Senderismo en el palmar de Colón: la experiencia amigable para recorrer el parque nacional
Con cinco circuitos, el senderismo en el Parque Nacional El
Palmar promueve especial atención entre los turistas que arriban cada año por
la ciudad de Colón, en la provincia de Entre Ríos. Esta manera de recorrer la
extensa reserva, permite conocer de cerca las palmeras yatay y los pastizales,
la biodiversidad del Río Uruguay y el patrimonio histórico de las ruinas
jesuíticas, lo que la convierte en una experiencia sustentable, teniendo
contacto directo con la naturaleza.
El senderismo es una actividad recreativa de caminata, que
se realiza habitualmente por caminos delimitados y homologados, con el objetivo
de acercar a los visitantes al medio natural de una manera más íntima. En el
caso de El Palmar, son cinco los circuitos habilitados, diseñados especialmente
para que los visitantes puedan acceder a la enorme diversidad de flora y fauna
que convive armónicamente en las 8.213 hectáreas que componen este Parque
Nacional.
El sendero más típico es el del mirador La Glorieta. También
está el Mirador del Palmar, el Sendero del Yatay, el Sendero del Mollar y el
Sendero de Ruinas Históricas. Se está trabajando desde el Parque Nacional para
inaugurar en el corto plazo un nuevo sendero, que recorrerá la costa del Río
Uruguay que bordea El Palmar, y se proyecta a mediano plazo recuperar un
antiguo recorrido entre pastizales.
El senderismo es una actividad que se fomenta desde el área
institucional que nuclea a todos los Parques Nacionales del país, habida cuenta
del ínfimo impacto que genera y el interés que suscita en la comunidad para
validar y preservar la riqueza que cada Parque Nacional aloja y protege.
Un abanico de recorridos
Desde la Ruta Nacional 14, que conecta a la costa oriental
de Entre Ríos con la provincia de Buenos Aires al Sur y con el resto de la
Mesopotamia hacía el Norte, a la altura del kilómetro 198, un desvío lleva al
ingreso al Parque Nacional El Palmar.
Tras atravesar un punto de información turística, el camino
principal recorre once kilómetros y medio de cuidado ripio hasta arribar a un
estacionamiento vehicular, frente a la intendencia del Parque. En la mitad del
recorrido, una senda perpendicular lleva hacia el Mirador La Glorieta.
El sendero en torno de este mirador tiene una extensión
total de mil metros y una forma circular, que arranca y termina en el mismo
lugar. Desde allí, el visitante puede tomar dimensión, a la distancia y en
altura, del tamaño del Parque Nacional y de la inconmensurable cantidad de
palmeras yatay que le habitan. Se trata de un mirador natural a orillas del
Arroyo Palmar, que brinda a los visitantes las postales ineludibles. Es un
sendero relativamente corto, con perspectivas inolvidables.
El sendero del Mirador del Palmar se desvía seis kilómetros
del camino principal, rumbo del Arroyo Palmar. El paisaje allí es tan solemne
como silvestre. Fruto del cuidado del Parque Nacional y principalmente, de la
manera en que la selva en galería se vincula con el arroyo, se imponen postales
de frondosas arboledas y de un espejo de agua marrón, que serpentea las costas.
Desde el camping del Parque Nacional arranca el sendero El
Mollar, que se extiende durante 1400 metros y se vincula por un pequeño camino
con el arroyo Los Loros. En este sendero, se aborda la problemática de la
convivencia entre la flora nativa y las plantas exóticas e invasoras que se han
incorporado a la biodiversidad de la región.
Esta “invasión” dio inicio cuando la actual intendencia del
Parque era el casco de una estancia. Paraísos, fresnos y ligustros, entre otras
especies, fueron incorporadas a este ecosistema, generando una conflictiva
coexistencia. El sendero de El Mollar permite vivenciar esta situación, desde
el corazón mismo de la vegetación del lugar.
El “Sendero del Yatay”, en un trayecto de 600 metros centra
su interés en la especie más destacada del Parque Nacional: la palmera yatay.
Se trata de una especie que se estima puede llegar a vivir entre 200 y 400 años
y puede alcanzar los 12 metros de altura. Este recorrido comienza y culmina en
el “Sendero de La Glorieta”, con pastizales y palmeras hegemonizando el
entorno, para dejar impávidos a los visitantes.
