La edil Laner aclaró que la ordenanza que prohíbe a los "trapitos" no afecta a los artistas callejeros de Concordia


En los últimos días y tras la aprobación de la Ordenanza que no permite la presencia de “trapitos” en las calles de Concordia, desde algunos sectores manifestaron su rechazo o disconformidad con la norma.

En diálogo con medios de la ciudad, la concejal Carola Laner, de Juntos por el Cambio, autora del proyecto, reafirmó su defensa a la ordenanza, expresando que “esta es una iniciativa que parte de una decisión legislativa, acompañada de una fuerte decisión política del Ejecutivo, que responde al reclamo de diferentes sectores, como ser turístico, comercios, ciudadanos e instituciones, que venían expresando la preocupación sobre la proliferación de los llamados trapitos en las calles de nuestra ciudad. Esa preocupación constantemente era transmitida, a quienes tenemos diferentes responsabilidades institucionales”.

Tal es así, que conforme al paso del tiempo, “estas prácticas se han transformado en algo regular en distintas zonas de nuestra ciudad, siendo claro y evidente el aumento de los espacios públicos abarcados por quienes ejercen la actividad, y buscan obtener algún dinero a cambio de un servicio que en la práctica no es tal” remarcó Laner.

En la actualidad se ha vuelto normal “que en el micro y en el macro centro convivan ambos sistemas, cuidacoches y el estacionamiento medido, imponiendo muchas veces al ciudadano una doble obligación económica”.

Trabajo conjunto

Laner destacó que en esta iniciativa “primó no solo el trabajo conjunto, sino el respeto, el diálogo y una profunda voluntad de consenso, para poder lograr un proyecto unificado. No es menos importante destacar el rol y la apertura que tuvieron ambos bloques en el Concejo Deliberante, donde primó la voluntad de consenso por sobre las posturas encontradas. Eso hizo que hoy no estemos hablando de un proyecto sino de una norma”.

Cuando se pensó en este proyecto, “siempre se lo diagramó desde un plan integral, que no solo contemple la prohibición, sino el abordaje social.

Cuando hacemos referencia a un proyecto integral, es porque no solo pensamos en la prohibición y en la parte meramente punitiva, también se contempla una propuesta de contención social alternativa, donde desde Desarrollo Social se avanzó en un censo, que tienen el objetivo identificar de forma individual , las diferentes realidades, para posteriormente atender los diferentes casos de vulnerabilidad, y así poder abordar cada situación puntual y poder avanzar en posibles soluciones integrales, junto a las diferentes áreas municipales”.

En este tema “es necesario hacer un profundo trabajo de inclusión, dejarlos en la calle rehén de las vulnerabilidades sociales más crueles, no era una opción, ni mirar para otro lado tampoco”.

“Necesitamos un Estado que le brinde oportunidades a aquellas personas que no la han tenido, y que cuenten con el respaldo institucional para acompañarlos a afrontar una mejor vida y una realidad distinta” recalcó la concejal Laner.

Veto

Consultada sobre la polémica que generó la norma y la protesta del MTE y artistas callejeros y sobre la versión de un posible veto a la ordenanza, Laner dejó claro que sabían que era un proyecto controvertido, que generaría polémica y resistencia, como toda iniciativa que busca una solución de fondo a una problemática que se fue profundizando. Es necesario un estado presente que garantice normas básicas de convivencia. Esta normativa persigue una doble protección, y es una herramienta de amparo para quienes transitan por las calles y se encuentran con los “trapitos” como “dueños del espacio público”, y para los mismos cuidacoches quienes muchos de ellos cargan historias de pobreza extrema y vulnerabilidad, sin contención alguna.

Puntualmente sobre las protestas y las presiones del (MTE y los artistas callejeros) Laner dejo claro que “creo en el valor democrático de la libertad de expresión y de las diferentes modalidades de reclamos” pero a su vez sostuvo “yo desconfió de los que se arrogan la representación del monopolio de la calle, y los que se creen los únicos defensores de los más vulnerables”.

Históricamente distintos movimientos adoptaron formas de reclamo y movilización como factor de presión, “y la mayoría de los gobiernos cedieron ante esa presión a cambio de algo, como la moneda de cambio para controlar el descontento y desarticular temporalmente las protestas. Y la realidad es que lejos de adoptar políticas públicas que permitieran revertir la situación, profundizaron la exclusión”.

“Creo que hay presión y resistencia ante esta normativa, por el MTE que siempre se adjudica la representación de la calle y la de los sectores populares. Y yo sinceramente dudo si los representa a todos los trapitos. Nunca los vi conteniéndolos”.

Artistas callejeros

Y sobre el reclamo de los artistas callejeros, Laner indicó que “el segundo artículo de la Ordenanza es absolutamente claro, y la prohibición alcanza únicamente, el desarrollo de toda actividad de malabarismo que se realice con elementos que puedan generar perjuicio y/ o peligro para los propios artistas y/o transeúntes. Entiéndase por elementos de peligro / fuego, armas, armas blancas, espadas, palos de gran magnitud y todo aquel que utilizado sin los medios de seguridad pertinente puedan generar un daño”.

Los artistas callejeros “no están alcanzados por esta normativa, así que lejos está de tener algún prejuicio o pretender limitar la expresión artística, ni la libertad de los artistas que mucho aportan a la cultura de las comunidades”.

“Creemos en la libertad con responsabilidad, por eso la prohibición alcanza únicamente, a quienes realicen la actividad con elementos que puedan generar perjuicio y/ o peligro para los propios artistas y terceros”.

Por último y sobre la posibilidad de un veto a la normativa, Laner dijo: “No creo en la posibilidad de un veto, esta norma parte de una decisión legislativa, acompañada de una fuerte decisión política del Ejecutivo, entendiendo que era necesario establecer un marco normativo, que permitiera regularizar una situación compleja.

Cuando uno toma una decisión política, y encara una normativa tiene que tener argumentos para defenderla y coraje para sostenerla”.

Sin dejar de reconocer que toda normativa es perfectible, y con el paso del tiempo y según su funcionamiento es mejorable “pero de ninguna manera se deja sin efecto una norma por resistencia o presión o coacción de algún movimiento en particular”.

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