Marcos Franchi: un talento concordiense en La Voz Argentina


El cantante oriundo de Concordia Marcos Franchi impactó con su talento a la Sole en La Voz Argentina. El artista dialogó sobre sus inicios y su carrera

Así como dice el dicho: persevera y triunfarás, el músico y actor Marcos Franchi es un ejemplo de que es importante aprovechar las oportunidades que se presentan en la vida, las cuales van moldeando el camino para cumplir los objetivos que uno se propone. Franchi nació y se crió en Concordia, ciudad donde pudo conocer por primera vez lo que es pisar un escenario en una actividad del colegio, pero es en esta localidad donde también abrazó la danza de la mano de la colectividad alemana. Sus pasos siguieron en Rosario, donde vive desde hace más de 10 años y logró crecer en el campo artístico. Todo este recorrido hizo que hoy tenga una pisada escénica firme, con histrionismo y seguridad. Sus energías hoy están puestas en el concurso La Voz Argentina que de lunes a jueves y los domingos se emite por Telefe y sobre ello y toda su carrera, el artista se refirió en una entrevista con la revista Tuya! de UNO.

—¿De dónde viene o cuál es el origen de tu amor e interés por la música?

—En mi familia siempre se escuchó música. Mis papás son uruguayos, entonces por el lado de mi papá puedo decir que a él le gustaba mucho el candombe, la murga, el blues y el jazz, y a mi mamá le gusta mucho el folclore, el cuarteto, la música tropical, la salsa y siempre de escucharlos pero no de cantar. Mi mamá cantaba en casa pero nada más. El origen del amor por la música en mi caso nació cuando tenía más o menos 5 años y en Concordia se acostumbraba a que los domingos todo el mundo fuera al lago de la ciudad, que es bellísimo. Nosotros íbamos con mi familia y yo tengo el recuerdo de ir caminando de la mano de mi madrina, pasearme entre los grupos de gente y cantarles. Siempre les cantaba más o menos lo mismo, una canción era El día que me quieras, la otra era Diosito Santo del Puma Rodríguez, y después un pedacito del Himno. La anécdota de todo esto es que todo el mundo se moría de risa porque yo extendía la mano como diciendo págueme y algunos me daban en ese momento 5 centavos, estamos hablando del año 1997. Y mi madrina se moría de la vergüenza.

—¿Cuánto tiempo viviste en Concordia? ¿qué nos podés comentar sobre tus pasatiempos?

—Yo viví en Concordia hasta que me fui a estudiar a Rosario. Cursé hasta 5º año en el Nea Siglo XXI que fue un colegio que me marcó muchísimo, y principalmente mi vida artística. Como parte de mis pasatiempos en Concordia hice karate muchos años y otros deportes. Me faltaron dos años para ser cinturón negro. Y empecé a encontrarme con el arte cuando desemboco en un grupo de danzas de la colectividad alemana de Concordia. Yo tenía 10 años más o menos y desde ese momento no me quería ir. Fanático de los escenarios, me nutrí de esa danza, las costumbres, el acting, de conocer otras músicas, instrumentos y otros cantos. Eso fue desde esa edad y seguí hasta que comenzó en 2020 la cuarentena. De hecho, sigo siendo parte de la colectividad alemana en Rosario.

—¿En la adolescencia ya tenías pensado -aunque sea como una idea lejana ser un artista?

—En ese momento estando en Concordia yo no tenía la idea de ser artista. Realmente no estaba en mis opciones. De hecho yo cuando me vengo a estudiar en Rosario lo hago para estudiar Psicología. Todo lo que estaba relacionado al arte lo hacía como un pasatiempo, que me fascinaba, pero que en ese momento no me daba cuenta de que era lo que me estaba llenando el alma y con el tiempo lo fui descubriendo.

—¿Qué recuerdos en torno a la música o a lo artístico tenés de Concordia?

—La primera vez que canté en vivo arriba de un escenario yo tenía 13 años, porque en mi colegio había un momento de arte una vez al año como un espectáculo que en Secundaria se llamaba Show time. Era parte del área de Inglés y todos los cursos hacían algo. De esta manera, canté en el Teatro Auditorium de Concordia fue en un ensayo general del Show time. Esa noche era la función y nosotros estábamos viendo una escena de otro grupo que ensayaba. Ese grupo tenía una solista y me acuerdo que la persona que lo tenía que cantar no tenía la letra muy segura, entonces hablando con mi mejor amigo de toda la vida me preguntó si yo me sabía la letra y si me animaba a subir. Yo le dije ni loco, pero él fue a hablar con la directora y ella vino a consultarme si no la quería cantar o probar. Subí a cantar y a la directora le gustó. Me dijeron ‘esta noche la cantás vos’, y yo que tampoco me sabía la letra tan seguro estuve todo el día ensayando y salió muy bien. Después de ahí la gente fue a decirle a mi mamá ‘por favor mandá a este chico a estudiar canto’. Ahí empecé a estudiar con Lorena Cora en el Instituto Orange Jazz de Teresita García, pero antes de eso nosotros no conocíamos profesoras porque no estábamos dentro de ese ámbito. Mi mamá averiguó y dimos con Lorena, hija de Ariel Cora, un artista de renombre de Concordia, nos pareció lo más lógico y seguro. Con Lorena pisé muchos escenarios. Ahí canté como solista en la costanera, en el Palacio Arruabarrena, y conocí gente maravillosa que hasta el día de hoy tenemos contacto. Con la colectividad alemana de Concordia también pisamos escenarios en casi todo el país porque como colectividad éramos un grupo de gran prestigio. Ensayábamos muchísimo y nos encantaba que saliera todo perfecto. Yo creo que eso generó también mucha pasión con el arte. La colectividad tuvo muchísimo que ver.

