El dueño de un campo fue imputado por esclavizar a un peón: le pagaba 1.500 pesos por mes
La denuncia de un delegado del sindicato Uatre en la línea 145 –de denuncia de casos de Trata– derivó en una investigación y la imputación al dueño de un campo de Tabossi (departamento Paraná), donde se localizó a un hombre de 58 años, analfabeto, que vivía y trabajaba en condiciones deplorables: dormía en un precario rancho con silo bolsas, le pagaba 1.500 pesos por mes, pasaba hambre y le retenía el DNI.
La Cámara Federal de Apelaciones de Paraná confirmó que
Natalio Rogelio Brondi debe ser procesado por el delito de Trata laboral
agravado.
Según se observa en la causa, todo comenzó a fines de mayo
de 2020, cuando el delegado de peones de campo de la Unión de Trabajadores
Rurales y Estibadores, Roberto Antonio Planes, llamó al 145 y denunció la
situación de explotación de un hombre en el campo de Tabossi.
La Fiscalía Federal de Paraná abrió la investigación y
solicitó tareas a Gendarmería Nacional, que lograron determinar que el predio
pertenece a Brondi e identificaron a la víctima, Tránsito R. G., oriundo de
Viale. Los agentes señalaron las condiciones de precariedad del inmueble donde
se alojaba la presunta víctima y en una pequeña entrevista con él supieron que
vivía en ese lugar desde hace aproximadamente 11 años, que realiza tareas como
peón y cuidador de la propiedad, por las cuales percibía 1.500 pesos por mes,
su único ingreso que se le terminaba rápidamente y que pasa varios días sin
comer. Tránsito expresó que en varias oportunidades Brondi le retuvo su DNI,
después se lo devolvía, pero nunca supo con qué propósito.
El 9 de julio de 2020 se procedió al allanamiento y rescate,
con profesionales del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a Personas
Damnificadas por el delito de Trata.
Un mes después, Tránsito declaró en cámara gesell ante una
psicóloga del Programa. Contó su historia personal y relató lo que vivió en los
últimos años en ese campo.
Brondi fue indagado e imputado por “haber acogido al señor
Transito R.G., aprovechándose de su vulnerabilidad circunstancial (por su
situación de analfabetismo) para trabajar en el campo, ubicado en la zona rural
de la localidad de Tabossi, Departamento Paraná, le ofreció alojamiento a la
víctima, donde este vivió al menos desde el año 2015 hasta el día de su
rescate, el cual constaba de una habitación muy precaria, en malas condiciones
de habitabilidad, sin ducha para higienizarse, ni cocina-comedor,
circunstancias que hacían indigna su ocupación. Además, el encartado le pagaba
un sueldo muy por debajo del mínimo legal, por labores que realizaba, de
jornada completa, cuidando animales y el establecimiento agropecuario”.
El juez federal Leandro Ríos lo procesó por Trata de
personas con fines de explotación laboral, bajo la modalidad de acogimiento,
doblemente agravado por haber mediado aprovechamiento de la condición de
vulnerabilidad y por encontrarse consumado. El mismo tiene una pena de ocho a
12 años de prisión efectiva.
Apelación
La resolución fue apelada por el abogado defensor, Rubén
Pagliotto, quien entre otras cosas argumentó que no hubo por parte de Brondi un
acto de trata de persona y que, a lo sumo, si se quisiera hipotetizar, podría
existir un conflicto de índole laboral. Aseveró que la supuesta víctima no
utilizaba los dormitorios del campo por propia decisión y que prefería hacerlo
en una modesta casilla a metros de la vivienda familiar.
Asimismo, el abogado agregó que el dueño del campo le
proveía a Tránsito todo tipo de alimentos menos alcohol. Adujo que el
trabajador encontró una solución habitacional por un tiempo, que se extendió hasta
el desafortunado desenlace, y que los Brondi al alojarlo realizaron con él un
acto solidario.
En este sentido, aseguró que Tránsito era un hombre que no
calificaba para ser peón rural ya que no sabía manejar vehículos, maquinarias
rurales y ni siquiera sabía montar caballos, ni otros trabajos mínimos que
cualquier trabajador rural sabe hacer. Y que se manejaba en una bicicleta
provista por la propia familia Brondi, con la cual entraba y salía sin límites
del campo.
