La incontinencia por un cargo y los traidores solapados, Por Rubén Bonelli (Movimiento Peronista Auténtico)
Así como Plutarco describía en su brillante obra “Vidas Paralelas” al final del siglo I y principio del II, las magnificencias de las sociedades griegas y romanas, emparejadas por algunas similitudes, hoy podemos decir que en Concordia y con varios siglos después, se viven “Realidades Paralelas”. Una realidad que golpea como una maza a un yunque para forjar a una sociedad que tiene que elegir entre pagar los altos costos de los servicios esenciales para poder vivir o tener un plato de comida todos los días en su mesa.
La otra realidad, parecen vivirla algunos dirigentes que
cumplieron funciones hasta diciembre en nombre del peronismo y que sin
ruborizarse se pasaron al bando contrario.
¿Podemos decir que estamos en presencia de un síndrome de “incontinencia
por un cargo o que les gusta en demasía la teta del Estado?” o realmente estos
dirigentes que aseguraron el pase previo con el operador y ministro Manuel
Troncoso, se dieron cuenta de que este nuevo gobierno pondrá de pie a Entre
Ríos, de la mano del desquiciado que nos gobierna a nivel nacional.
No soy para nada ingenuo, pero quiero comprender algunas
cosas en este cambalache. Como también quiero entender del porqué de otros
dirigentes, que hasta hoy están en el pejotismo y como grandes traidores,
permanecen en el lugar, después de haber “prestado su tropa” y hasta entregado
una lista de sus referentes barriales para que voten a Azcué como intendente y
Frigerio como gobernador.
Como si fuera poco y en esta crisis, están los que fueran
puesto a dedo por el ex gobernador Bordet y que hoy se encuentran en su mayoría
en la Cámara de Diputados de la provincia. Esta bancada de privilegiados, sin
representación, ni votos, que junto a otros funcionales adormecieron años el
movimiento, son los que están al mando del Partido Justicialista de Entre Ríos.
Sumados a esa orquesta, está la intendente de Paraná, Rosario Romero, que
quiere aglutinar a los intendentes pejotistas, responsables del barrido y
limpieza de algunas localidades, pero que de peronismo, salvo raras
excepciones, no entienden ni mu.
Volviendo a Concordia y mas allá de las buenas intenciones
de querer renovar al anquilosado peronismo desde el Partido Justicialista. Todo
parece tender a quedar como en una expresión de deseo. No se puede renovar algo
que no funcionaba. Durante la década del 80 se recuerda que la renovación de
dio en un marco nacional y desde allí fue bajando a cada provincia. En el caso
de nuestra ciudad, eso se dio porque había una militancia activa con ferviente
compromiso político al peronismo que desplazaron a dirigentes como Enrique
Tomás Cresto, Dardo Blanc y otros popes. De allí el nacimiento de Jorge Busti,
de Orduna, de Alasino y otros, que ya venían con una carga de experiencia de muchos
años atrás.
Hoy en cambio, las actuales autoridades del Partido
Justicialista, primero son todos de una fracción del peronismo que habían
trabajado para la precandidatura de Giano a intendente y al menos dos fueron
funcionarios de Enrique Cresto, mas allá querer ahora despegarse de esos
dirigentes, pero son hijos putativos de estos.
El gran desafío de ahora en más es el de recomponer al
peronismo concordiense en su conjunto. No será una tarea fácil, porque todos
sabemos que durante muchos años se mantuvo y se diseñó una conducción viciada.
Una dirigencia que se supo mantener en el poder no para cambiar lo establecido,
sino que vió en cada acción política un negocio para perpetuarse en el poder.
La tarea es grande pero no imposible. Se necesita volver a la fuente de donde
siempre abrevó el peronismo. Volver al fogón de la discusión política enserio,
dejando de lado los egos y las mezquindades, que no tienen razón de ser en
nuestros principios fundantes.
Como decía Don Arturo Jaureche, “Me pregunto si mi raza,
como es fuego agoniza, o si está ardiendo la brasa y hay que soplar la ceniza”.
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