Privados ya trabajan con un piso de inflación del 30%
Después del 2,9% de enero, se espera ahora un alza de casi
el 10% para el primer trimestre y que la presión comience a bajar después de
abril.
El Gobierno ya analiza un dato preocupante: las empresas
privadas, sobre todo las que tienen activos físicos altamente influenciables
por el alza de precios, ya toman como un dato cerrado (no abierto al debate)
que la inflación este año tendrá un piso del 30%.
Y es sobre este porcentaje
que comienzan a elaborar sus planes financieros y presupuestos de costos e
inversiones de capital para todo el ejercicio. Esto incluye la estrategia
estructural de precios finales que plantearán al público, tanto para bienes
como para servicios.
Y, en parte, incluye en lo que los técnicos denominan
“inercia inflacionaria” hacia los precios y que deriva mes a mes en una
herencia en la presión alcista de los precios. Además de obviamente alejarse ya
definitivamente del 23% que se incluye en el Presupuesto Nacional para el 2019
aprobado el año pasado y del 28% que hace una semana estimó el Ministerio de
Hacienda de Nicolás Dujovne ante el Fondo Monetario. El peor dato es que el 30%
es piso, y podría ir ajustándose al alza en el segundo semestre del año.
El anticipo sobre un 30% de inflación para este año, venía
siendo distribuido por varias de las consultoras más importantes del país que
elaboran informes para las grandes empresas privadas, especialmente las
denominadas “formadoras de precios”.
Sin embargo el dato se venía sosteniendo
más como una opinión que como una certeza. El clima cambió radicalmente el
jueves 14, día en que el INDEC anunció que el IPC de enero llegaba al 2,9%;
superando todas las expectativas tanto oficiales como de las mismas consultoras
que esperaban en promedio un 2,5%.
La proyección terminó de cerrarse cuando las
empresas comenzaron a recibir los informes esperados para febrero, donde se
espera un alza de los precios de entre 3,3% y 3,5%; tendencia que continuaría
en marzo. Si esto se cumpliera, en el primer trimestre del año el alza de los
precios se ubicaría en un acumulado de cerca del 10%.
Para que se cumpla el
Presupuesto entre el segundo y el cuarto trimestre del año la proyección
debería alcanzar un acumulado de menos del 14%, lo que a esta altura (y con
sólo un dato para todo el año) es una utopía.
Lo que esperan las empresas,
siguiendo los indicadores privados, es que en el segundo trimestre el dato sea
algo más bajo que el período enero-marzo; y que recién para julio la empresa
comience a operar a un ritmo de 2% mensual, con el que se llegaría a las
elecciones de octubre. Y que los efectos del plan de restricción monetaria
recién tengan sus efectos concretos en los precios luego de julio.
Desde el mercado financiero la interpretación que se hace es
similar. Según el último informe de la Consultatio, “el análisis de los datos
de inflación de enero muestra que el componente inercial de la inflación sigue
siendo alto” ya que “la a suba de precios está siendo generalizada”. Para la
consultora, “el frenazo de emisión monetaria que significó el nuevo régimen
todavía no terminó de impactar en los precios. Además de los rezagos esperables
que tiene la política monetaria, lo cierto es que al momento de lanzarse el
plan los agregados venían creciendo al 45% interanual, y que a casi 5 meses de
haber (casi) frenado el crecimiento de la base, el ritmo actual todavía es del
32%”.
Por su parte, Quantum menciona que “en términos de control
de la inflación, el dato de enero de 2019 refleja un desacople entre las
expectativas iniciales del programa y lo efectivamente observado.
De hecho, los
límites de la zona de intervención cambiaria se ajustaron al 3% mensual en el
período octubre-diciembre 2018 y al 2% en enero-marzo 2019, lo cual
indirectamente refleja la expectativa oficial de inflación al intentar mantener
constante el tipo de cambio real bilateral.
Por eso el dato de inflación del
2,9% encendió algunas alarmas, que de persistir más allá de lo proyectado puede
dificultar el objetivo de reversión de la crisis y reelección de Macri”.
El Gobierno, y muchos privados, confían en que la presión
inflacionaria puede comenzar a ceder y que los promedios mensuales ubicarse
cerca del 2% (no mucho menos este año), recién para agosto o, en el mejor de
los casos, hacia julio.
Y que, en consecuencia, en el segundo semestre podría
acumularse un número cercano al 12%. El problema para el cálculo final de 2019
es lo que pueda suceder en el segundo trimestre.
Allí estará la clave sobre que
tan lejos del 30% se podría ubicar el número final del año. El Gobierno confía
en que hacia mayo comenzarán a notarse los resultados de la política de
restricción monetaria y de la recesión, luego que haya pasado lo peor de la
temporada de ajustes de tarifas de servicios públicos.
Y que para junio o julio
habrá buenas noticias que lleven tranquilidad a agosto. El problema es que si
esto no se diera y continuara el ritmo alcista hasta julio, el 30% final
incluso corre riesgo de quedar corto. Hay algo inevitable: la inflación ya
proyectada impedirá que el Gobierno de Mauricio Macri acumule en su gestión una
inflación de no menos del 190%.
FUENTE: ÁMBITO
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