“Sacrificar la verdad por el bien de la Republica de morondanga”, por Luis Edgardo Jakimchuk
En el territorio de la moral, la foto y los videos en Olivos es una falta grave que resiente la credibilidad de la palabra de Alberto Fernández. Es un hecho político comprometido que afrenta sin lugar a duda, la solidaridad de la comunidad frente a la pandemia. Esta falta moral, que el presidente pidió disculpas, la derecha lo utiliza para generar odio en una sociedad agotada y aburrida de ver como la clase política vacían de optimismo el ánimo de seguir creyendo en la política, comienza diciendo la nota de opinión enviada a 7Paginas.
Mauricio Macri, perverso, cínico e hipócrita
(lo definió así su hermano), cuestiona los valores morales del presidente,
justo el que la sinceridad y la palabra nunca ha figurado entre sus virtudes
políticas y las mentiras sus medios justificables. Es muy lamentable que el ex
presidente se haya transformado en un mero surtidor de disparates irracionales.
Situándonos en los dichos de Carrio, “defiendo
a Macri (miento) por el bien de la república”, sigue la lógica maquiavélica de
mentir fingir y falsear la realidad. Hannah Arendt y Alexandre Koyré,
observaban que la capacidad de mentir deliberadamente y sin límites en el
espacio político en las sociedades democráticas es copiada del fascismo y sostenida
por la comunicación. En efecto, esto es justamente lo que llevo a Cambiemos a
la gran estafa electoral del 2015.
Nunca se ha mentido tanto de una manera tan
descarada, sistemática y constante (se podría armar un PowerPoint de las
tantas) como en el gobierno macrista, siempre con la complicidad del poder
económico, la disposición de la tecnología (el troll jugó un rol central en las
inmoralidades del gobierno) y de Clarín, La Nación+Macri, Infobae, el grupo
América, radio Mitre, entre otros tantos.
A pesar del rotundo fracaso de Macri, la coalición neoliberal se mantuvo
cohesionada en gran medida por la mentira, la irracionalidad, el odio y la anti
política que veneran a cada instante haciendo huir la vergüenza, con la ayuda
del establishment. Nadie debe
confundirse y pensar que este episodio en Olivo, va a excusar y compensar las
mentiras e irracionalidad de JxC en su comportamiento inmoral permanente.
Desnudando la mentira como guion
electoral.
La construcción de una genuina alternativa
post macrismo de la coalición JxC, parece destinado a derrumbarse como Sísifo
cuando estaba a punto de llegar a la cumbre de la montaña cargando su pesada
piedra. ¿Por qué? porque tienen un gran problema con la verdad y se refleja
claramente en la disputa interna entre el PRO y UCR por el liderazgo de la
coalición.
El radicalismo quiere recuperar su ethos que
tiraron a la basura mutando en una fuerza de derecha conservadora y neoliberal,
mostrarse distante del proceso diacrónico del gobierno de Macri y cuestionan la
mentira como herramienta electoral, por supuesto lejos de Macri y sus mentiras.
Esto queda claro cuando vemos y escuchamos a Facundo Manes, Rubinstein, Tetaz,
Frigerio, Morales etc.
Elisa Carrió, elegida en una suerte de casting
celestial como “profeta”, alimentada con niveles metafísicos descomunal y
brotes místicos rayano con lo alucinante y, Patricia Bullrrich, apasionada por
la mentira dedicando tiempo y energía en cantidades asombrosas para degradar la
calidad del debate público, le saltaron a la yugular a los dirigentes de su
coalición que están admitiendo las mentiras pasadas: “debemos terminar que en
Juntos por el Cambio se siga mintiendo. Presentaremos un código de ética con
diez medidas, indicando que no haya que mentir”. Es un ideal inédito querer
conciliar el ejercicio de la política y la verdad, precisamente porque no está
en el ADN de JxC la verdad ni la prudencia como virtud moral.
La Política es de sentido común y si éste es
común, es porque es de todos. Solo donde impera el sentido común se puede
avanzar en políticas que permitan una economía que tenga rostro humano. El
panorama político del país hoy lamentablemente no idealiza lo que la sociedad
piensa de cómo debe intervenir la política en la realidad económica para
transformarla.
Lamentablemente Juntos por el Cambio no
plantea nada nuevo solo que si ganan van hacer “lo mismo pero más rápido”,
propone el vocero económico de JxC, M.Tetaz y esto es el reflejo de lo que paso
en los cuatro años macrista : una devaluación del 500%; una inflación de 295%,
récord desde la hiperinflación; tuvimos el mayor déficit de divisas de la
historia con US$ 30.000 millones en el 2017; la deuda creció a US$ 21.000
millones por año y la economía cayó tres de los cuatro años que duró aquel
gobierno. Y las más de 50 variables económicas y sociales que sufrieron un
marcado deterioro profundizando el desempleo, la pobreza, la indigencia y la
destrucción del empleo, que ya no se puede resolver con planes del Estado. Si
no se reflexiona sobre las causas que llevaron al momento actual, si no
aplicamos inmediatamente políticas tendientes a superarlas y si seguimos
tratando de sobrevivir a la deriva, difícilmente tendremos un futuro después de
la pandemia.
Por esta razón el próximo 12 de setiembre se
puede empezar a visibilizar un Estado más justo o seguir con un sistema
dominado por una oligarquía racista y estigmatizadora que lucran con la
pobreza. Es el momento que la gente exija con claridad a los candidatos, que
digan que políticas concretas desde lo micro a lo macro ayudara a un modelo de
desarrollo inclusivo y no recursos discursivos de una oposición desflecada como
“una vuelta al pasado y al populismo, o vamos hacia Venezuela”. De hecho, el
rotulo populista se le viene asignando a cualquiera que ose criticar los
postulados de las oligarquías económico-financieras. En realidad, lo que
quieren es aprovecharse de la “memoria de pez” a la hora de juzgar los
desastres de sus políticas aplicadas.
Necesitamos un parlamento que construya
legislaciones realmente para la gente y que introduzca cambios sustanciales al
rumbo del país. La diferencia de modelos entre oficialismo y oposición es
notoria. El gobierno tiene muy claro que las medidas a tomar implican enfrentar
a los monopolios y a los defensores del modelo agroexportador sugerido por los
centros del poder económico, que sin duda es funcional a seguir endeudados y
mayor miseria para el pueblo. JxC solo demagogia hablando en defensa de “la
gente”. Sin embargo, su verdadera preocupación es la de garantizar que las
ganancias de los grandes empresarios no se vean perjudicadas por ningún motivo.
No hay otra solución para un problema político
que la búsqueda de una respuesta política. Ahora bien, esa respuesta está en el
Parlamento.
No tener en cuenta el pasado y no exigir un mínimo de coherencia, hace mucho daño a la vida colectiva.
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