Columna de opinión de Gracia Jaroslavsky: “Bordet, un hombre que pudo y no arriesgó”
Bajo ese título la presidenta del bloque UCR y del Interbloque Juntos por Entre Ríos hizo un análisis de las dos gestiones de Gustavo Bordet. “Tuvo legitimidad, respaldo político de propios, respeto de la oposición y alta consideración social, un capital que le hubiese permitido transformar la provincia, pero no tomó riesgos, no tuvo la chispa divina de los estadistas que quedan en la historia”
“Bordet dio su último discurso ante la Asamblea Legislativa.
Ocho años de gestión y un final sin tregua, tal lo prevé la Constitución
entrerriana en su artículo 161: “El gobernador y vicegobernador podrán ser
reelectos o sucederse recíprocamente SOLAMENTE por un período en forma
consecutiva o alternada”.
Por esta razón Bordet está escribiendo el final de una época
que lo tuvo como protagonista excluyente, con legitimidad, con respaldo
político de los propios, respeto de la oposición y alta consideración social.
Todo ese capital que le fue dado y que le hubiese permitido
sin lugar a duda transformar la provincia de Entre Ríos, lo diluyó en la
intrascendencia, no tomó riesgos, no tuvo la chispa divina de los estadistas
que quedan en la historia.
Un hombre a mi juicio con muchos méritos personales,
componedor, empático, paciente, correcto, prolijo.
Esas características marcaron una gestión sin sobresaltos,
pero tibia, anestesiada. A mi juicio, lo lamentable es que perdimos una gran
oportunidad, no es fácil tener condiciones favorables y el poder para cambiar
la historia durante dos períodos de gobierno.
Considero que este gobierno tuvo un solo hito
revolucionario: la Ley de Paridad Integral. Bordet habilitó el proceso, lo dejó
ser, pero en realidad los consensos y los debates fueron liderados por la
vicegobernadora Laura Stratta. Ella y el coraje de todas las mujeres que
participamos lograron revertir el camino y transformar esa quimera en realidad.
Bordet pudo haber reformado el Estado, pudo haber saneado el
sistema previsional, transformado al Iosper, pudo refundar la educación
pública, que hoy está lejos de ser la educación moderna que deberíamos tener.
Pudo pasar a la historia como un grande, no quiso, no tuvo
el coraje necesario, se perdió en las telarañas de un kirchnerismo decadente
que se dedicó a crear enemigos y a inventar realidades paralelas.
Como pocos, él tuvo en sus manos una posibilidad que dejó
escurrir como agua entre los dedos.
Ahora se abre un proceso nuevo con otros protagonistas que
tendrán a su cargo tareas fundacionales.
La educación es el gran desafío. No tenemos destino si no
generamos otra conciencia, otro saber, si no ponemos el foco en la formación
ética y científica, si no valoramos el esfuerzo y el mérito. Llevará tiempo que
estas generaciones se hagan cargo del destino de nuestros pueblos, pero hay que
iniciar el camino, es la única manera que ese día llegue.
Otro de los desafíos es sortear el gravísimo problema de la
corrupción a través de la transparencia de la cosa pública, combatir la
inseguridad y la perversión que nace del narcotráfico, que no solo está en
Rosario, está infiltrado en los entramados sociales de gran parte del país, y
nuestro territorio -por sus condiciones geográficas- es muy vulnerable y está
desprotegido.
Hay que recuperar las condiciones para trabajar y producir
con normas claras y seguridad jurídica. Parece una broma que tengamos que
aplaudir que finalmente se entienda la necesidad de retirar de las boletas de
luz los impuestos provinciales. Así de atrasados en el camino del desarrollo
estamos.
Así de atrasados en la salud pública estamos cuando ni
siquiera tenemos en red los hospitales públicos, cuando en localidades como
Victoria no tenemos un quirófano desde hace años, así de lejos estamos.
Así de lejos estamos que los caminos de la producción los
arreglan los mismos productores cuándo y cómo pueden, la red está destruida y a
pesar de ello los entrerrianos, increíblemente fuertes y corsarios, siguen
trabajando y produciendo.
Estamos en la misma línea de largada que hace muchos años,
solo que más pobres intelectual y económicamente hablando, y lo peor, mucho
menos virtuosos. Costará recuperar la ética de la palabra y la conducta.
La ventaja es que la vara está muy baja, esperemos subir
rápido esta cuesta que asoma en un año difícil y sinuoso”.
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