon el frente de la
subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez. En las escenas de los dos hechos
se dejaron mensajes para Damián Escobar, Nicolás Avalle, Leandro Vinardi y
Gerardo Gómez, presos que integran la banda de Los Monos y que a su vez
regentean la barra brava de Newell’s, según entienden los fiscales.
La respuesta a esos
atentados ocurrió mientras jugaba casualmente Newell’s de local ante Vélez por
el torneo local de fútbol. Uno fue contra la sede de la Agencia de
Investigación Criminal y otro contra el Sindicato de la Carne. En esos dos
casos también se dejaron carteles, y estaban dirigidos a Rodolfo Héctor Masini
y para Leandro Vilches, quien también está en la cárcel de Rawson y cumple
condenas por narcotráfico como miembro de Los Monos.
A los mencionados
ataques se le anexan una balacera contra la comisaría 32ª, contra el Centro
Municipal de Distrito Sudoeste, contra la cárcel situada en 27 de Febrero al
7800 y contra una sucursal del Nuevo Banco de Santa Fe. Si bien todos los
hechos fueron tomados por fiscales de la unidad de Balaceras o Flagrancia, se
prevé que todos sean trabajados en conjunto con la Agencia de Criminalidad
Organizada, ya que la disputa sería entre los mismos protagonistas del hampa.
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