—¿Cuáles han sido tus influencias musicales?

— Mis influencias musicales en la vida en general fueron mis maestros que hayan estado o no relacionados al arte. Por un lado, Mónica Necchi de Chávez, la directora del colegio Nea Siglo XXI, ella fue una de las personas fundamentales porque me insistió para que suba al escenario en el Auditorium y de ahí en adelante hice un montón de shows. En 2008 hicimos Hairspray y nosotros dijimos ‘tenemos hacer esto porque habla de muchos temas y es re divertida’. El desafío fue primero convencer a la chica que queríamos que fuera protagonista y que nos dijera que sí, lo cual sucedió. Y el segundo desafío fue presentarle el proyecto a Mónica, la directora, y comentarle que yo iba a ser el personaje de la madre, así como John Travolta lo hacía en la película. Primero dijo ‘qué van a decir los padres’ pero después nos re bancó y nos dio el ok. Lo preparamos durante muchos meses y todo el colegio Secundario participaba. Y creo que esa fue una de las únicas veces que en el Auditorium hubo gente parada y nos aplaudían de pie. El público pidió que el show se volviera a hacer. Lo volvimos a hacer y explotó. Creo que esto sucedió por única vez en la historia del colegio.

A su vez, Lorena Cora y Teresita García fueron grandes maestras. Después Julio Chianetta, que para mí es mi padre artístico, y de hecho me acompañó a la audición de La Voz. Yo le pedí que me acompañara porque si hay alguien que influyó en este camino como artista definitivamente es él. Incluso Julio no es cantante, pero sin embargo yo si tengo que preparar una canción aunque no la esté trabajando con él le pido ayuda y su opinión. Y mis profes de canto Anabella Carnevali, que es una eminencia en la ópera, también Nelson Cocalotto y César Spinelli que es mi profesor ahora. Por supuesto, otras influencias fueron y son mis amigas y mi familia por sobre todo, sin ellos no sería posible.

—¿Con qué te encontraste en rosario cuando te fuiste a vivir?

— A Rosario me vine cuando tenía 17, yo llegué y me encontré con un mundo totalmente distinto. Me empecé a encontrar con muchos lugares de mucho arte, con gente muy diversa, con mucho estudio y con una carrera de Psicología donde transita gente muy sabia. No estaba teniendo el arte en cuenta, pero sin embargo fue lo que me salvó siempre.

Cuando me vine a Rosario el primer tiempo la pasé mal por la angustia que me generaba no estar en mi casa y despegarme de la figura aniñada. Era estar en una ciudad gigante y solo. En un momento yo dije ‘no puede ser que la pase tan mal’ y dije ‘busquemos la vuelta, hagamos algo’. Porque yo no hacía más que ir a la facultad y volver. Tampoco meestaba dando la posibilidad de conocer otras cosas y a desarrollarme en otros ámbitos.

Al primer lugar que fui fue al Club Alemán en Rosario, que hoy por hoy es mi segunda casa, y pregunté por el grupo de danzas. Y fui y desde ahí no me despegué nunca más.

Hoy soy parte del equipo de coordinación del grupo y para mí es un placer, me ha dado tanto en el alma que me genera mucho amor con el Club y el grupo en general.

—Tenés 29 años actualmente. ¿Hace mucho tiempo hacés teatro en Rosario?

—Sí, tengo 29 años y hace mucho que hago teatro en Rosario. Si mal no recuerdo en 2012 me inscribí a la Academia del Teatro Broadway para ver qué onda. Fui un par de meses y justo terminaba el año, así que al año siguiente veo la publicación de una compañía de teatro musical independiente y no sabía que eso existía. En la publicación decía que iban a hacer una audición y dije ‘yo voy’. Fui, me presenté, canté un tema de Hairspray y quedé para la obra. Pero justo yo arrancaba a trabajar en una consultora de recursos humanos que me coincidían los horarios y no pude participar. Y al año siguiente, que pude organizar mis horarios, volví a audicionar en la compañía y volví a quedar. Eso fue en 2014 e hicimos Frankenstein, el musical de un alma perdida y arrancó una vorágine. Ahí dije ‘esta es mi salsa, esta es mi esencia’, y me sentía tan cómodo. Soy una esponja que de todo y de todos aprende.

