El ajuste en educación es un suicidio programado: Docentes, es hora de tomar las riendas.
En Entre Ríos, la realidad que enfrentamos como docentes es cada vez más crítica. Nuestros salarios están por debajo de la canasta familiar, y los aumentos ofrecidos por el gobierno provincial, encabezado por Rogelio Frigerio, son miserables. Esta situación no solo afecta nuestro poder adquisitivo, sino que atenta contra nuestra dignidad como profesionales de la educación.
La falta de motivación se ha instalado en muchos de
nosotros, no por falta de amor a nuestra vocación, sino por el constante
intento de pauperización que vivimos. La infraestructura escolar refleja el
abandono de una política que no valora la educación: escuelas en estado
deplorable, como la Escuela Normal Domingo Faustino Sarmiento Nº 15 de
Concordia, donde el salón de actos se llueve, tiene hongos, grietas, y está en
riesgo de derrumbe.
El derecho a huelga de los docentes está siendo claramente
vulnerado. En septiembre de este año, el Consejo General de Educación
implementó un relevamiento que, según el organismo, busca mejorar la calidad
educativa. Sin embargo, este procedimiento surge en respuesta a las medidas de
fuerza adoptadas por los docentes entrerrianos. La metodología consiste en que
cada docente registre en el sistema SAGE los días en que asistió a clases y
aquellos en los que adhirió a la huelga. Este enfoque, lamentablemente, se
percibe como una herramienta de amedrentamiento destinada a desincentivar la
realización de paros, generando temor y dejando un registro explícito de
quiénes participan en ellos. En cambio, sería más justo que este relevamiento
se utilizara como un censo para evaluar la situación integral del sector docente
en la provincia, considerando aspectos económicos, familiares y estructurales.
A todo ello se suma una amenaza aún mayor: el cierre de
profesorados y escuelas para adultos en toda la provincia, lo que no solo
dejará sin empleo a cientos de colegas, sino que también negará a muchos
estudiantes la posibilidad de acceder a una educación que transforme sus vidas.
Nos enfrentamos al desprestigio y la subestimación de
nuestra profesión, tanto desde la política como desde la sociedad. El rol
docente está desvalorizado, y el reconocimiento social hacia nuestra tarea
parece cada vez más lejano.
La mayoría de los políticos actuales ha defraudado a su
electorado. Década tras década, los espacios de poder desde donde se toman
decisiones cruciales han sido ocupados mayoritariamente por abogados,
contadores, ingenieros, arquitectos, y profesionales de otras áreas. Aunque
estas disciplinas tienen un valor indiscutible, muchas veces quienes las
representan no comprenden la complejidad ni la relevancia de nuestro trabajo como
educadores. Como docentes, somos quienes formamos a esas mismas profesiones que
luego nos desvalorizan. Llevamos décadas demostrando que la educación es la
base de toda actividad humana, pero nuestro rol sigue siendo subestimado en
comparación con otras tareas. No se trata de desmerecer a nadie, sino de poner
en valor lo que hacemos cada día: construir sociedades más justas y preparadas
para el futuro desde el aula.
Si los docentes no estamos en los espacios donde se define
el rumbo de la educación, otros continuarán tomando decisiones por nosotros,
muchas veces desde una desconexión total con nuestras realidades. Es hora de
que cambiemos eso. Nosotros conocemos de primera mano lo que sucede en las
aulas, las problemáticas que afectan a los estudiantes y las herramientas
necesarias para fortalecer el sistema educativo. Nadie mejor que un docente
para defender los intereses de la educación pública en los espacios de poder.
La educación no es solo una tarea; es un compromiso social.
Somos los pilares de un país que necesita más que nunca replantearse sus
prioridades. No podemos seguir siendo marginados en la toma de decisiones. Es
momento de que la voz docente se haga escuchar y que nuestra labor sea valorada
como se merece.
La educación es la base de toda sociedad, y nosotros somos
quienes la sostenemos. Es hora de alzar la voz. Sumate. ¡Hagámoslo juntos!
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(Nota de opinion enviada a 7Paginas)
Por Luque, Jesica
Profesora de Inglés y de Ciencias de la Educación.
"Grupo San José" PyV
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