“Pesimismo extremo”: encuestadores advierten que las expectativas están en un piso histórico


Según las últimas mediciones, cifras similares se remontan a 2001.

Tras la crisis política que desató la salida de Martín Guzmán del Gobierno, la inestabilidad cambiaria reinante hace semanas y la escalada inflacionaria, las expectativas económicas y el “humor social” están, según señalan las encuetas, en el peor momento de los últimos 20 años. TN dialogó con Lucas Romero, de Synopsis, y Bautista Gutiérrez Guerra, de Poliarquía, para analizar diferencias y semejanzas entre la situación actual y el 2001.

Para medir el “humor social”, Poliarquía desarrolló el Índice de Optimismo Ciudadano, que pondera opiniones de los encuestados a partir de tres dimensiones: evaluación de la situación actual, retrospectiva respecto de un año atrás, y prospectiva en relación al próximo año.

El Índice se mueve en una escala que va de -300 a +300 puntos. La última medición registró un valor de -142, es decir, niveles de “pesimismo extremo”, con una caída del 22% intermensual y del 33% interanual. Se trata del peor registro desde el inicio de la medición, en el 2007.

“Este Gobierno está batiendo un doble récord. Tuvo el pico más alto de evaluaciones positivas, al inicio de la pandemia, y está camino a tener el pico más alto de evaluaciones negativas de los últimos 15 años. Todo en un año y medio”, señala Bautista Gutiérrez Guerra, analista senior de Poliarquía.

La consultora Synopsis publicó esta semana su última medición, que arrojó números negativos récord en numerosas variables: el desempeño del Gobierno de Alberto Fernández tuvo una valoración negativa del 75,8; la valoración personal negativa del Presidente llegó al pico de 73,9%, y el 69,7% de los encuestados consideró que la situación económica del país estará peor en un año, mientras que solo el 14,9% cree que podría mejorar.

Como dato destacado, la consultora realizó la siguiente pregunta: “¿En qué medida cree Ud. que el presidente está en control de la situación del país?”. El 77,9% consideró que Alberto Fernández tiene poco control o nada de control. “La opinión pública percibe falta de control del rumbo, ya ni siquiera es una cuestión sobre si el rumbo es equivocado. Es el control de la nave”, advierte Lucas Romero, director de Synopsis.

La medición de Synopsis fue realizada entre el 8 y 11 de julio, una semana después de la renuncia de Martín Guzmán y la asunción de Silvina Batakis, en un clima de inestabilidad cambiaria, pero antes de la disparada fuerte del dólar que se dio en esta última semana.

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“El escenario ya es dramático. Si la expectativa positiva bajara del 14,9% al 5%, no cambiaría demasiado el conjunto general de los datos. A esta altura, las expectativas positivas tiene que ver con un posicionamiento político, un deseo, lo que ‘querrían que suceda’, más que expectativas reales de mejora”, advierte Romero.

Se trata de los peores resultados desde el inicio de la medición, en el 2016. Sin embargo, Romero advierte que habría que remontarse al 2001 para encontrar una situación similar.

Diferencias y semejanzas con 2001

Pese a que la elaboración de Índice de Optimismo Ciudadano comenzó en el 2007, Poliarquía realiza mediciones de otras variables desde el 2002.

“Están dando el peor momento en términos de humor social de los últimos 20 años. Incluido el Gobierno de Mauricio Macri, porque los últimos dos años de Macri fueron muy negativos en términos de humor social. Lo que estamos viendo ahora lo supera. La gente está muy apesadumbrada. El pesimismo es cada vez más palpable. Y cada mes que pasa, en nuestras encuestas vemos que empeora”, señala Bautista Gutiérrez Guerra.

Pese a las semejanzas, tanto en Poliarquía como en Synopsis, encuentran diferencias con el 2001.

“La situación económica era diferente. En el 2001 había deflación. Ahora, hay contención social. Tiene que ver con los vínculos, aunque cada vez más endebles, que tiene este Gobierno y el peronismo con algunos sectores fundamentales en el control de la calle: movimientos sociales y sindicatos, la CGT”, agrega Gutiérrez Guerra.

Lucas Romero afirma que no existe, por ahora, un clima de “que se vayan todos” y eso tendría explicación en la tan mentada “grieta”.

“Buena parte de los que están enojados, los más enojados, es gente que está viendo que, en diciembre del 2023 o antes si ocurre un escenario disruptivo, va a haber un cambio de gobierno. Y eso funciona como un factor catalizador. El hecho de que estén haciendo mal las cosas le asegura al enojado que en el 2023 hay cambio de gobierno y eso neutralizaría un ‘que se vayan todos’”, afirma el director de Synopsis.

“En el 2001 lo que tenías es que los que se enojaron eran los propios votantes de la Alianza y en el peronismo no se había dado un proceso de renovación de lo que había sido el menemismo. Estaban desconfiguradas las identidades políticas. Ahora están constituidas las identidades políticas: el kirchnerista sigue siendo kirchnerista a pesar de esto, y el macrista o votante de Juntos por el Cambio, también”, agrega.

Gutiérrez Guerra coincide: “Hay identidades políticas que siguen estando más o menos instaladas, más o menos consolidadas, antagónicas, que no están disueltas. Ese vínculo entre esos espacios políticos y sectores del electorado no se ha roto todavía”, concluye.

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