Hicimos después El fantasma de Canterville de Pepe Cibrián, donde tuve mi primer protagónico. Luego con otra compañía hice Drácula. Con RosMusical, que es la compañía independiente de teatro musical, la obra que hice y que para mí fue la gloria fue El Jorobado de París porque yo tuve la posibilidad de audicionar y quedar seleccionado para hacer Quasimodo en esta versión de Pepe Cibrián que es exquisita. Para mí ser Quasimodo fue todo, me emociona y no puedo creer que lo haya podido hacer de esa forma. La gente nos decía ‘no tienen nada que envidiarle a Buenos Aires, fue un ensamble hermoso’. Haciendo Drácula fue donde conocí a Julio Chianetta e hicimos miles de obras. La última fue Sueño de una noche de verano, obra de William Shakespeare, y fue un éxito como nunca sentí otro. La gente se reía tanto y la última función la pudimos hacer en el teatro La Comedia de Rosario y la gente aplaudía de principio a fin.

—¿Cómo fue tu formación en este campo?

—La formación es todo. Mi formación empezó en el Broadway, después pasó por RosMusical, por Julio y después por profes de canto. Actualmente estoy estudiando con César Spinelli, pero también cada cursito que había me gustaba ir. De hecho tengo pendiente la carrera de Actuación, que cuando tenga un tiempo la voy a hacer.

—¿Te presentaste en otros castings de La Voz de ediciones anteriores?

—Sí, me presenté por primera vez en una audición de La Voz en 2018 y ahí me encontré con el formato de audiciones previo que no es el que se ve en pantalla. Canté y me pidieron que interpretara algo más asociado a la música de (Frank) Sinatra y canté el final de A mi manera. Ahí no quedé y me presenté al año siguiente. Ya en esta segunda oportunidad éramos un montón en la fila que nos conocíamos de otros eventos y fuimos a divertirnos. En ese momento yo canté un tema de un musical y fui a cantar lo que yo tenía ganas. Me acuerdo que la jefa de coaches hizo un gesto como diciendo ‘ah mirá qué interesante’. Cuando pasé a cantar de nuevo interpreté Bohemian Rhapsody y continué con las siguientes instancias.

—Atendiendo a que la elección de repertorio es muy importante de acuerdo al jurado ¿Por qué elegiste la canción “Footloose” para la audición y no otra?

—Footloose a mí me cerró porque yo vengo del palo del musical, me gusta mucho el rock, es un registro que me

queda cómodo, me gusta el rock blues que juega ahí. Footloose viene de un musical y me parecía un punto a favor, es rockera, todo el mundo la conoce, y yo justamente había audicionado para el musical de Footloose en Buenos Aires, había pasado un par de instancias y yo dije ‘esto no es coincidencia’.

—¿Cómo encarás esta nueva etapa en el concurso de La Voz del país?

—Es un flash, trato de tomármelo con muchísima responsabilidad, es muy emocionante porque es increíble estar ahí adentro y estar tan cerca de personas conocidas y con tanta trayectoria. Más para quien es artista, porque si bien puede haber críticas de ellos hacia nosotros, es maravilloso que ellos te enseñen ‘mirá esto, este es tu punto fuerte, este es tu punto débil’.

—Tenés una personalidad muy histriónica y una presencia muy fuerte arriba del escenario ¿considerás que la actuación ha contribuido a todo eso?

—El teatro ha contribuido muchísimo a sentirme seguro a la hora de pararme arriba del escenario. Histriónico y divertido, así soy yo. Creo que a eso me lo dio el teatro, es decir, hacer los miles de shows, mis compañeros artistas y mi familia del arte. El teatro y mis compañeros ayudaron a construirme.

—Las exigencias en un certamen de estas características son muy altas. ¿Cuáles son tus expectativas y qué considerás que podrás fortalecer/aprender en este camino junto a Soledad?

—Mi expectativa en el concurso es ganar, pero no es un premio lo que estoy buscando. Yo creo que yo ya gané una vez que el programa salió al aire y el amor que yo estoy recibiendo en este momento. Creo que pocas veces en mi vida lo recibí, es decir, con esta magnitud nunca. Que mis sobrinos me llamen diciendo que les encantó lo que hice me emociona. Mis expectativas son ganar desde el lado del aprendizaje, el crecimiento, desde el amor, y ya gané un montón de amigos y a eso no te lo paga nadie. La Sole es increíble, yo la he visto muchas veces y los espectáculos que ella da te dejan embobado. Por muchos momentos te sube la energía allá arriba y después te canta una canción de cuna, tiene un gran manejo del escenario, es divertida, es histriónica, simpática, emotiva, tiene un manejo de la música de los matices a la hora de cantar y mucha técnica. Creo que por ahí puedo aprender y fortalecerme muchísimo.

UNO

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