Finalmente, en el área de servicios del Parque Nacional nace
el último de los senderos habilitados, que conduce a los caminantes entre la
intendencia y lo que se conoce como el sitio histórico, que no es ni más ni
menos que un conjunto de ruinas, contemporáneas de las jesuíticas de San
Ignacio, más al norte, en Misiones. Este sendero pone el acento en el valor
patrimonial que reside en esas construcciones y en el lugar central que
ocuparon, cuando estaban activas, en el desarrollo económico y comercial de la
región.
Los senderos que se vienen
Para los Parques Nacionales, los senderos permiten ordenar
el paso de los turistas por los lugares que se consideran más atractivos y, de
esta manera, evitar el impacto humano sobre la naturaleza y brindar seguridad a
los visitantes. La meta primordial del Parque es, precisamente, la conservación
del ambiente. Para ello, los trabajadores llevan adelante, día tras día, tareas
de construcción de puentes y barandas, diseño de exhaustiva cartelería y
folletería, y un comprometido mantenimiento del lugar.
Hay un sexto sendero que se está preparando, que sería más
largo que los otros, con unos cuatro kilómetros y medio de longitud y un
recorrido que bordearía la costa del Río Uruguay. “Sendero de la selva”
llevaría como nombre.
Despierta mucho interés en este sendero, ya que permitirá a
los turistas que arriban a diario al Parque Nacional, poder comprobar cuán
importante es el Río Uruguay y sus afluentes para el ecosistema reinante en El
Palmar.
Un séptimo recorrido que supo existir también y que podría
volver. Se trata del que se conoció como “Sendero del Pastizal”, que cuenta con
una extensión de siete kilómetros y medio y que fue cerrado tiempo atrás porque
mucha gente se perdía. A mediano plazo, se baraja la idea de reinaugurarlo, con
guías habilitados obligatorios que acompañen a los contingentes visitantes.
“El Palmar” desde adentro
La diversidad de senderos del Parque responde al interés de
generar una oferta para el visitante, que le permita conocer todos los
ambientes y las facetas de la vida de El Palmar. Es que el nombre del Parque no
es desconocido para la mayoría de los turistas que llegan por Colón. Más,
muchos desconocen su cercanía con el Río Uruguay, su pasado vinculado a la
tradición jesuita y la biodiversidad que lo habita. Y es allí donde los caminos
del senderismo se vuelven imprescindibles.
Cada recorrido está bien delimitado y cuenta con cartelería
interpretativa para que en su trashumar, el visitante vaya comprendiendo tanto
estímulo: los sonidos, los aromas, los colores, las texturas.
En lo que a fauna refiere, algunas especies son más fáciles
de encontrar y otras sólo pueden ser admiradas si se cuenta con la buena suerte
a mano. El carpincho siempre sale al paso en el camino principal, urracas
suelen verse en el camping; y es común que aparezcan zorros atravesando los
senderos. Entre las fichas difíciles, sin dudas están el osito lavador, los
ñandúes y los ciervos nativos y exóticos. Cada sendero tiene a su vez, sus
propias familias de aves. Y por las noches, es posible toparse con vizcachas.
Los senderos están habilitados los 365 días del año, entre
las 7 hs. y las 20 hs (en primavera y verano), y hasta las 19 hs. en el resto
del año. El Parque está abierto hasta las 23 horas y cuenta con una
proveeduría, un restaurante, camping y servicios de bicicletas y canoas. Estas
últimas opciones son buenos compañeros para indagar en la riqueza de los
senderos de manera más íntima.
Asimismo, es bueno aclarar que si bien cada turista puede
caminar libremente por los senderos (siempre haciendo caso a las
recomendaciones), la contratación de los guías habilitados enriquecen las
excursiones. Un balneario de 500 metros de playa complementa la oferta de un
paraíso de la conservación natural.
Algunos viajeros se instalan en el camping para pasar varios
días en el Parque. Otros, en cambio, hacen base en el centro de Colón y van y
vienen varias veces durante su estadía, para poder conocer los diversos
senderos.
Las caminatas no requieren más que botellitas de agua y ropa
liviana, protector solar y gorro. Sí es un problema para estos tiempos que
corren, la falta de señal para teléfonos celulares, que se compensa con el
Wi-Fi del área de servicios. En cualquier caso, si el teléfono tiene cargada la
batería, bien puede registrar en su memoria la infinidad de imágenes
fotográficas posibles que El Palmar ofrece paso a paso.
Transversal a la diversa riqueza del Parque Nacional, el
senderismo representa probablemente la mejor manera de recorrerlo, resguardando
el equilibrio natural y con la seguridad de que toda la familia la pase de
maravilla.
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