El fiscal Ricardo Álvarez valoró las pruebas de la
investigación, las cuales aseguró que han permitido abonar la idea que Brondi
tenía pleno conocimiento y aceptaba que la víctima se alojara en las
paupérrimas condiciones de supervivencia detectadas en su propiedad rural.
Pidió confirmar el procesamiento, aunque sostuvo que se debe profundizar la
investigación con testigos, como los familiares de la víctima.
Triste y deteriorado
Los camaristas Cintia Graciela Gómez, Beatriz Estela
Aranguren y Mateo José Busaniche, resolvieron confirmar el procesamiento. En la
sentencia del pasado jueves, citaron informes y testimonios elocuentes de la
situación en que vivía la víctima, de los cuales “se desprende que la situación
de trabajo era de suma precariedad, con jornadas laborales extensas –de lunes a
lunes sin horario fijo–; y que habría sido el imputado Brondi quien le ofreció
el trabajo, traslado y acogimiento y lo mantuvo en situación indigna de
habitación en su campo, sin condiciones sanitarias adecuadas, adeudando
remanentes salariales, sin contrato o registro laboral alguno, descontando
montos por alimentos, entre otras circunstancias”.
El informe del Programa Nacional de Rescate fue contundente
al señalar que “los hechos vivenciados por el señor G. a lo largo de su vida,
sus carencias, su gran vulnerabilidad y los escasos recursos simbólicos con los
que contaría, habrían permitido la naturalización de muchos de los supuestos
narrados por él y consecuentemente un aprovechamiento manifiesto por parte Sr.
Brondi. Un elemento claro de lo mencionado quedaría reflejado el hecho de haber
percibido durante 12 años una suma de dinero que se habría vuelto, desde hace
años, desproporcionada para la jornada que cumpliría”.
Asimismo, refirió la falta de atención médica, ya que la
víctima no contaba con cobertura de salud y de su relato se destaca que hacía
muchos años no se realizaba estudios médicos.
La descripción del lugar donde dormía el hombre también
resultó dramática: “En cuanto a las condiciones de habitabilidad en la que se
encontró el Sr. G. durante estos años serían muy precarias y distarían de ser
dignas para cualquier trabajador, con techos inadecuados y espacios reducidos
que lo dejarían expuesto a las inclemencias del tiempo, dada la existencia de
agujeros y falta de ventanas, sin olvidar la presencia de otras condiciones
inseguras. Existiendo sin embargo en el predio una construcción, desocupada y
con todos los servicios, el Sr. Brondi limitaría su uso a determinados
sectores, dejando a G. en un estado de vulnerabilidad mayor que el que se
encontraba antes de ingresar el campo”.
Señalaron que el dueño del campo iba cada 10 días,
controlaba y se iba.
Un testigo civil del allanamiento contó que Tránsito “se
encontraba en una vivienda, muy precaria, la cual no tenía ni los elementos
necesarios para vivir, toda rota, con un plástico de silo bolsa que la cubría
para que no se lloviera, piso de tierra y no tenía baño”. Recordó que el peón “manifestó
que lo había puesto el dueño del campo, al cual le decía el ‘Nono Brondi’, para
cuidado del mismo y de otras casas que había allí, las cuales eran
supuestamente de uso del dueño del campo. Decía que sólo le pagaba 1500 pesos,
que no tenía para comer, por lo cual debía cazar para alimentarse. Las
condiciones físicas de esta persona eran muy malas, estaba flaco, deteriorado y
en el momento de la entrevista lloraba”.
También fue crudo el testimonio del gendarme que investigó
el caso:
“Recuerdo que señor G. nos manifestó que en un momento su
patrón le retuvo su DNI, y que cada vez que le solicitaba alimentos a su patrón
porque no tenía para comer, este se molestaba mucho… continuamente decía que
tenía miedo de su patrón por lo que nos solicitó si nos podíamos ir. Se lo
notaba muy triste, recuerdo que decía que se quería ir de allí, pero que no
tenía donde ir, en su aspecto físico se lo veía deteriorado”.
Fuente: UNO Entre Ríos
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