Explorando la cultura ibereña por la ruta del mariscador
Una experiencia muy especial en un pueblo histórico donde las tradiciones se presentan, sobre la base de la herencia nativa, que se ve fielmente reflejada en familias que se reconocen como cuarta generación de descendencia guaraní y que habitan la actual Reserva Provincial Iberá.
Esta propuesta es un abanico de actividades que incluyen el
conocimiento de la cultura autóctona y la naturaleza pura, la incursión por los
canales del Carambola en canoas dirigidas por caballos, comidas típicas y la
lectura del cielo nocturno estrellado, de acuerdo con la cultura guaraníticas.
Es una opción ecoturística única que, sobrepasa el entorno
natural, expresando la relación hombre-entorno, a través del acompañamiento de
guías turísticos locales profesionales y, principalmente, del baqueano; aquel
Mariscador que ofrece la posibilidad de incursionar en su forma de vida, de
transitar la naturaleza, sobre las bases de creencias y la visión del quehacer
cotidiano que aún perdura en ellos.
Conectada por la Ruta Nacional 12, cercana a la ciudad de
Corrientes, la localidad de Concepción se yergue como un punto obligado que
propone un viaje hacia las formas de vida más tradicionales de la región. Desde
el portal Carambola, e íntimamente ligado a la biodiversidad de los Esteros, el
Parque Nacional Iberá se predispone como escenario para una propuesta que
invita a una experiencia plurisensorial: La Ruta del Mariscador; oportunidad única en su tipo que recorre el
tiempo y el espacio experimentando la forma de vida de los lugareños, que se
incursiona junto al baqueano por las luengas sendas del arroyo carambola en
canoas dirigidas por sus caballos, probando las comidas típicas en un refugio
de juncos, inspirados en las construcciones y costumbres tradicionales.
Los mariscadores: reflejo cultural en contacto con la
naturaleza
Los mariscadores reflejan la resistencia a la asimilación de
una cultura foránea, lo que conllevó a que se internasen en la extensión de los
Esteros. Las condiciones particulares del entorno los obligó a adaptarse y así
surge una práctica que se constituiría en una manera de vivir, de habitar la
región: nómades que basaban su subsistencia en la caza, construyendo viviendas
compuestas de “Piri” (muy similar al junco), alejados de los pueblos;
aislamiento que dio lugar a la conservación de la lengua e idiosincrasia
guaraní, valores culturales que defienden y pregonan briosamente.
Uno de los rasgos más característicos son las canoas, que
confeccionan ellos mismos con la madera del lugar, y que se constituyen como
una aliada en su quehacer cotidiano, ya que, por vivir en un entorno donde el
agua es el elemento hegemónico, cuentan con ellas para realizar sus tareas. Los
visitantes pueden experimentar esta práctica, junto a los baqueanos, dominando
la inmensidad de los esteros en las canoas, fiel transporte que surca las
cristalinas aguas, donde es posible visualizar los peces que habitan en ellas,
enmarcadas por un paisaje natural puro que regocija el espíritu con sus ocres y
amarillos; al frente, los caballos, entrañables brújulas vivas que garantizan
la llegada a destino.
Una propuesta adaptada para todos los gustos
Hoy, vivir esta experiencia es posible gracias a la Ruta del
Mariscador. La propuesta expone las condiciones en las que sus habitantes se
desempeñan, desde hace más de 100 años. Se podrán conocer las técnicas
empleadas para la construcción de sus canoas, en manos de los baqueanos que
representan uno de los principales bastiones de la identidad local: piel
trigueña por el sol, descalzos, con el acervo ideológico-cultural heredado de
aquellos pueblos nativos que define una completa cosmovisión, en matrimonio con
los tiempos actuales… Son ellos el portal que desplaza el tiempo, un recorte
del presente para experimentar el pasado, en un entorno donde la naturaleza
captura todos los sentidos y oficia como un punto de ensamble, donde conectarse
es, a su vez, desconectarse: familiarizarse con la naturaleza, dejando de lado,
por un momento, la vertiginosa vida rutinaria y la cada vez más demandante
relación con la tecnología.
La ruta del Mariscador es una experiencia plurisensorial que
invita a explorar las cualidades naturales y culturales de la región,
enmarcadas en el Parque Nacional Iberá. Detrás de una aparente “homogeneidad”,
el paisaje estereño guarda un encanto único que obliga a afinar la vista para
descubrir los diversos matices cromáticos, que van entre verdes, ocres y
amarillos, acobijados con recelo en sus ambientes agrestes de lagunas, esteros,
bañados, sabanas, bosques, selvas en galería, palmares, y praderas sumergidas
que se alternan en diferentes proporciones y sorprenden con paisajes
diferentes.
El agua es, en cierta medida, el elemento que define el
ambiente, pero en su aparente hegemonía dicta la fisonomía híbrida entre tierra
y agua que provee al paisaje de un encanto particular, favoreciendo la
observación de la vida silvestre. La fauna se refleja en las características
del ambiente, y así, es posible la observación de aves que se distinguen entre
acuáticas, como las garzas, cigüeñas, patos, playeros y flamencos; y de
humedales, como yacarés, carpinchos, lobitos de río e incluso se encuentra la
mayor población de ciervos de los pantanos de la Argentina.
Es tierra de yaguaretés, de mitos y leyendas, de curanderos,
poras y ánimas; donde se podrán degustar las comidas típicas elaboradas, como
antaño, en una olla ennegrecida por el hollín del fuego a leña… Todo ello
contando con inmejorables instalaciones donde se brinda un servicio de primera
calidad.
En la opción de día completo, se incluye la pernoctación en
el refugio, donde el cielo gana protagonismo ya que, por la ausencia de toda
contaminación lumínica, es ideal para la práctica de astroturismo, donde mitos,
leyendas y ciencia se conjugan en una experiencia única. Luego, para el regreso,
es posible combinar con otras opciones que se ofrecen: cruce a nado (a
caballo), navegar en las embarcaciones el arroyo Carambola o los paseos en
kayak.
Explorando el Iberá
Acceder a las virtudes de una copiosa naturaleza que abrace
los sentidos e introduzca en otro tiempo es posible en Iberá. Desde el portal
Carambola se puede incursionar en lo que muchos reconocen como un “Amazonas de
bolsillo”, siendo explorador de un medio donde el hombre ejerce una influencia
mínima, donde los marisqueros son el nexo entre naturaleza y su cultura. A
través de ellos esa exploración permite no sólo reconocer las virtudes propias
de los esteros, sino la adaptación en la forma de vida en el lugar, la relación
especial que allí se da entre hombre y entorno, con la presencia siempre
presente y arraigada cultura guaraní.
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